Diplomacia urgente
No hace un mes que India y Pakist¨¢n pusieron aparentemente fin a su ¨²ltimo enfrentamiento sobre Cachemira, que les llev¨® de nuevo al borde del precipicio, y ya los dos enemigos hist¨®ricos, que han disputado tres guerras en medio siglo, est¨¢n otra vez enzarzados. Ahora es el derribo por cazas indios de un avi¨®n paquistan¨ª de reconocimiento, con 16 personas a bordo, que, seg¨²n Delhi, hab¨ªa penetrado en su territorio, esta vez en Gujarat, frontera sur con Pakist¨¢n. Islamabad lo niega y ha acusado a su vecino de asesinato a sangre fr¨ªa.La nueva escalada entre los dos poderes nucleares surgidos de la partici¨®n del subcontinente en 1947 aleja todav¨ªa m¨¢s la perspectiva de un encuentro a alto nivel de sus responsables para hablar de paz. Pero en realidad no hay ninguna posibilidad de concordia mientras Delhi e Islamabad no sustancien su contencioso hist¨®rico, que todo lo envenena, sobre Cachemira. Una regi¨®n de la que India controla dos tercios (bajo el nombre oficial de Jammu y Cachemira, su ¨²nico Estado de mayor¨ªa musulmana) y Pakist¨¢n, el restante. Y en la cual la insurgencia separatista isl¨¢mica, alentada por Islamabad, dura ya diez a?os. Una l¨ªnea divisoria de 700 kil¨®metros trazada por la ONU tras la guerra de 1965 separa sin ning¨²n ¨¦xito dos sectores en los que en realidad nadie sabe con precisi¨®n d¨®nde comienzan y terminan las fronteras. Es, por tanto, territorio abonado para que un accidente o un error de c¨¢lculo por los militares de uno u otro bando desencadene un conflicto de proporciones continentales.
Delhi considera un incidente aislado el derribo del avi¨®n militar paquistan¨ª. Su ministro de Defensa dice que no cree en una guerra por esta causa. Pero la naturaleza de las relaciones entre ambos pa¨ªses -que hace poco m¨¢s de un a?o se plantaron cara en una serie sucesiva de alarmantes pruebas at¨®micas- y la facilidad con que sus Gobiernos respectivos aventan la animosidad enquistada entre sus ciudadanos, hace de su permanente confrontaci¨®n un elemento muy peligroso. La situaci¨®n se complica a¨²n m¨¢s por su situaci¨®n pol¨ªtica interna. India celebra el mes pr¨®ximo unas cruciales elecciones generales anticipadas en las que est¨¢ en juego la continuidad de los nacionalistas hind¨²es, proclives a azuzar las emociones. En Pakist¨¢n, donde los militares tienen mucha m¨¢s voz que la aconsejable, el primer ministro Sharif est¨¢ en la cuerda floja, porque se entiende como capitulaci¨®n la retirada el mes pasado de Cachemira ante las presiones de Washington.
El escenario hace imprescindible el entendimiento. Rusia y China han perdido gran parte del ascendiente que tuvieron antes sobre cada uno de sus aliados. En l¨ªnea con los reiterados llamamientos de Estados Unidos y Europa, indios y paquistan¨ªes, formidablemente armados, deben hacer prevalecer la diplomacia de una vez por todas. Su choque les llevar¨ªa inevitablemente al desastre. Y no s¨®lo a ellos.
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