Al fin solos
J. J. P?REZ BENLLOCH Confieso que apenas entiendo nada de cuanto est¨¢ aconteciendo en el PSPV y dudo de que los militantes mejor informados sepan qu¨¦ traman sus dirigentes hist¨®ricos, pues ellos y s¨®lo ellos son quienes llevan el palo de la gaita. Me refiero a la tr¨ªada cl¨¢sica de los Lerma, Ciscar y Asunci¨®n con sus respectivos mariachis. Verdad es que no tienen obligaci¨®n alguna de publicitar urbi et orbi sus chamarileos, pero tampoco puede negarse que en otras ocasiones aciagas para el partido la discreci¨®n haya impedido que podamos intuir, al menos, c¨®mo se negocia la salida de la crisis. Nunca han faltado cuitas y se?ales de humo, m¨¢s o menos intoxicantes. Ahora, de un primer golpe de vista se desprende una imagen pat¨¦tica al tiempo que conmovedora. El ex presidente de la Generalitat, Joan Lerma, se postula para salvar el colectivo socialista dot¨¢ndole de liderazgo y cohesi¨®n. El veterano dirigente se reconvierte en el S¨¦ptimo de Caballer¨ªa y asume la responsabilidad que, a su entender, declinan los dem¨¢s. Pero su corajudo gesto apenas suscita eco entre la militancia. No parece que a ¨¦sta le entusiasme regresar a los or¨ªgenes para ganar el futuro. Y a lo peor los compa?eros se est¨¢n equivocando, pues si bien el animoso l¨ªder no desgrana nuevas ideas, nadie puede objetarle falta de experiencia y ganas de reverdecer los laureles. Sin embargo, ya digo, su plausible disponibilidad no tiene mercado. M¨¢s a¨²n, impedir su renacimiento con los entorchados a que aspira -secretario general del PSPV- es un prop¨®sito compartido por sus rivales, t¨¢citamente conchabados para jubilarle y, quiz¨¢, pasarle factura por antiguos agravios. De lo cual se colige que est¨¢ destinado a prologar su inercia pol¨ªtica y dolce far niente en una poltrona senatorial, una jubilaci¨®n anticipada tan espl¨¦ndida como las que programa Telef¨®nica. Estando al cubierto de la esgrima partidaria quiz¨¢ pueda recuperar lecturas pendientes y aleccionarnos con m¨¢s detalle acerca de los problemas de la globalizaci¨®n a que alud¨ªa el dominto ¨²ltimo en estas p¨¢ginas y que, su decir, el presidente Zaplana no afronta. As¨ª pues, descartado Lerma, ?c¨®mo piensan repartirse el pollo Ciscar y Asunci¨®n? Sus relaciones son un arcano que sugiere tanto el idilio como la trifulca, aunque parece obvio que est¨¦n condenados a entenderse en tanto que responsables m¨¢ximos del estado ruinoso del PSPV y ¨²nicos candidatos, asimismo, a gestionar su recuperaci¨®n. Entre otras cosas, porque no dejar¨¢n que emerjan terceros en discordia. Ellos son, a un tiempo, la esperanza posible y la ortopedia del partido, el liderazgo disponible, en suma, despu¨¦s de tantas escabechinas como se han sucedido. A partir de este reduccionismo caben toda suerte de c¨¢balas hasta que se despejen, si se despejan, en el congreso extraordinario del pr¨®ximo setiembre, del que te¨®ricamente ha de salir el dirigente incontestado capaz de amalgamar todas las sensibilidades que cohabitan en el partido. M¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ paliar los rencores, tan vivos en el universo socialista ind¨ªgena como en los mism¨ªsimos Balcanes. El c¨®mo lo hagan y consigan es cosa suya, de Ciscar y Asunci¨®n, culpables a partes iguales del asolamiento del PSPV y de la frustraci¨®n renovadora. Ahora, por derecho de pernada y de escalaf¨®n, el partido es suyo. A ver c¨®mo se lo bailan y dirimen el odio-amor que personalmente les separa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.