El regreso
Uno de los mayores placeres de un viaje, por corto que sea, es el cambio; el cambio de paisaje, de temperatura, de costumbres, de personas, de historia y de olvido. El peligro est¨¢ en la vuelta, que puede ser tan gozosa recuperaci¨®n de lo conocido como frustrante realidad de lo inevitable. Yo he pasado del verde brillante y h¨²medo de Cantabria, de la umbr¨ªa del Valle del Saja -en cuyas aguas comenzaba la ruta de los foramontanos-, de aquellos monta?eses fuertes y valientes que fue a buscar el almirante Bonifaz para romper las cadenas de la Torre del Oro, al pardo polvoriento de nuestro verano y a los p¨¢lidos y delicados sevillanos de agosto, consumidos por la paliza de las rachas de calor. Todos esos contrastes los he recibido en una semana sin el menor trauma, entre otras cosas porque al llegar me han tocado unos d¨ªas casi fresquitos. La decepci¨®n ha sido porque sal¨ª de una ciudad sorprendida y preocupada por los avatares de la pol¨ªtica municipal y he vuelto a la misma ciudad caldeada ya por esa misma pol¨ªtica municipal. Comprendo que una semana es muy poco tiempo, pero esperaba otra cosa, una mejor¨ªa, y me encuentro con que, entre los pocos que quedamos en agosto, hay bastantes irritados. La irritaci¨®n no es sana ni buena para nada, menos en estas fechas. A saber lo que pasar¨¢ cuando vuelvan los veraneantes. Lo m¨¢s probable es que para entonces todo se haya olvidado, porque para eso queremos las vacaciones y porque habremos tenido por en medio un eclipse de fin de milenio y el Mundial de Atletismo. Sin embargo, ha sido a la vuelta tambi¨¦n cuando me he enterado de un dato que, de ser cierto, parece importante: seg¨²n me han contado, en las ¨²ltimas elecciones hubo mucha abstenci¨®n. A mi entender, la abstenci¨®n sube cuando la espesura y la opacidad de la pol¨ªtica le resta credibilidad y los ciudadanos se resistan a votar no se sabe qu¨¦. Cada vez hay m¨¢s gente capaz de dudar, de analizar y criticar, con coraje para soportar verdades, pero cuando el deseo de poder llega a ser un deseo sin l¨ªmites, o si as¨ª lo parece, no es f¨¢cil despu¨¦s pedir aprobaci¨®n ni solidaridad para con los menos favorecidos. Estas reflexiones tan negras son las que me han amargado el regreso.BEGO?A MEDINA
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