Pacto en Bollullos
Despu¨¦s de m¨¢s de un mes de celebradas las municipales, no mentir¨ªa si dijera que asombro y estupor me est¨¢n causando, desde el "exilio acad¨¦mico" al otro lado del charco, asistir a las maniobras, dir¨ªa que maliciosas y retorcidas, realizadas por los cuatro concejales socialistas, apellidados progresistas, por alcanzar el poder municipal a toda costa. Tan a toda costa, que se han pasado por el forro de sus chaquetas las instrucciones emanadas de sus superiores de partido de dirigir sus votos de investidura a la fuerza de izquierda mayoritaria, en este caso Izquierda Unida. No s¨¦ si se habr¨¢n llevado las manos, mejor dicho, las pinzas, a la nariz, azuzados por un anticomunismo rayano en lo visceral, cuando han pactado con las derechas locales (la ultramontana de siempre y que conocemos de toda la vida, y esa peque?a muestra de rojamarquismo populista local) para conseguir la alcald¨ªa de Bollullos Par del Condado. Y el hecho es que Izquierda Unida de Bollullos Par del Condado se merec¨ªa un toque de atenci¨®n serio. Y esa mayor¨ªa relativa que alcanz¨® este ¨²ltimo 13 de junio lo fue. Por el camino, la coalici¨®n izquierdista ha ido dejando a decenas de simpatizantes hastiados por su actuaci¨®n en la ¨²ltima etapa de gobierno. El poder desgasta. El poder absoluto llega a crear hombres soberbios, vanidosos, endiosados... Despu¨¦s de 20 a?os de poder absoluto del PCE, primero, y de IU-CA, despu¨¦s, Bollullos ha seguido votando claramente a las izquierdas. La izquierda convertida con el tiempo en soberbia, vanidosa, arrogante, endiosada y poco transparente en algunas de sus acciones pol¨ªticas, ten¨ªa, y tiene que ser corregida, rectificada. Y ah¨ª estaba el importante papel que deb¨ªan jugar los concejales socialistas: gobernar con la izquierda y desde la izquierda; desde planteamientos transformadores y regeneradores para corregir y rectificar los malos h¨¢bitos acumulados durante a?os. Pero pactar y gobernar con las derechas de Bollullos, con el pinz¨®n en la nariz, resentidas y rencorosas desde hace 20 a?os, significa que algunos se rigen en sus procederes pol¨ªticos por la bilis, antes que por la cordura y la raz¨®n. La memoria de Jos¨¦ Acosta, Acostita, ¨²ltimo alcalde socialista de Bollullos Par del Condado, no se merec¨ªa esta traici¨®n a su herencia y pensamiento.- Francisco L. Jim¨¦nez Abollado. Facultad de Ciencias Antropol¨®gicas-UADY. Yucat¨¢n (M¨¦xico).
Masificaci¨®n
Sabido es que la Universidad de Sevilla, como tantas otras, han dejado en segundo plano el tema de la calidad de la ense?anza para primar el de la cantidad, de forma que entran en las aulas con frecuencia muchos m¨¢s alumnos de los que su propio Reglamento permite (100 en clases de te¨®ricas y 30 en pr¨¢cticas) y, sobre todo, de lo que la racionalidad pedag¨®gica impone. La escasa financiaci¨®n por un lado y al mismo tiempo la necesidad de escaparate pol¨ªtico por otro (todo el mundo en la Universidad, que es lo que da post¨ªn, aunque no sea f¨¢cil encontrar un t¨¦cnico cualificado) impulsan a este dislate. Se me ha replicado p¨²blicamente que la calidad de la ense?anza depende del profesor, y que si ¨¦ste es bueno lo es con un curso peque?o y uno grande, y viceversa. Las encuestas sobre el profesorado as¨ª lo ponen de manifiesto, desde luego. Y no puedo menos que estar de acuerdo en que son necesarias las encuestas (tambi¨¦n a los niveles de administraci¨®n y gesti¨®n), pero que s¨®lo evidencian una parte del problema si no se tienen en cuenta las bases sobre las que se act¨²a. No hay m¨¢s que ver la programaci¨®n de los calendarios escolares, con sus semanas blancas, para observar que parece darse por sentado que las clases han de responder al esquema de lecci¨®n magistral, con apuntes y ex¨¢menes memor¨ªsticos. Y es ah¨ª donde ya no puedo estar de acuerdo. Perm¨ªtaseme que, por brevedad, exponga mi pensamiento tomando prestadas las palabras a dos especialistas en el tema educativo (E. Redondo y J. Laspalas, Historias de la educaci¨®n, Madrid, 1997) cuando se?alan que "la utilidad -y, por tanto, la raz¨®n de ser- de la clase te¨®rica convencional, concebida como una exposici¨®n -lecci¨®n magistral- de los contenidos de la asignatura por parte del profesor y alumnos, y fuertemente contestada y denostada. Las acusaciones principales de que ha sido objeto han sido el supuesto dogmatismo por parte del profesor y la supuesta pasividad del alumno, factores que bloquean el desarrollo de los h¨¢bitos de pensamiento y generan en ambos una especie de esclerosis intelectual prematura. El peligro es muy real y dif¨ªcilmente evitable cuando se da el fen¨®meno de la masificaci¨®n. Particularmente vinculada a la clase te¨®rica expositiva y, como ella, discutida y a veces tambi¨¦n denostada, est¨¢ la cuesti¨®n de los apuntes tomados en clase por los alumnos. Los cargos de la acusaci¨®n han sido -desde tiempo inmemorial- principalmente dos: primero, los abundantes y graves errores de fondo y de forma que frecuentemente contienen; segundo, la reducci¨®n y empobrecimiento del horizonte intelectual de los alumnos, cuando memorizan -sin comprender- las explicaciones de clase y se conforman con beber en una sola fuente de informaci¨®n. Es m¨¢s c¨®modo, por supuesto, para profesores y alumnos el sistema doctrinal (el catecismo se puede comprar o fotocopiar), pero no creo que sea el mejor. Y la masificaci¨®n dif¨ªcilmente permite otro.- Genaro Chic Garc¨ªa. Catedr¨¢tico de Historia Antigua de la Universidad de Sevilla.
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