"Nuestra m¨²sica todav¨ªa llena estadios"
Cuatro libros de partituras reci¨¦n editados en Espa?a recogen m¨¢s de 150 de sus canciones. Y una gira que se titula igual que su ¨²ltimo disco, Vengo naciendo, el n¨²mero 35 desde que empez¨® a componer, en 1962, trae al cubano hoy a San Sebasti¨¢n, el d¨ªa 14 a Estepona, el 18 a Almer¨ªa, el 20 a Villafranca de los Barros, el 21 a Bilbao, el 24 a Benalm¨¢dena y el 26 a Madrid.Apenas se conoce el lado mel¨®mano de Pablo Milan¨¦s (Bayamo, Cuba, 1943): "Tengo tres predilecciones absolutas: la m¨²sica brasile?a, el jazz y el barroco". Discute sobre interpretaciones para piano o clave, prefiere las grabaciones de Gould a las de Pinnock, y siente devoci¨®n por autores espa?oles como Luis de Mil¨¢n, Juan de la Encina... "que hicieron un barroco hermos¨ªsimo, que se diferencia del italiano y el alem¨¢n, y que a m¨ª me resulta m¨¢s humano", dice.
Una pasi¨®n por la m¨²sica que han heredado sus hijas. "He dejado que elijan con libertad. Tanto es as¨ª que rechazaban mi trabajo hasta los 12 o 13 a?os, cuando tuvieron conciencia de que era algo interesante", explica. La m¨¢s joven, Hayd¨¦e, de 18 a?os, la ni?a de Son para despertar a una negrita, "est¨¢ cantando con el grupo del pianista Ern¨¢n L¨®pez-Nussa. Algo similar a lo que hizo Flora Purim en los a?os setenta con Chick Corea. Suylen, una de las mellizas, estuvo conmigo ahora en unos recitales en M¨¦xico, y el trabajo de Lynn con un guitarrista me recuerda lo que hizo Elena Burke con Froil¨¢n Am¨¦zaga, uno de los grandes duetos de la m¨²sica cubana".
Hayd¨¦e le debe su nombre a una persona muy importante en la vida de Milan¨¦s. "Naci¨® en 1980, el a?o en que se suicid¨® Hayd¨¦e Santamar¨ªa. Para m¨ª fue el paradigma del revolucionario en Cuba. Intransigente, digna, sensible y comprensiva. Una mujer extraordinaria. No he conocido a otra como ella". Ayud¨® a los j¨®venes trovadores desde la Casa de las Am¨¦ricas. Treinta a?os despu¨¦s, todo se ve distinto, pero los inicios de la Nueva Trova no fueron un camino de rosas: "Hab¨ªa muchas instituciones oficiales en contra de lo que dec¨ªamos", cuenta. Y en un r¨¦gimen tan cerrado, m¨¢s que ahora, nos cre¨ªan unos demonios. No hubo la inteligencia suficiente para captar que ¨¦ramos revolucionarios por encima de todo".
La situaci¨®n pol¨ªtica de Cuba despierta los fantasmas. Milan¨¦s respira hondo: "Desgraciadamente, Cuba es un paradigma. Para los que se consideran del lado de la justicia, es un para¨ªso y no debe cambiar. Y hay otros para los que siempre fue todo lo contrario: el pa¨ªs de la negaci¨®n de la libertad y la justicia. Creo que las dos tendencias est¨¢n equivocadas".
A Pablo Milan¨¦s se le tiene por una de las voces del r¨¦gimen cubano, pese a que se muestra cr¨ªtico con lo que ocurre en la isla. "S¨ª, porque soy un abanderado de la revoluci¨®n, no del Gobierno. Si la revoluci¨®n se traba, se vuelve ortodoxa, reaccionaria, contraria a las ideas que la originaron; uno tiene que luchar", afirma.
"Me considero con derecho a amar la revoluci¨®n y a no amar a los hombres que la hicieron, aunque los respete mucho", asegura. "Hay una actitud hacia lo humano que vuelve a Cuba un pa¨ªs distinto y por el que todav¨ªa uno puede tener alguna ilusi¨®n. Ahora bien, se perdieron muchas cosas. Fundamentalmente, la oportunidad de haber dado pasos que nos hicieran trascender. Por miedo, conservadurismo y desconfianza en el pueblo. El error de los dirigentes es pensar que sus ideas son eternas".
Recuerda la imagen del vicepresidente Carlos Lage llegando a su casa con una camisa barata. "Creo que en Cuba hay corrupci¨®n. Se hacen concesiones y se es oportunista por sustentar el poder, por mantener una posici¨®n, un puesto... pero no a esos niveles de millones de d¨®lares en que se est¨¢ especulando en el mundo entero, donde el pol¨ªtico aparentemente m¨¢s sensible, m¨¢s digno, roba a mano suelta".
Ebullici¨®n
El nacimiento de la Nueva Trova coincidi¨® con una Am¨¦rica Latina en ebullici¨®n. "Durante los a?os sesenta hubo una corriente ideol¨®gica que se dio all¨ª de forma muy particular, pero tambi¨¦n en el resto del mundo, producto de la guerra de Vietnam, que polariz¨® una serie de sentimientos y opiniones". Milan¨¦s no cree que el momento actual sea menos fascinante: "Cuando uno va a actuar, y ve c¨®mo se comporta el p¨²blico, se da cuenta de que nada ha cambiado. Simplemente, que los medios de comunicaci¨®nreflejan otra cosa. Nosotros no tendr¨ªamos p¨²blico porque estamos obsoletos. Yo no cantar¨ªa. Se imponen otras tendencias que venden 20 millones de discos, firman contratos de 45 millones de d¨®lares... Sin embargo, cuando vamos a un estadio, todav¨ªa lo llenamos; cuando vamos a un teatro, todav¨ªa parece un concierto de c¨¢mara por la atenci¨®n, el amor que pone la gente en la obra de uno. Las cosas no han cambiado. Lo que ha cambiado es la manera de informar sobre c¨®mo est¨¢n sucediendo".
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