"Narcoteniente"

La detenci¨®n e ingreso en prisi¨®n del teniente coronel de la Guardia Civil M¨¢ximo Blanco, al que se relaciona con una red de narcotr¨¢fico, no podr¨ªa ser despachada como un suceso m¨¢s. Primero, por el hecho en s¨ª: aunque despu¨¦s de Rold¨¢n ya nada resulta incre¨ªble, deber¨ªa serlo que un alto mando de la Guardia Civil sea un (presunto) delincuente; segundo, por los antecedentes de esa persona: alguien que ya hab¨ªa sido investigado por supuestas relaciones con el mundo del narcotr¨¢fico; tercero, por tratarse del oficial que denunci¨® la supuesta implicaci¨®n del entonces coronel Rodr¨ªguez Galindo, cuando estaba al frente del cuartel de Intxaurrondo, en actividades de contrabando destinadas a financiar la lucha antiterrorista. Investigar no es probar, pero no puede dejar de llamar la atenci¨®n que un mando de la Guardia Civil del que se sab¨ªa, por ejemplo, que solicit¨® la entrega de dos millones de pesetas a un conocido narcotraficante -que m¨¢s tarde ser¨ªa asesinado por ETA- haya podido seguir su carrera en el cuerpo. Tambi¨¦n sorprende que un teniente coronel con destino en la Agrupaci¨®n de Tr¨¢fico tenga negocios en sociedad con quien ha resultado propietario del yate en que fueron aprehendidas cinco toneladas de hach¨ªs. Rold¨¢n lleg¨® a quejarse, en una famosa entrevista publicada cuando ya estaba huido, de que sus ocupaciones al mando del instituto armado le imped¨ªan dedicar el tiempo que hubiera deseado a sus negocios. Pronto se supo en qu¨¦ consist¨ªan esos negocios: cobrar comisiones ilegales y embolsarse los fondos reservados. Pero aunque se trate de actividades legales, ?es normal que altos mandos de la Guardia Civil puedan dedicar parte de su jornada a sus negocios particulares? ?Es esto algo habitual? Por supuesto que corresponde a los jueces establecer las responsabilidades penales. Pero el asunto es lo suficientemente grave como para que la Direcci¨®n de la Guardia Civil y el ministro del Interior aporten explicaciones r¨¢pidas y convincentes.