?Es esto el infierno?
"Yo queria por lo menos obtener diploma, pero, en fin, no me ha salido nada bien. Y el primer decepcionado soy yo", dice Paquillo
Cuando los marchistas terminan el suplicio (m¨¢s de una hora andando a 15 por hora bajo el abrasador sol, sobre el ardiente asfalto, masoquistas: esperando en cualquier momento la amonestaci¨®n descalificadora, sufriendo todos menos los tres primeros), se meten por una puerta grande, a pocos metros de la meta, recorren un laberinto atestado de periodistas, cuentan sus impresiones a los preguntones y llegan al fondo, donde en unos cestos como de colada est¨¢n sus ropas de paseo, los niquis y pantalones que se hab¨ªan quitado para vestirse de faena. As¨ª hacen casi todos, pero no Francisco Fern¨¢ndez, Paquillo para el imaginario popular, el h¨¦roe de una tierra dura, la de Guadix (Granada), el hombre m¨¢s derrotado que se pueda uno nunca encontrar. Cubierto por una toalla blanca, doblado por la cintura sobre una enorme papelera, sudando sudores fr¨ªos, Paquillo echa la pota, tose y llora. El final m¨¢s triste para el d¨ªa m¨¢s duro. No es esto lo que esperaba, no, ¨¦l que so?aba con una vuelta triunfal a la pista de Sevilla, a ser posible envuelto en una bandera espa?ola, y no en una toalla, como un enfermo. "Pero aqu¨ª no se acaba el mundo", dice como para cre¨¦rselo, porque su cara dice lo contrario. Medio mundo anim¨¢ndole, medio Guadix en Sevilla, y ¨¦l, su h¨¦roe, s¨®lo es 15?. Y todo el mundo hablaba de medalla, como si fuera lo m¨¢s f¨¢cil del mundo.Mikel Odriozola, el otro espa?ol que compiti¨® en los 20 kil¨®metros marcha (termin¨® 18?) se acerca y le anima. Hasta le dice que ha quedado noveno. Y Paquillo, triste como nadie, se lo cree. Pero tampoco le vale. "Yo quer¨ªa por lo menos obtener diploma, pero en fin, no me ha salido nada bien. Y el primer decepcionado soy yo", dice como si alguien le fuera a pedir cuentas, as¨ª, como acab¨®. Y as¨ª como sufri¨®. "Ha sido un calvario, ha sido lo m¨¢s duro de mi vida".
M¨¢s gr¨¢fico todav¨ªa: "Como yo digo, siempre la cago en el kil¨®metro 15 o 16. Iba muy bien, all¨ª con los primeros, con los mexicanos y con los rusos, y como siempre, como en la Copa del Mundo, dan el tir¨®n los buenos y yo me voy abajo. Iba perfecto, de verdad", repite como si alguien no fuera a creerle. "Pero me ha dado un baj¨®n de todo, de cuerpo y de alma".
Y la gente todav¨ªa le agobia. Preguntas y m¨¢s preguntas. Y por qu¨¦ no est¨¢ arriba, y qu¨¦ van a decir en su pueblo, y qu¨¦ le va a decir a la gente de su pueblo que se ha venido a Sevilla. "?Y qu¨¦ quieren que diga?, pues que lo siento por ellos, pero que he hecho lo que he podido. ?Y qu¨¦ m¨¢s? Pues que han estado en el podio los que ten¨ªan que estar, los que no han fallado. ?M¨¢s? Pues que otra vez ser¨¢, que no se acaba el mundo". Y que se lo crea ¨¦l mismo. Tiene 22 a?os. Tendr¨¢ 23 en los Juegos de Sydney 2000, y 24 en los Mundiales de Edmonton (Canad¨¢), y 27 en los siguientes Juegos, y as¨ª hasta el 2017, o hasta que quiera.
Y tambi¨¦n es joven, aunque no tanto, Mikel Odriozola, el donostiarra de 26 a?os que termin¨® 18?. A ¨¦l no se le hab¨ªa pedido la luna, como a Paquillo, aunque a ¨¦l le habr¨ªa gustado capturarla. Pero captur¨® el infierno. "Muy mal, muy mal, muy mal, lo he pasado fatal". Qu¨¦ fuerte. "Y el calor. Nunca hab¨ªa corrido con este calor. Y el ritmo fort¨ªsimo. Y qu¨¦ dos kil¨®metros, entre el 11 y el 12. Pens¨¦ que no lo superaba, pero poco a poco me he ido recuperando y hasta he terminado fuerte. Suficiente para estar contento. Cuarto en los Europeos de Budapest, y ahora esto. Ha sido una experiencia ¨²nica".
Odriozola espera a Paquillo. Espera a que se vista y se va con ¨¦l. A animarle. A decirle que el mundo no se ha acabado, que no, aunque crea que est¨¢ en el infierno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.