Cuidado con Mercosur
LA CREACI?N de la zona econ¨®mica Mercosur es uno de los grandes logros latinoamericanos de esta d¨¦cada. La disputa comercial entre las dos grandes potencias econ¨®micas del ¨¢rea, Brasil y Argentina, est¨¢ poniendo gravemente en peligro este proyecto.En lugar de lanzarse a una espiral de enfrentamientos, ambos pa¨ªses deber¨ªan plantear sus diferencias sobre la mesa de negociaciones para evitar que salte por los aires todo el complejo Mercosur, un mercado com¨²n todav¨ªa incompleto en el que participan ambos Estados, junto con Uruguay y Paraguay, y con el que Chile mantiene una especial relaci¨®n. Los Gobiernos de Fernando Henrique Cardoso y de Carlos Menem est¨¢n obligados a actuar con sensatez. Deben reconducir el conflicto y adoptar las reformas econ¨®micas internas que se han quedado a medio camino y que dificultan una salida de la crisis. Los conflictos comerciales no constituyen una novedad en las relaciones entre las dos potencias suramericanas. Argentina coloca en Brasil casi el 30% de sus exportaciones. Con semejante grado de dependencia era cuesti¨®n de tiempo que, despu¨¦s de la devaluaci¨®n del real brasile?o en enero y con la moneda argentina pegada al d¨®lar, la situaci¨®n acabara por estallar, sobre todo si ambos Gobiernos iniciaban una espiral de medidas proteccionistas. Argentina, arrastrada a la recesi¨®n por la crisis brasile?a, no ha podido aguantar la mayor competitividad brasile?a que ha supuesto la devaluaci¨®n de la moneda vecina.
Los cruces de acusaciones han ido en aumento. Las ventajas fiscales otorgadas por Brasil para la instalaci¨®n de una f¨¢brica de la multinacional Ford en el Estado de Bah¨ªa, justamente cuando en el Mercosur se estaba discutiendo una pol¨ªtica com¨²n para aplicar a la industria del autom¨®vil a partir del 2004, ha actuado de espoleta. Argentina ha reaccionado con medidas para proteger a su industria textil, despu¨¦s de una subida de aranceles que afectan al acero y que podr¨ªan ampliarse a otros sectores importantes, como el calzado o los productos electr¨®nicos. El Gobierno de Cardoso ha reaccionado a su vez suspendiendo todas las negociaciones en curso con Argentina, cuando a¨²n faltaban cuatro d¨ªas para que se cumpliera el plazo fijado para llegar a una soluci¨®n pactada en el marco del Mercosur.
?ste se rige por sus propias reglas, aunque incompletas, en lo que se refiere a medidas de salvaguardia. El actual conflicto demuestra que el Mercosur debe desarrollar nuevos mecanismos para gestionar sus crisis internas. El impulso reformista parece haberse debilitado, por otra parte, en Brasil, pese al apoyo del Fondo Monetario Internacional, debido a la p¨¦rdida de popularidad de Cardoso. La devaluaci¨®n del real fue probablemente la ¨²nica soluci¨®n para Brasil a comienzos de a?o, pero sus efectos han sido devastadores para las dem¨¢s econom¨ªas de la zona, que han apelado a medidas proteccionistas. Pero ni las devaluaciones pueden reemplazar la carencia de reformas en profundidad ni las barreras comerciales resuelven el problema mercantil. Todos deben hacer sus deberes, por duros que resulten a veces. Ni Brasil ni Argentina ganar¨¢n nada con la destrucci¨®n de una estructura regional como el Mercosur, que se ha demostrado esencial para la estabilidad econ¨®mica y pol¨ªtica en esa parte de las Am¨¦ricas. Salir bien de estas tensiones puede reforzarla. Si la situaci¨®n se escapa de las manos, lo acabaremos lamentando todos.
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