El ¨²nico haitiano AGUST? FANCELLI
El consultorio del doctor Alphonse Arcelin se halla en el paseo mar¨ªtimo de Cambrils, frente al puerto de pescadores. En la placa de la entrada se informa de que se habla ingl¨¦s, franc¨¦s e italiano y que el servicio que all¨ª se ofrece est¨¢ recomendado por la m¨¢s importante asociaci¨®n automovil¨ªstica alemana. Nada se dice del ruso, aunque Arcelin reconoce que ser¨ªa preciso a?adirlo a la lista de idiomas de su consulta. "El aumento de este turismo ha sido espectacular en Cambrils en los ¨²ltimos a?os. Pero yo no hablo esa lengua", casi se excusa. Hombre apacible, de voz grave con fuerte acento franc¨¦s. Ojos del color de la miel. Tiene 62 a?os, pero no aparenta m¨¢s de 50. Todo el mundo debe dec¨ªrselo, pues cuando se le comenta el extremo apenas esboza una sonrisa. Arcelin empez¨® a ser conocido en oto?o de 1991, cuando protest¨® por primera vez por la exhibici¨®n en el Museo Darder de Banyoles (Pla de l"Estany) de un negro disecado, un jefe bechuana que, seg¨²n las investigaciones de Jacinto Ant¨®n, hab¨ªa sido adquirido en Par¨ªs por el veterinario, zo¨®logo y hombre de ciencia Francesc Darder (1851-1918), fundador del citado museo. La celebraci¨®n, en el verano de 1992, de las pruebas ol¨ªmpicas de remo en la capital del Pla de l"Estany puso el tema al rojo vivo. El bechuana fue retirado temporalmente para no herir sensibilidades, pero el retiro no fue definitivo hasta 1997. Sin embargo, Arcelin no ha obtenido la satisfacci¨®n que ped¨ªa: que el negro, cuya tumba hab¨ªa sido violada por unos naturalistas franceses, recibiera sepultura en Botsuana. "Lo ¨²nico que temo ahora es que, tras el cambio de alcalde en Banyoles, se le saque del almac¨¦n en el que imagino que se conserva todav¨ªa para volver a mostrarlo". Pero el doctor no quiere reavivar una pol¨¦mica que en su d¨ªa le vali¨® la petici¨®n, por parte de la asociaci¨®n local de Esquerra Republicana, de persona no grata en Banyoles: hay tr¨¢mites judiciales todav¨ªa sin resolver. Adem¨¢s, tras ocho a?os de lucha, Arcelin, que ahora es concejal de Cambrils por el Partit dels Socialistes (PSC), se siente cansado del asunto. "?Racismo? La verdad es que en Espa?a no lo he sufrido. Al contrario. No puedo decir que no se produjera alg¨²n episodio, pero a m¨ª no me toc¨® directamente. Llegu¨¦ a Sevilla para estudiar medicina en 1957. Hubiera podido hacer la carrera en mi pa¨ªs, pero la situaci¨®n pol¨ªtica era bastante mala. Por consejo del canciller espa?ol, que era amigo de mi familia, me traslad¨¦ con un hermano a esa universidad, en la que me licenci¨¦ en 1963". Conservo un gran recuerdo de mi etapa de estudiante. Los andaluces son la gente de Espa?a que m¨¢s me gusta por su car¨¢cter. Los catalanes son m¨¢s serios, trabajan m¨¢s y yo no he tenido ning¨²n problema para adaptarme, pero aqu¨ª he hecho pocas amistades profundas. En cambio, en Andaluc¨ªa desde el primer momento me sent¨ª como en casa. Una an¨¦cdota: cuando llegu¨¦ a Espa?a, el primer a?o no conoc¨ªa a nadie y hablaba espa?ol con muchas dificultades. Pues bien, un compa?ero de Badajoz que apenas nos conoc¨ªa nos invit¨® a mi hermano y a m¨ª a pasar las Navidades con su familia para que no nos qued¨¢ramos solos en el colegio mayor". "El ¨²nico incidente de racismo en el que me vi envuelto fue a ra¨ªz de que un compa?ero m¨ªo, tambi¨¦n negro, se puso a salir con una chica que era hija de un alto responsable pol¨ªtico. Varios compa?eros fuimos acusados de comunistas y yo corr¨ªa el riesgo de ser devuelto a Hait¨ª si el asunto iba a m¨¢s. Fui a ver al obispo de Sevilla y ¨¦ste me aconsej¨® que me entrevistara adem¨¢s con el decano de nuestra facultad. Los dos hablaron en nuestro favor y no ocurri¨® nada. Eso s¨ª, pasamos mucho miedo". "A principios de 1964, ya como m¨¦dico, me fui a trabajar a Libia. Estuve all¨ª hasta 1971, pero cada dos a?os regresaba a Espa?a durante el verano. De hecho, en 1962 me hab¨ªa casado con una espa?ola. Mi mujer naci¨® en Andaluc¨ªa, pero desde los nueve a?os viv¨ªa en Catalu?a. Terminado el contrato con Libia, entre 1971 y 1979 estuvimos en Zambia, en ?frica central. En 1979 decidimos establecernos en Espa?a". "En ese momento nos planteamos la posibilidad de regresar a Hait¨ª, pero all¨ª se hab¨ªa impuesto la dictadura de los Duvalier. Fijamos nuestra residencia en Catalu?a por mi mujer: sus padres empezaban a ser mayores y ella quer¨ªa tenerlos cerca. Me dirig¨ª al Colegio de M¨¦dicos y me indicaron que, entre otros lugares, pod¨ªa ejercer la medicina en Cambrils. Me gust¨® la idea de estar cerca del mar, pues yo soy de un pueblo costero de Hait¨ª, Miragoane. Nunca me he arrepentido de haber optado por Cambrils. Me siento perfectamente integrado, incluso querido". "Desde que llegu¨¦, el pueblo ha cambiado mucho. No estaba tan desarrollado ni tan machacado. Recuerdo que entre Cambrils y Salou todav¨ªa hab¨ªa una zona de dunas... Era naturalmente la ¨²nica persona de color que resid¨ªa aqu¨ª. Ahora tampoco hay muchas, cinco o seis. Pero en estos 20 a?os, Catalu?a y Espa?a han pegado un cambiazo de 180 grados. En 1976, cuando llegabas de Francia, Espa?a a¨²n te parec¨ªa un pa¨ªs pobre. Ahora no. Adem¨¢s, a partir de los Juegos Ol¨ªmpicos todo el mundo sabe d¨®nde se encuentra Barcelona". "El catal¨¢n no lo hablo, pero lo leo y lo entiendo. El mes pasado, como concejal electo de m¨¢s edad, tuve que pronunciar un discurso en catal¨¢n. Lo le¨ª y parece que todo el mundo me entendi¨® sin problemas. Nunca me he sentido inc¨®modo con el asunto de la lengua. Por supuesto, mis hijos han estudiado y hablan el catal¨¢n. Mi hijo mayor, que tiene 28 a?os y es m¨¦dico, naci¨® en Catalu?a, aunque todav¨ªa no nos hab¨ªamos establecido en Cambrils. Mi hija, de 22, se vino aqu¨ª con nueve meses. Estudia psicolog¨ªa". "Mis 20 a?os en Cambrils han coincidido con el pujolismo. No he sufrido por ello, aunque no me siento nacionalista. Como socialista pienso que debo ser internacionalista. Sin embargo, tambi¨¦n en el PSC hay nacionalistas destacados. Cuando en 1995 se eligi¨® a Joaquim Nadal como candidato a la presidencia de la Generalitat, fui el ¨²nico delegado que vot¨® en contra, porque pensaba, tal vez sin raz¨®n, que era demasiado nacionalista. En Catalu?a hay m¨¢s del 50% de castellanohablantes que configuran nuestra base. El ¨²nico problema que he tenido a este respecto fue a ra¨ªz de un art¨ªculo titulado El negre de Cambrils, que, aparte de difamarme -llev¨¦ a los tribunales al periodista que lo firmaba y gan¨¦ el pleito-, se met¨ªa con Josep Cun¨ª porque ¨¦ste me hab¨ªa entrevistado y me hab¨ªa permitido expresarme en castellano cuando yo ya hab¨ªa sido candidato en diversas elecciones, motivo por el que, al parecer, deb¨ªa estar obligado a hablar en catal¨¢n". Me gustar¨ªa retirarme en Hait¨ª, pero la situaci¨®n pol¨ªtica sigue siendo dif¨ªcil. A pesar de que ahora hay una cierta democracia, los herederos de Duvalier contin¨²an teniendo poder, hay secuestros, especialmente entre la gente que regresa de fuera. Llevo lejos de mi pa¨ªs desde 1955. En estos 44 a?os, habr¨¦ estado en Hait¨ª durante cuatro o cinco meses en total. De mis nueve hermanos, s¨®lo dos residen todav¨ªa all¨ª, el resto estamos repartidos entre Estados Unidos, Canad¨¢ y Espa?a". "?Qu¨¦ he encontrado a faltar? Estar cerca de gente de mi propio pa¨ªs. Dondequiera que he vivido, he sido siempre el ¨²nico haitiano. En Libia, en Zambia, en Cambrils. Si hubiera tenido cerca a alg¨²n compatriota habr¨ªa podido comer alguna vez a la manera haitiana o celebrar alguna fiesta local, como el primero de a?o. Eso no ha sido posible en 44 a?os".
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