La convivencia amenazada FRANCESC BOLD? I MART?NEZ
?Llevar¨ªa a su hijo a un colegio con alumnos "problem¨¢ticos" si puede llevarlo a otro donde no hay ninguno as¨ª? ?Procurar¨ªa llevarlo al colegio del barrio con menos alumnos "conflictivos"? ?Cree que todos los alumnos "con problemas" habr¨ªan de estar separados de los dem¨¢s en un aula especial (UAC)? ?Le parecer¨ªa bien que se les pudiese expulsar 40 d¨ªas sin necesidad de concluir un expediente sancionador? ?Cree que los alumnos "m¨¢s conflictivos" deber¨ªan estar recluidos en centros especiales? Supongamos, de otra parte, que usted tiene un hijo de doce, trece o catorce a?os con alg¨²n que otro comportamiento "conflictivo". ?Le parecer¨ªa justo que se le obligase a ir a unos determinados centros junto con otros alumnos "problem¨¢ticos"? ?C¨®mo repercutir¨ªa esto en el desarrollo educativo de su hijo? ?Y en su futuro comportamiento social? Ante estas preguntas que afectan a la actual "selectividad escolar" cabe afirmar tres cuestiones fundamentales. En primer lugar, que todos los alumnos "problem¨¢ticos" deber¨ªan estar repartidos en "todos" los centros de su respectiva zona escolar -con el fin de evitar guetos de marginaci¨®n-. En segundo lugar, que hay que cambiar lo que actualmente se hace en los colegios -el curr¨ªculo-, ya que ¨¦ste no s¨®lo no funciona con los alumnos "m¨¢s problem¨¢ticos", sino tampoco con un importante sector de los "no problem¨¢ticos". En tercer lugar, que es necesario acometer simult¨¢neamente profundas reformas en ¨¢mbitos tan diversos como el ideol¨®gico (actitudes no discriminatorias), el laboral (reorganizaci¨®n de las actividades del profesorado y creaci¨®n de un personal auxiliar de las tareas docentes), la reforma de las instalaciones (actualmente inadecuadas para actividades pr¨¢cticas), el econ¨®mico (presupuestos insuficientes), etc¨¦tera. La existencia de colegios de cinco, cuatro, tres, dos, una o ninguna estrella -e, incluso, de colegios que, como los restaurantes de elite, aparezcan en el Gu¨ªa Michelin- es inevitable. No hay ninguna objeci¨®n a que quien quiera un colegio selecto se lo pague de su bolsillo, pero es inadmisible que se utilicen fondos p¨²blicos para fomentar esa discriminaci¨®n. Actualmente casi todos los centros se sostienen con fondos p¨²blicos - los "concertados" seleccionan a su alumnado en funci¨®n de criterios econ¨®micos e ideol¨®gicos, mientras los de la Administraci¨®n acogen a todo tipo de alumnos, incluyendo los que los otros rechazan. Esta situaci¨®n es muy grave. Amenaza la convivencia escolar y la futura convivencia social al potenciar una sociedad discriminatoria, competitiva, enfrentada e insolidaria. Da lugar a una doble red escolar que privilegia al alumnado de los centros "concertados". Abandona el modelo integrador eficazmente aplicado en el idioma (en Catalu?a no hay centros "para catalanohablantes" y centros "para castellanohablantes", a pesar de los delirios de la inefable Esperanza Aguirre y de su propuesta de un "Colegio Espa?ol" en Catalu?a). Concreta el programa educativo de la derecha en sus aspectos econ¨®micos (cicater¨ªa de inversiones), pedag¨®gicos (burocracia del Departamento de Ense?anza), ideol¨®gicos (predominio del sector dem¨®crata-cristiano, el m¨¢s conservador de la coalici¨®n gobernante en Catalu?a), en el clientelismo pol¨ªtico (potenciaci¨®n de entidades privadas educativas concertadas, como el Opus Dei y otras) y de modelo social (conservador, insolidario y mantenedor de privilegios). Finalmente chantajea a la ense?anza p¨²blica a aceptar sin rechistar esta situaci¨®n, porque cualquier protesta contribuye a empeorarla, lo cual va muy bien a quienes defienden tal objetivo. S¨®lo desde la inocencia y la virginidad pol¨ªtica es posible imaginar un cambio voluntario de tim¨®n en las autocomplacientes derechas cuyos pactos de gobierno les permiten afirmar, sin el menor rubor, que "Espa?a y Catalu?a van bien". Es como pensar en un cazador para la redacci¨®n de una ley justa de defensa de los derechos de los conejos. Ante la gravedad -presente y futura- de esta situaci¨®n, cabe preguntar a las fuerzas progresistas de Catalu?a si tienen algo que decir. ?Qu¨¦ opinan sobre el modo c¨®mo se est¨¢ aplicando la LOGSE? ?Qu¨¦ piensan del actual reparto discriminatorio del alumnado? ?Creen que lo que se hace en los centros -el actual curr¨ªculo- permite atender satisfactoriamente a alumnos con necesidades educativas tan diversas? ?Piensan que ya se destina suficiente dinero a educaci¨®n? En resumen, se?ores Maragall, Carod-Rovira, Rib¨®, ?tienen alguna alternativa de izquierdas? ?O esperar¨¢n a que la ruptura de la convivencia se haya consolidado en Catalu?a para arreglar la fractura social?
Francesc Bold¨² i Mart¨ªnez es doctor en Ciencias de la Educaci¨®n, doctor en Psicolog¨ªa y profesor del IES Carles Riba de Barcelona.
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