La eterna Feria
Cuando los ganaderos se apretaban los callos y se remojaban el gaznate con satisfaci¨®n y alcohol por la venta de una res, jam¨¢s pudieron imaginar que su festejo iba a derivar en un fen¨®meno inexcusable. La Feria deja un reguero de caldos de la tierra y flores marchitas tras su estancia en una melena lozana a su paso por Andaluc¨ªa. La Feria, como tal, en concepto, es una ocupaci¨®n festiva -bien, se trata de divertirse, pero hay que seguir determinadas y severas normas- que gusta en todos los pueblos y ciudades de Andaluc¨ªa. Ahora beben y bailan en Almer¨ªa. Sin necesidad de vender un animal.
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