Desahucio en el circo romano de Tarragona
"?Por qu¨¦ me han hecho esto?". Eran las ¨²nicas palabras que pod¨ªa pronunciar Jorge D. C. el s¨¢bado por la noche cuando, cerca de las 22.30 horas, volv¨ªa a su casa, una b¨®veda del circo romano de Tarragona, monumento incluido en la lista del conjunto arqueol¨®gico de Tarraco que opta a ser Patrimonio de la Humanidad. El hombre, de 28 a?os, no pod¨ªa creer lo que estaba viendo: un incendio en el interior de la b¨®veda hab¨ªa puesto fin a todas sus cosas. "Seguro que han sido los vecinos. No les gustaba que estuviera por aqu¨ª". La Guardia Urbana comentaba que "los vecinos tienen miedo de que la presencia de uno atraiga a otros", sin a?adir m¨¢s hip¨®tesis sobre la autor¨ªa. Jorge D. C. hab¨ªa convertido dicha b¨®veda en un perfecto apartamento: "Ten¨ªa una estanter¨ªa donde guardaba mi ropa, una cama plegable, una zona donde me duchaba con garrafas de agua, un rinc¨®n donde escrib¨ªa mi diario... Estaba muy bien. Era un lugar fresco y muy agradable. Ahora me han dejado sin nada, he de buscarme otro sitio, ahora mismo", se lamentaba en plena noche. "?Qu¨¦ impotencia siente uno!". "Adem¨¢s, me duele mucho el pie, que casi lo tengo gangrenado, y tengo que ir a buscar una caja para meterme dentro". Hasta el s¨¢bado, Jorge D. C. hab¨ªa pasado seis meses en esta b¨®veda del circo romano, y hasta esta semana no hab¨ªa sufrido ninguna agresi¨®n. Todo empez¨® el mi¨¦rcoles por la noche. Tanto en la plaza dels Sedassos, lugar por donde acced¨ªa a su casa, como en otras plazas cercanas se celebraban conciertos con motivo de la fiesta de Sant Mag¨ª. "Yo estaba durmiendo cuando de repente me despert¨¦ y vi mi chiringuito en llamas. Sal¨ª en calzoncillos. No s¨¦ ni c¨®mo pude sobrevivir", recuerda. Salv¨® la vida y algunas pertenencias, pero un segundo incendio lo ha arrasado todo. Mientras los bomberos se aseguraban de haber apagado bien el fuego, unos agentes de la Guardia Urbana hablaban con ¨¦l amablemente. Le aconsejaban que buscara alg¨²n tipo de ayuda, pero Jorge D. C. no sabe ni por d¨®nde empezar: "No cobro pensi¨®n alguna porque no s¨¦ c¨®mo solicitarla". Volver a empezar Jorge D. C. est¨¢ completamente aturdido y no para de preguntarse: "?Por qu¨¦ me hacen esto, si yo no molesto a nadie? La gente no tiene coraz¨®n. Desahogan sus frustraciones haciendo da?o a los m¨¢s inocentes. Esto era mi casa y me han dejado sin nada". La indigencia de Jorge D. C. tiene sus ra¨ªces en el matrimonio: "A los 20 a?os me cas¨¦ con una chica de Bonavista [barrio tarraconense]. Un a?o y medio despu¨¦s ella me dej¨® por otro. Viv¨ªamos en Igualada y yo trabajaba en la construcci¨®n, pero tuve un accidente y a¨²n arrastro las secuelas. No tengo madre y una hermana m¨ªa muri¨® atropellada por un coche mientras yo hac¨ªa la mili. Mi padre vive con una mujer en el barrio de La Granja. A veces voy a verles, pero no quiero crearles problemas". Jorge D. C. cay¨® en la droga hace unos a?os y logr¨® dejarla. El 15 de agosto de 1998 se enganch¨® de nuevo. "En el hospital Joan XXIII me suministran metadona y estoy siguiendo tambi¨¦n un programa de reinserci¨®n. Quiero abandonar la droga para siempre. Me da verg¨¹enza pedir y veo que me hago mayor y no he hecho nada con mi vida. Por las noches escribo c¨®mo me ha ido el d¨ªa y me da tristeza. Le pido al Se?or un trabajo y una casa. Tengo que volver a empezar", conclu¨ªa mientras observaba los restos de su hogar.
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