Todos los caminos llevan a V¨ªctor Erice
Desde que le¨ª en EL PA?S del 7 de enero de 1998 (Babelia, p¨¢gina 3) que V¨ªctor Erice preparaba la adaptaci¨®n de El embrujo de Shanghai, de Juan Mars¨¦, estoy esperando la pel¨ªcula. Y no s¨®lo yo, sino tambi¨¦n todos los espectadores que se apuraban, los s¨¢bados o los domingos por la ma?ana, en el fr¨ªo oto?al de Par¨ªs de 1998 para ver El esp¨ªritu de la colmena o El Sol del membrillo. Id¨¦ntica preocupaci¨®n mostraba el suplemento cultural de Le Monde, Aden, que, con motivo de las mencionadas reposiciones, finalizaba su art¨ªculo sobre El esp¨ªritu de la colmena con una pregunta fundamental: "?El pr¨®ximo filme de Erice en el 2002?"; o mejor antes, confiaba yo.Sin embargo, acabo de leer que Juan Mars¨¦ dijo que la adaptaci¨®n de El embrujo de Shanghai la podr¨ªa dirigir Fernando Trueba (EL PA?S, 24 de julio de 1999, edici¨®n de Catalu?a, p¨¢gina 8). ?No me lo creo! Ser¨¢ una pesadilla de Juan Mars¨¦. ?C¨®mo es posible? Hace unos meses le¨ª que exist¨ªa un problema de presupuestos. Pero si se encuentra dinero para Muertos de risa, si se invierten alrededor de 1.000 millones de pesetas en La ciudad de los prodigios, dirigida por Mario Camus (con todos mis respetos por el director), ?no merece el proyecto de V¨ªctor Erice, por lo menos, unos 1.000 millones de pesetas? Es cierto, todo proyecto incluye una parte de riesgo y con V¨ªctor Erice se arriesga mucho: tres obras maestras reconocidas internacionalmente, Concha de Oro del Festival de San Sebasti¨¢n de 1973, Hugo de Plata del Festival de Chicago de 1982, Premio del Jurado del Festival de Cannes en 1992, Hugo de Oro del Festival de Chicago de 1992..., director preferido de Les Cahiers du Cin¨¦ma y mejor director espa?ol seg¨²n varias encuestas.
Adem¨¢s, Juan Mars¨¦ parece haber escrito El embrujo de Shanghai para que Erice lo adapte. Encontramos los mismos temas, las mismas obsesiones: la infancia, la enso?aci¨®n, la figura m¨ªtica del padre, la memoria, la relaci¨®n ficci¨®n-realidad y el amor al cine, a las pel¨ªculas m¨ªticas de su juventud. Aun a escala formal, se perciben conexiones. El universo de V¨ªctor Erice se conecta misteriosamente con el de Juan Mars¨¦. S¨®lo V¨ªctor Erice puede salvar a Juan Mars¨¦ de la maldici¨®n de las adaptaciones malas o mediocres a las que nos tiene acostumbrados. Y Juan Mars¨¦ lo merece, as¨ª como los amantes del cine del mundo entero. Sin V¨ªctor Erice, Juan Mars¨¦ "teme otra mala pel¨ªcula"; yo, tambi¨¦n. De ah¨ª que V¨ªctor Erice me parezca imprescindible para embrujar de nuevo la historia del cine mundial.- .
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