Detenidas dos chinas por practicar mil abortos ilegales a compatriotas en Madrid

La polic¨ªa detuvo el mi¨¦rcoles en Madrid a dos mujeres chinas, Fang Ch. y Shaohua H., de 37 y 48 a?os, respectivamente, acusadas de haber practicado un millar de abortos ilegales desde 1993 en dos pisos de Madrid sin las m¨ªnimas condiciones sanitarias. Las v¨ªctimas eran, seg¨²n la polic¨ªa, inmigrantes chinas que, influidas por la restrictiva pol¨ªtica de natalidad de su pa¨ªs, decid¨ªan abortar en su segundo embarazo y prostitutas obligadas a operarse por la mafia oriental. Ninguna de las detenidas pose¨ªa titulaci¨®n m¨¦dica. Cada aborto costaba unas 50.000 pesetas.

"Cre¨ªa que me iba a morir", declar¨® una de las v¨ªctimas a la polic¨ªa. Su testimonio, y el de otras mujeres, permiti¨® a los agentes descubrir que tras el negocio de la prostituci¨®n se escond¨ªa otro no menos lucrativo: la pr¨¢ctica de abortos ilegales a mujeres que, por su condici¨®n de prostitutas amenazadas o de inmigrantes ilegales, no se atrev¨ªan a acudir a centros legales.Las mujeres chinas que han denunciado los hechos se han acogido a la ley de protecci¨®n de testigos. Arriesgan su vida por segunda vez. La primera vez fue cuando abortaron sin las debidas condiciones sanitarias y obligadas por la red mafiosa. No pod¨ªan hacer otra cosa. Cuando fueron tra¨ªdas desde China se comprometieron a pagar dos millones de pesetas. La prostituci¨®n era la ¨²nica forma que ten¨ªan de saldar su deuda, pero el embarazo les imped¨ªa trabajar. La organizaci¨®n las env¨ªaba entonces a la calle de Raimundo Fern¨¢ndez Villaverde, 21, o del General Ricardos, 105, donde pose¨ªa dos centros de aborto clandestino.

Las condiciones en que se realizaban las intervenciones eran terribles. A las mujeres les eran administrados f¨¢rmacos con objeto de provocarles una hemorragia. Si este m¨¦todo no funcionaba, eran operadas en una habitaci¨®n de seis metros cuadrados sin ning¨²n requisito sanitario. A falta de anestesia, una bola hecha con guantes de l¨¢tex se intoduc¨ªa en la boca de la paciente para acallar sus gritos de dolor y evitar que los vecinos advirtieran lo que all¨ª suced¨ªa.

Los fetos eran succionados con un aparato de vac¨ªo que funcionaba a pedales. La fuerza de aspiraci¨®n era tanta que, seg¨²n la polic¨ªa, no s¨®lo extirpaba el feto, sino que causaba desgarros y hemorragias en el ¨²tero. Parte del material quir¨²rgico intervenido por la polic¨ªa estaba oxidado. Los miles de f¨¢rmacos intervenidos, de procedencia china, estaban, en su mayor¨ªa, caducados, algunos desde hac¨ªa ocho a?os. El algod¨®n se hallaba abierto sobre sucias telas de saco.

Los pisos donde se practicaban los abortos se anunciaban con otras actividades para disimular el trasiego de visitas. En el primero se coc¨ªan y vend¨ªan tallarines. El segundo, en apariencia, era un centro de belleza y masajes.

La responsable de la red era Fang Ch., de 37 a?os. Shaohua H. era la que se encargaba de realizar los abortos. Sus clientes la llamaban "doctora", pese a no poseer ning¨²n t¨ªtulo.

En la redada practicada por la polic¨ªa fueron detenidas tambi¨¦n otras 14 mujeres de nacionalidad china que ejerc¨ªan la prostituci¨®n a las ¨®rdenes de Fang Ch. y cuya situaci¨®n en Espa?a era ilegal. La organizaci¨®n dispon¨ªa de otros dos pisos, uno en la calle Artistas, 3, y otro en el 44 de la misma calle, utilizados como prost¨ªbulos. Fang Ch. manten¨ªa un severo control en el cobro de sus intervenciones. Once mugrientos cuadernos escolares, con nombres y fechas, permitieron a la polic¨ªa saber que en sus locales se practicaron un millar de abortos desde 1993.

La polic¨ªa desconoce cu¨¢ntas de las mujeres intervenidas se dedicaban a la prostituci¨®n y cu¨¢ntas eran simplemente inmigrantes chinas ilegales. Estas organizaciones se aprovechan de mujeres reticentes a acudir a centros sanitarios y de planificaci¨®n familiar espa?oles, bien por su condici¨®n de ilegales, bien por el desconocimiento del idioma, bien por su desconfianza en la medicina occidental.

Publicidad en peri¨®dicos

Los servicios abortistas eran publicitados en varios peri¨®dicos chinos que circulan por Madrid. Las investigaciones comenzaron a ra¨ªz de la denuncia de una de las v¨ªctimas, que asegur¨® haber sido tra¨ªda a Espa?a de forma ilegal y obligada a ejercer la prostituci¨®n para pagar la deuda contra¨ªda.El comisario jefe de la Brigada Provincial de Extranjer¨ªa y Documentaci¨®n de Madrid, Jos¨¦ Luis Poves, explic¨® ayer que es la primera vez que se descubre en la capital la conexi¨®n entre prost¨ªbulos y pr¨¢cticas abortistas clandestinas entre la comunidad china, negocio que, seg¨²n ¨¦l, "reporta una gran fuente de ingresos".

El comisario declar¨® que las intervenciones debieron suponer un verdadero "calvario" para las mujeres, ya que los instrumentos encontrados en los domicilios eran "como de pel¨ªcula de terror". La Polic¨ªa investiga ahora la posibilidad de que alguna de las mujeres haya podido morir como consecuencia de las insalubres condiciones en que se realizaron las intervenciones.