15 letras
Jugaba con el tiempo, como un ni?o; "Me gustan las maletas, pero no las cierre del todo, me dan pena las camisas que no respiran; me llevan a viajar, son mis amigas". Ordenaba sus cuartos con la mirada perpleja de los ciegos; un d¨ªa le dijo en su casa al editor y escritor mexicano Sealtiel Alatriste: "Vamos a donde est¨¢ el cuadro que m¨¢s quiero"; le tom¨® del hombro, ya en la habitaci¨®n, y le se?al¨® con el bast¨®n una pintura luminosa y roja: "?Ve? ?se". Regres¨® al final a una de las ciudades de su infancia, Ginebra, y all¨ª sab¨ªa que iba a morir, lo dijo antes, desde que era ni?o; en 1982, hab¨ªa estado en Madrid, con la pierna quemada en primer grado; luego lo describir¨ªa: tendr¨ªa que pasar diez d¨ªas en reposo, pero sab¨ªa que ¨¦se no era el tiempo: "Cada d¨ªa consta de instantes que son lo ¨²nico real y que cada uno tendr¨¢ su peculiar sabor de melancol¨ªa, de alegr¨ªa, de exaltaci¨®n, de tedio o de pasi¨®n". Generoso y ani?ado, en ese viaje quiso sentarse en un restaurante en el que se oyera ruido: ?Y usted qu¨¦ quiere de primero?, le preguntaron, y ¨¦l dijo: "Vichyssoise, adoro la palabra"; no pod¨ªa estar un minuto en silencio, como si tuviera prisa por seguir viviendo. ?Esperaba qu¨¦?, le dec¨ªan, y ¨¦l respond¨ªa: "Nada, s¨®lo espero el tiempo, y s¨¦ que tambi¨¦n es mentira".Le vieron Juan Rulfo, el escritor mexicano, y el poeta espa?ol ?ngel Gonz¨¢lez, bajo la luci¨¦rnaga que m¨¢s quer¨ªa, en el hotel Palace, y le dijeron a Rulfo: "?Le quiere saludar?" "No, y adem¨¢s ?para qu¨¦ viaja, si dice que no ve?". Una vez, cuando gan¨® el Cervantes, declar¨®: "Con ese dinero me comprar¨¦ el Espasa"; una argentina de la editorial, Silvia Mart¨ªn, lo oy¨® y le mand¨® la enciclopedia. Inspir¨® a todos. "Solitario: su voz era la de un hombre ensimismado.
Basta, dijo ante la vanidad y el dinero. Olvido, toda la piel est¨¢ llena de olvido. Regres¨®: a Buenos Aires, a Ginebra: el tiempo le dio libros y ceguera, y le inund¨® con la inteligencia de la infancia. Ginebra, la palabra final, el misterio. ?Envidia?; se la tuvieron, pero ¨¦l la desde?¨® con un mill¨®n de frases que a veces tampoco le pertenecen. Sintaxis, dijo, eso es lo que es la literatura; y humor y sabidur¨ªa.
Jorge Luis Borges. Dijo que una l¨ªnea suya, acaso, pod¨ªa servir para colmar la vanidad de la vida posterior. Quince letras bastan, las de su nombre, para evocar la felicidad de leerle.
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