La guerra de las pensiones
En marzo de este a?o, CiU vot¨®, de la mano del PP, contra una proposici¨®n del PSOE en el Congreso para subir 2.000 pesetas al mes las pensiones m¨ªnimas y las no contributivas. Esquerra Republicana recuerda que CiU par¨® en el Parlamento catal¨¢n una propuesta suya de aumento de pensiones. El pasado viernes, Jordi Pujol anunciaba que su Gobierno subir¨¢ las pensiones m¨¢s bajas de Catalu?a para compensar el diferencial de inflaci¨®n de esta comunidad con el resto de Espa?a. A lo largo del fin de semana, otras autonom¨ªas han ido avanzando propuestas en la misma l¨ªnea. ?Qu¨¦ ha pasado en Catalu?a en tan pocos meses para que CiU haya cambiado tan rontundamente de opini¨®n? El ¨²nico dato circunstancial que salta a la vista es que est¨¢ en vigilias de sus elecciones auton¨®micas. La sombra de electoralismo planea siempre en este tipo de medidas. La hubo con Chaves en Andaluc¨ªa y la hay con Pujol. Sin embargo, las circunstancias tiznan de manera m¨¢s contundente la decisi¨®n del presidente de la Generalitat catalana. Pujol anunci¨® repentinamente la subida el mismo d¨ªa en que el nuevo Gobierno balear anunciaba la suya -un pol¨ªtico que ama tanto la met¨¢fora del maquinista; en este tema, si se descuida, viajar¨ªa en el furg¨®n de cola-; CiU apoya a un Gobierno, el de Aznar, que es un sistem¨¢tico y feroz enemigo de estas medidas auton¨®micas, lo que le suministra un factor de distancia muy higi¨¦nico para sus intereses electorales, y, tras 20 a?os de gobierno, Pujol lanza su anuncio, a tres meses como m¨¢ximo de los comicios, sin tan siquiera citar un condicional obvio: ha de ganar antes unas elecciones. Los argumentos de Pujol para esta subida son razonables. Si los pensionistas catalanes sufren una inflaci¨®n superior a la estatal, resultan penalizados cuando los aumentos de sus retiros se calculan en funci¨®n del incremento de la inflaci¨®n global. Por otra parte, el debate sobre si estas iniciativas auton¨®micas rompen la caja ¨²nica del Estado est¨¢ muy desactivado gracias a la iniciativa pionera en este sentido de la comunidad andaluza. Las pensiones no contributivas no se pagan con las cotizaciones de la Seguridad Social, y el Tribunal Constitucional levant¨® cautelarmente la suspensi¨®n que el Gobierno de Aznar quiso imponer al decreto andaluz. Un Gobierno que, sin embargo, insiste en perseguir estas iniciativas, que se multiplican imparablemente. En palabras del ministro de Trabajo, que anuncia nuevamente el recurso al Constitucional, hay que evitar "la batalla de peque?os s¨¢trapas locales donde cada aldea quiera tener unas pensiones distintas a las de al lado". No se descarta que Arag¨®n se incline esta semana por una medida similar, mientras Unidad Alavesa quiere abrir un debate en el Parlamento vasco sobre la cuesti¨®n. Asturias planea sumarse a la moda el pr¨®ximo a?o si el Gobierno no ha subido para entonces la cuant¨ªa de las pensiones. S¨®lo dos comunidades no gobernadas por el PP no han dado todav¨ªa ning¨²n indicio de sus intenciones al respecto. Mientras, el Ejecutivo s¨®lo sabe escandalizarse, y no lo hace tanto por la miseria de las pensiones cuanto porque algunos gobiernos auton¨®micos proponen subirlas. Porque, cuando se habla de aumentar las pensiones m¨¢s bajas, ?de qu¨¦ se est¨¢ hablando? Los incrementos satisfechos en Andaluc¨ªa o prometidos en Catalu?a no llegan a las 800 pesetas. El coste anual, por ejemplo, para las arcas catalanas de esta subida unilateral no llegar¨ªa a los 700 millones. Y es que nos estamos refiriendo al aumentos de unas pensiones, las no contributivas, fijadas ahora mismo en 37.955 pesetas mensuales. Vista la repercusi¨®n que han tenido y est¨¢n teniendo las iniciativas andaluza, balear, catalana y todas las que vendr¨¢n, estamos ante las campa?as de propaganda institucional m¨¢s baratas que se hayan podido imaginar. Porque para este pobre jubilado, forzado a una apurad¨ªsima supervivencia, esta subida simb¨®lica es como si, cada mes, le dieran para una botella de leche donde mojar las penas. As¨ª, de lo anunciado el viernes por Pujol m¨¢s vale retener su voluntad de que la pr¨®xima negociaci¨®n del Pacto de Toledo, en el a?o 2000, contemple y palie la miseria de los cerca de dos millones de espa?oles que ingresan menos de 45.000 pesetas mensuales. Y habr¨¢, tambi¨¦n, que reconocer la visi¨®n pol¨ªtica de Chaves al lanzar un cohete que se ha visto imparable.
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