Una jugada maestra
"Estamos ante un ciclo que termina y otro que empieza", dec¨ªa el lehendakari Jos¨¦ Antonio Ardanza hace unas semanas, para que nadie se escandalizara por haber calificado de obsoleta y anquilosada a la Constituci¨®n. El tiempo pasa r¨¢pido y aunque en la canci¨®n veinte a?os no sean nada, en la historia constitucional espa?ola desde la muerte de Fernando VII pueden serlo todo. Demasiado ha durado ya la Constituci¨®n de 1978: liberados de los miedos del pasado, Ardanza invita a los vascos a mirar con arrojo el futuro y a desprenderse de ese traje raqu¨ªtico y anticuado a que ha quedado reducida la Constituci¨®n despu¨¦s de veinte a?os.Si en lugar de ir directos al punto 7 de la declaraci¨®n anexa se lee todo su largo comunicado, se ver¨¢ que ETA no dice hoy otra cosa: como el lehendakari, tambi¨¦n ETA afirma que se abre una "nueva fase llena de esperanza"; como el lehendakari, y con id¨¦nticas palabras, tambi¨¦n ETA asegura que "el marco institucional vigente en Euskal Herria est¨¢ agotado"; como el lehendakari, tambi¨¦n ETA se dirige a los vascos como exclusivos depositarios de soberan¨ªa. Los redactores del documento, vanguardia de la nueva construcci¨®n de Euskal Herria, anuncian su tregua a la vez que dan por liquidado "el autonomismo constitucional" antes defendido por los abertzales extraviados del Partido Nacionalista Vasco y proclaman la vigencia del ¨²nico camino: la soberan¨ªa en la autodeterminaci¨®n y la territorialidad.
Mientras el PNV afirma sin tapujos el agotamiento de una Constituci¨®n siempre combatida por ETA, ETA incorpora a su estrategia pol¨ªtica el concepto de alto el fuego siempre solicitado por el PNV. ?sa ha debido de ser la materia de las negociaciones entre Partido Nacionalista Vasco y Herri Batasuna, aceleradas desde el 17 de marzo, cuando Partido Popular y PSOE rechazaron el plan de paz de Ardanza, y culminadas con la Declaraci¨®n de Lizarra, que afirma con lenguaje m¨¢s melifluo lo que ETA dice por derecho y Ardanza propone con ret¨®rica castiza: es hora de sentarse a la mesa y "abrir el mel¨®n de la Constituci¨®n". Que ETA no haya cre¨ªdo necesario cumplir la primera etapa prevista en Lizarra y haya pasado directamente a la segunda indica que el acuerdo sobre el destino del mel¨®n es m¨¢s sustancial de lo que nadie pod¨ªa sospechar o que ETA ten¨ªa prisa en declarar su alto el fuego de manera unilateral.
?Por qu¨¦ las prisas? Es indudable que ETA atraviesa un momento dif¨ªcil, con la p¨¦rdida de su aliado irland¨¦s, el acoso del Gobierno franc¨¦s, el desmantelamiento de sus redes de financiaci¨®n por la polic¨ªa espa?ola y la creciente irritaci¨®n de una poblaci¨®n cansada de tanto crimen; es cierto tambi¨¦n que su brazo pol¨ªtico no ha podido responder a la firme acci¨®n de la justicia con movilizaciones en la calle. As¨ª las cosas, el Partido Nacionalista Vasco, en funciones de hermano mayor, acude sol¨ªcito para ayudar a que los chicos de ETA dejen las armas sin perder la cara ante sus gentes y de una tacada modifica por completo la escena de la pol¨ªtica vasca. La Declaraci¨®n de Lizarra, seguida a los tres d¨ªas por la de ETA, ha permitido al conjunto del nacionalismo vasco, arropado por el gallego y el catal¨¢n casualmente de gira por Bilbao, recuperar la iniciativa pol¨ªtica con una promesa de paz a cambio de Constituci¨®n, sin que importe nada lo que digan los "de ah¨ª abajo".
Era fundamental para esta estrategia que las dos bases del acuerdo entre nacionalistas -dejar de matar y proclamar el fin de la Constituci¨®n- se hicieran p¨²blicas simult¨¢neamente y poco antes de las elecciones. Los nacionalistas inician la campa?a insuflando esperanzas, mientras PSOE y Partido Popular se enzarzan en su peor trifulca a cuenta de la guerra sucia y sus secuelas. As¨ª se demuestra que la paz y la soberan¨ªa es asunto que concierne exclusivamente a los vascos, que deber¨¢n pronunciarse sobre la cuesti¨®n dentro de unos d¨ªas. Bloqueados los partidos de ¨¢mbito estatal, los nacionalistas, perplejos hace un a?o, pasan a la ofensiva y convierten una debilidad org¨¢nica en un triunfo estrat¨¦gico. Su nuevo ciclo comienza con una jugada maestra.
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