Renace una senda real

Un pu?ado de ecologistas madrile?os tuvo recientemente un sue?o. El sue?o era casi, casi, una quimera. Consist¨ªa en rehacer, hoy, un sendero real que durante siglos uni¨® el coraz¨®n de la Villa con la sierra de Guadarrama. Esa senda hab¨ªa sido realidad viva a partir del a?o de gracia de 1390, reinando en Castilla a la saz¨®n el monarca Juan I. Miles de andariegos la surcaron gozosamente desde entonces, durante varios siglos. A su paso, les cab¨ªa contemplar los dones que la naturaleza sembr¨® en los contornos de Madrid, tapizados entonces por masas de ¨¢rboles de mil especies distintas, abrigo de animales del bosque, surcados adem¨¢s por regatos de cristalinas aguas, repletas de peces plateados.Pero, con el correr de los siglos, el despliegue desordenado y contranatural de Madrid desdibuj¨® la senda y la convirti¨® en un mero sue?o. Sus lindes quedaron borradas. Sus mojones, destruidos. La tierra de su cauce, enlodada o dispersa. S¨®lo qued¨®, en los anales, la memoria de aquel camino real, que hoy Ecologistas en Acci¨®n va a recuperar y se apresta a reabrir. Pese al avance inexorable del cemento, que asfixia el suelo de Madrid y sus alrededores, nada arredr¨® a este pu?ado de amantes de la naturaleza. Se conjur¨® para reabrir la senda de nuevo. Y se aplic¨® a la tarea. Hoy est¨¢ ya a punto de conseguirlo.

Los ecologistas madrile?os, capitaneados por el veterano F¨¦lix S¨¢nchez, consultaron planos y trazados. Visitaron archivos. Espigaron anales y cronicones. Hablaron con ancianos sabedores del antiguo itinerario y decidieron poner en marcha su proyecto para hacer realidad, otra vez, aquel camino enso?ado.

Tras cotejar sus hallazgos, reconstruyeron su discurrir: monarcas, labriegos y cazadores iniciaban la senda desde lo que hoy ser¨ªa el Campo del Moro, al pie del viejo alc¨¢zar ¨¢rabe que coronaba seis siglos atr¨¢s la peque?a villa. Descend¨ªan luego hacia la vera del r¨ªo y prosegu¨ªan despu¨¦s Manzanares arriba, por los contornos del hoy paseo de la Florida. Cruzado el puente de los Franceses, enfilaban la Puerta de Hierro -un moj¨®n del siglo XVIII recuerda a¨²n hoy el camino- y, por Somontes, una vez en Mingorrubio, se adentraban hacia Tres Cantos y El Goloso. De all¨ª continuaba hacia Colmenar y, desde el alto colmenare?o, acced¨ªa a Manzanares el Real, bajo la falda del Guadarrama.

Reconstruir hoy la senda real, para andarines y ciclistas, s¨®lo cuesta el precio de dos pasarelas sobre el nudo de Puerta de Hierro, apenas unos camiones de arena y se?ales para marcar su trayecto. El Ministerio de Fomento ha dado su acuerdo, dice Juan Garc¨ªa, comentor del proyecto. Pronto, dice, podr¨¢n ser surcados, en dos jornadas, sus 44 kil¨®metros de naturaleza.