?Un pelotari de Extremo Oriente?
Ahora que el enfrentamiento empresarial amenaza con descafeinar el inter¨¦s local por la pelota, nacen inopinados y ex¨®ticos admiradores del ancestral juego. La mayor¨ªa, modernez obliga, se asoma por los pasillos de Internet, la forma m¨¢s r¨¢pida y civilizada de interesarse por lo remoto. Tambi¨¦n el m¨¦todo m¨¢s c¨®modo para intercambiar extravagancias escritas. La empresa pelotazale Aspe, que tiene p¨¢gina web propia, ha empezado a coleccionar las peticiones m¨¢s sabrosas. Un aficionado mexicano solicita esparadrapo 10 por 10 porque "en M¨¦xico no hay ese tipo de tela". Otro mexicano, a la b¨²squeda de un casco para practicar cesta punta, pide un env¨ªo urgente. "Ni en Miami" ha podido encontrar uno, claro que no especifica medidas. Una brasile?a sufre el mismo problema pero ¨¦ste es extensible a toda la equipaci¨®n (?front¨®n inclu¨ªdo?) necesaria para el juego de la pelota. Un seguidor de Huelva pide algo que se antoja improbable: ya que puede seguir a trav¨¦s de V¨ªa Digital las emisiones de ETB, desear¨ªa que incluyesen comentarios en castellano. Irlandeses, venezolanos o portugueses reclaman informaci¨®n exhaustiva del juego, bien para satisfacer dudas personal, bien por motivos docentes. Pese a esta diversidad, Sofia, la secretaria de Aspe encargada de responder a diario a los mensajes recopilados en Internet, tuvo que leer varias veces las intenciones del productor de un programa de televisi¨®n surcoreano hasta entender (o adivinar) qu¨¦ negocio le hab¨ªa impulsado a contactar con la firma. Acostumbrada a responder a trav¨¦s del correo electr¨®nico a sorprendentes ruegos y peticiones, la originalidad asi¨¢tica result¨® muy comentada en el seno de la empresa. Aparentemente, se trataba de alcanzar un acuerdo de colaboraci¨®n que permitiera a un equipo de grabaci¨®n coreano desplazarse hasta el Pa¨ªs Vasco para elaborar el t¨ªpico documental sobre un deporte desconocido por aquellas latitudes. El siguiente mensaje, m¨¢s ambicioso, complic¨® rematadamente el asunto. Ya no se trataba ¨²nicamente de desplazar a reportero, c¨¢mara y t¨¦cnico de sonido, de recoger un testimonio que en Corea del Sur bloquear¨ªa las mand¨ªbulas de los m¨¢s sorprendidos. De preferencia, el productor se decantaba por enviar tambi¨¦n a una persona para que aprendiera los rudimentos del juego. Una forma de entendimiento directo de las dificultades que encierra la pr¨¢ctica manomanista. Oscar Rekalde, jefe de prensa de Aspe, quiere imaginar (por trazar alg¨²n paralelismo con algo conocido) que la emisi¨®n surcoreana se asemeja a la de Televisi¨®n Espa?ola Al filo de lo imposible. Improbable parece; imposible... "?Realmente s¨®lo se puede pegar a la pelota con la mano desnuda?", se emocionaba el productor en uno de sus mensajes. Proyecto en suspenso Al mismo tiempo, empez¨® a interesarse por la cesta punta, a su juicio "m¨¢s excitante" y con mayores posibilidades audiovisuales. Para desbloquear su absoluta falta de conocimiento, Aspe se ofreci¨® a enviarle un v¨ªdeo did¨¢ctico: un improvisado usos y costumbres de la pelota vasca. La respuesta se demor¨® m¨¢s de lo habitual. Cuando ¨¦sta se produjo, apenas ocupaba unas l¨ªneas vacilantes en las que el productor se hac¨ªa cargo de la dificultad del juego, aunque se compromet¨ªa a estudiar todas las modalidades del deporte del front¨®n realizara o no el programa. Fue el pasado 10 de junio y Aspe aguarda con la sonrisa la decisi¨®n definitiva. Mientras, se mantienen las apuestas en la casa: dado que desde Corea pretend¨ªan enviar a un atleta, ?mandar¨¢n a un karateka? Y si lo hacen, ?preferir¨¢ golpear la pelota con el canto de la mano?
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