Turistas

Cuando me lleg¨® la noticia de que son m¨¢s los turistas que visitan Isla M¨¢gica que los que visitan la Catedral o los Reales Alc¨¢zares, lo primero que se me vino a la cabeza fue la frase de un personaje de Djuna Barnes: "A m¨ª todo me da igual; soy como los ricos musulmanes de T¨²nez, que alquilan mujeres tontas para reducir la hora a su m¨ªnimo sentido". Despu¨¦s pens¨¦ que, como no nos libramos de nada y nos suelen llegar las cosas con retraso, ahora nos hab¨ªa llegado el turno de nuestro Disneylandia: la cultura del ocio con todas las posibilidades de diversi¨®n a la carta, pensadas e imaginadas de antemano, la satisfacci¨®n que puede producir el luego, el consumo y la evasi¨®n, sin tener que ofrecer a cambio el menor esfuerzo mental, sin necesidad de plantearse problemas ni dudas, lejos de las menudencias incordiantes de la realidad que te pueden fastidiar unas vacaciones. Tan s¨®lo risa y v¨¦rtigo, emociones ambas tan modernas como insensibles, sin peligro de que conmuevan. Los monumentos hist¨®ricos y art¨ªsticos, en cambio, te pueden conmover hasta el embobamiento, pero a cambio de un poco de inter¨¦s o atenci¨®n por lo menos; una mirada, por ejemplo, que identifique personas o cosas concretas, historias de heroicidades o vilezas, alegr¨ªas o sufrimientos que nos revuelven quiz¨¢ la mirada atr¨¢s, a nuestro propio pasado personal y a los recuerdos. Tambi¨¦n hay que pensar que puede ser pura pedanter¨ªa eso de dividir a los turistas entre quienes visitan los parques de atracciones y quienes visitan monumentos. ?Con qu¨¦ derecho y con qu¨¦ criterio? Para empezar, muchos visitantes ser¨¢n espa?oles e incluso andaluces que no vienen por primera vez, que conocen lo que hay que conocer de Sevilla y a quienes les pasan por las narices y con toda intenci¨®n los autobuses con la propaganda de nuestro parque tem¨¢tico, de atracciones y de aventuras. Familias luchando quiz¨¢ por apurar las vacaciones con los ni?os, por pocos que sean, criaturitas con las no hay sitio mejor para echar el d¨ªa que Isla M¨¢gica. Sean bienvenidos todos los congresistas, visitantes y turistas, y si la mayor¨ªa de ellos acaban en la Isla de La Cartuja, mejor para la Catedral y El Alc¨¢zar porque as¨ª se gastan menos.BEGO?A MEDINA