Le invito, se?or alcalde
Le invito a pasar unos d¨ªas en mi casa, se?or alcalde. Vivo en la plaza de Santa Ana, nac¨ª all¨ª y siempre me gust¨® mucho mi barrio, el barrio de las Letras, la Ruta de los Teatros, las viejas cervecer¨ªas, los peque?os comercios de barrio. Pero todo cambia, y cada vez a peor.Soy residente, pero no puedo aparcar mi coche cuando lo necesito. Los fines de semana, los coches bloquean las calles para entrar al estacionamiento subterr¨¢neo, mientras nos ofrecen un concierto con sus bocinas. Las peque?as tiendas van desapareciendo para dejar paso a nuevos locales de copas o tiendas de comestibles que abren toda la noche. Es una discusi¨®n bizantina hablar de la hora de cierre de los bares o discotecas cuando el problema es la acumulaci¨®n de locales de copas; el ruido est¨¢ en la calle. Los locales, aunque est¨¦n insonorizados, dejan la puerta abierta para atraer a los clientes, abren toda la noche, aunque hayan echado el cierre, y la gente entra y sale cantando y dando voces a cualquier hora.
Los fines de semana la plaza es invadida a primera hora de la noche por grupos de j¨®venes que, despu¨¦s de comer y beber, dejan papeles, bolsas, botellas, pero no importa; pagamos barrenderos que empiezan su tarea los fines de semana a las seis de la ma?ana y a diario siguen toda la tarde hasta las nueve de la noche.
Cada vez hay m¨¢s grupos fijos de gente que pasan el d¨ªa y la noche cantando y tocando palmas, cada vez hay m¨¢s venta de drogas. Yo me levanto a las siete de la ma?ana para ir a trabajar y es imposible dormir, sea martes, jueves o domingo, sean las tres de la ma?ana o las cinco. Yo soy persistente y telefoneo al 092 para quejarme, pero es in¨²til; mis vecinos de barrio ni siquiera se molestan; dicen, con raz¨®n, que no sirve para nada.
Todo esto sucede, se?or alcalde, en pleno centro hist¨®rico de Madrid, capital de Espa?a, por donde pasean visitantes extranjeros y nacionales.
?Piensa usted que damos buena imagen? Le invito a intentar dormir en mi casa, se?or alcalde.-
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