Visita al universo borgiano
"Escribo para desahogarme", cont¨® Jorge Luis Borges Acevedo en una entrevista cuando ya ten¨ªa esa imagen de "Homero criollo", y que ha recuperado Trist¨¢n Bauer en un documental como homenaje en el centenario del autor argentino (24 de agosto de 1899-14 de junio de 1986). Borges, t¨ªtulo del documental que emitir¨¢ esta noche Canal + (0.13), transcurre durante una hora al ritmo de la propia voz del autor de obras como El Aleph o Ficciones, y que permite asomarse a sus obsesiones inspiradoras (tiempo / espacio / eternidad), a sus nostalgias terrenales (Buenos Aires / Ginebra) y a algunas inconformidades pol¨ªticas (Per¨®n / Las Malvinas).Con el tono del perpetuo atardecer de verano, como defin¨ªa Borges la progresi¨®n de su ceguera desde 1955, aqu¨ª se sobrevuela algunos de los momentos decisivos en la vida y obra de quien publicara su primer libro en 1923, uno de poemas: Fervor de Buenos Aires, mientras el de cuentos llegar¨ªa a?os m¨¢s tarde: Historia universal de la infamia.
El documental se abre y se cierra con la recreaci¨®n que ten¨ªa Borges sobre el Para¨ªso: una biblioteca. Y en este caso, de aquella creada por ¨¦l en 1941, en un espacio impregnado de m¨¢gica inquietud al que llam¨® "la biblioteca de babel": el ordenado e infinito laberinto de paredes de libros entre los cuales estar¨ªa el libro de los libros, en el que se conjugan todas las letras y palabras del que saldr¨ªan todos los libros. Las historias.
Es as¨ª como la vida de este cazador de misterios filos¨®ficos se entrecruza con sus teor¨ªas de la existencia que lo llevaron a evocar a Plat¨®n para unirse en su reflexi¨®n de que "el tiempo es la imagen de la eternidad". Mientras la concepci¨®n de futuro no es m¨¢s que el anhelo de volver al origen y que, por tanto, el presente est¨¢ hecho de futuro y pasado: "El porvenir ser¨ªa, a su vez, la vuelta a lo eterno".
Aunque atractivo, este mundo borgiano es sintetizado por Bauer en la escenificaci¨®n del relato en el cual el escritor cuenta c¨®mo en 1969 se encontr¨® en el campus de Cambridge con el Borges veintea?ero de Ginebra, y sinti¨® "una oleada de amor" por un muchacho que a¨²n no present¨ªa lo que iban a ser los fracasos ni los libros que le esperaban para ser escritos.
Es la imagen fusionada del Borges fant¨¢stico, nost¨¢lgico y rom¨¢ntico, o, como dec¨ªa, "desagradablemente sentimental". Tanto, que tras la muerte de su madre, Leonor Rita, en 1975, lo acompa?¨® el remordimiento de no haber sido m¨¢s feliz, no por ¨¦l, sino para ella.
Tal vez por eso, en una de sus conferencias a finales de los a?os setenta se mostraba partidario de que "lo ¨²nico que existe es lo que sentimos nosotros". Un m¨¢s que merecido homenaje a uno de los autores m¨¢s ingeniosos del siglo XX y que, lejos, por su propia culpa, no alcanz¨® lo que consideraba la gloria m¨¢xima: el anonimato.
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