Sat¨¢n no descansa
La demolici¨®n de La Pagoda, de Fisac, muestra una tendencia clara hacia el vandalismo. No nos encontramos todav¨ªa frente a unas autoridades urban¨ªsticas definitivamente mort¨ªferas, pero su inclinaci¨®n natural es la barbarie.Como el lector habr¨¢ advertido, hemos elegido para comentar el suceso un tono pol¨ªticamente correcto, que resultar¨ªa muy dif¨ªcil de mantener si incluy¨¦ramos esta demolici¨®n en la contabilidad general de los t¨²neles, las esculturas, las plazas, el aeropuerto o la persecuci¨®n de rumanos a caballo, por citar s¨®lo algunas haza?as de los pol¨ªticos locales. Pero estamos a punto de irnos de vacaciones y es preferible despedirse en un tono moderado. El Opus Dei, cuya presencia secreta tanto se percibe en las grandes decisiones pol¨ªticas o econ¨®micas del entorno, est¨¢ detr¨¢s, seg¨²n Fisac, de esta actuaci¨®n demoledora. No podemos saberlo, pero es interesante observar la paranoia del arquitecto respecto a la Obra, tan com¨²n en quienes logran escapar a las redes de las sectas destructivas.
Y es en operaciones de este tipo, en fin, donde el PP municipal y auton¨®mico no hace otra cosa que perder agua. Ruiz-Gallard¨®n lo intenta remediar, pero el hombre manda a sus naves a luchar contra las dicotom¨ªas y se encuentra con que el enemigo real era el absurdo. Por cierto, que en una atm¨®sfera tan turbia, la adscripci¨®n de la Consejer¨ªa de Cultura a Alicia Moreno, a la que le falt¨® tiempo para declararse de izquierdas, se convierte, en vez de en una cosa saludable, en un espect¨¢culo grotesco, sobre todo si coincide con la cruel agresi¨®n profesional de que estaba siendo v¨ªctima por esos mismos d¨ªas Jos¨¦ Carlos Plaza. "No quiero que el ministerio se llene de rojos", dicen que dijo el secretario de Estado, o lo que sea. Y ese deseo, mira por donde, ven¨ªa a coincidir en el tiempo con el de que la ciudad no se llenara de fisacs, ni los descampados de rumanos. La confusi¨®n es tal que cuando Alicia Moreno habl¨® para este peri¨®dico de su signo del zodiaco, Escorpio, se crey¨® que se refer¨ªa al coche oficial de los consejeros, el Ford Scorpio. He ah¨ª una peque?a muestra local de la torre de Babel en la que los esfuerzos de Gallard¨®n para que su partido parezca de centro no hacen sino confundir m¨¢s a la gente.
Dec¨ªa esta misma semana Piqu¨¦ en El Escorial que Catalu?a era el agujero negro del PP porque all¨ª es percibido como un partido de extrema derecha. ?sa es tambi¨¦n la tendencia entre nosotros. A lo mejor nos estamos volviendo un poco catalanes al comparar el urbanismo de Barcelona con el nuestro, el ruido de Barcelona con el nuestro, las calles, en fin, de Barcelona con las nuestras. Lo curioso es que Ruiz-Gallard¨®n, empe?ado aparentemente en sacar a su partido del agujero oscuro, no est¨¢ bien visto por Ferraz. As¨ª las cosas, no sabemos si sus actuaciones provienen del c¨¢lculo mercantil o de la convicci¨®n moral. Ni siquiera sabemos si sus decisiones son fruto de la sensatez o del extrav¨ªo. Los ling¨¹istas, creo, suelen decir que no basta con que una cosa sea cierta para resultar eficaz; debe, adem¨¢s, formar parte de una cadena significativa de sucesos. Cuando la verdad se produce fuera de esa cadena, sin contexto, no sirve para nada. M¨¢s que eso: resulta un disparate. Y dentro ya del disparate es muy f¨¢cil confundir un escorpi¨®n con un Scorpio o un aeropuerto con un campo de concentraci¨®n.
Quedamos, pues, en que la tendencia del PP local, ejemplificada en la demolici¨®n del edificio de Fisac y otros arrebatos, es la barbarie, impulsada o no por el Opus. La verdad es que no necesitan al Opus para nada. La Obra les proporcion¨® en su d¨ªa la coartada moral para gobernar sin votos, pero desde que descubrieron la est¨¦tica ya s¨®lo quieren coartadas est¨¦ticas. Lo malo es que la est¨¦tica son las violeteras, las plazas, los t¨²neles y dem¨¢s esputos art¨ªsticos que van dejando por donde caminan. Publicaba el otro d¨ªa en estas mismas p¨¢ginas Ricardo Aroca un excelente art¨ªculo sobre la evoluci¨®n de la plaza de Olavide, convertida, al fin, en lo que es, "un techo de aparcamiento", y se daba uno cuenta con claridad atroz de que la tendencia, como dec¨ªamos, es la barbarie. Cabr¨ªa pensar que ?lvarez del Manzano ha sido captado por una secta sat¨¢nica que le obliga a construir aparcamientos y t¨²neles oscuros para que more en ellos el diablo. Quiz¨¢ lo de Fisac, al atribuir al Opus la demolici¨®n de su edificio, no fuera tanto un rasgo paranoico como una informaci¨®n contrastada. Quienes permanecen mucho tiempo en las sectas destructivas saben de qu¨¦ hablan y ¨¦l permaneci¨® desde el 36 al 55. Sat¨¢n no descansa. Nosotros, por fortuna, s¨ª. Feliz verano.
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