El coraz¨®n es un peso pesado
A veces, una canci¨®n, al margen de sus valores est¨¦ticos, ata a un artista, le persigue, le atosiga, le abruma. Las canciones tienen vida propia, pero el p¨²blico quiere fotocopias en directo. Y esto es algo que a los int¨¦rpretes les incordia y les mosquea. Porque ellos, los creadores, est¨¢n siempre a punto de caramelo para sus hijos m¨¢s recientes. Pablo Milan¨¦s sabe que jam¨¢s podr¨¢ salir a un escenario sin cantar nuevamente temas como Yolanda, La vida no vale nada, Yo pisar¨¦ las calles nuevamente, Para vivir, La soledad... Pero ¨¦l no tiene m¨¢s remedio que presentar lo ¨²ltimo. Milan¨¦s, en estas cuestiones, no se corta un pelo: muestra lo nuevo y, de postre, se enzanga en el clasicismo para inocular placer en las masas.En esta ocasi¨®n, Pablo Milan¨¦s terminaba su gira espa?ola y presentaba su ¨²ltimo trabajo discogr¨¢fico Vengo naciendo. Lo solvent¨®, principalmente, al inicio del concierto. Y la gente lo acept¨® serenamente, respetuosamente, como dici¨¦ndole al artista: "Lo que t¨² hagas, colega, siempre estar¨¢ bien, pero danos tiempo para ir asimil¨¢ndolo y d¨¦janos endilgarnos una borrachera est¨¦tica con tus canciones cl¨¢sicas".
Pablo Milan¨¦s
Pablo Milan¨¦s (voz y guitarra), Miguel N¨²?ez (percusiones), Dagoberto Gonz¨¢lez (viol¨ªn), Luis ?ngel S¨¢nchez (bajo), Osmani S¨¢nchez (bater¨ªa), Eugenio Arango (percusi¨®n latina), Germ¨¢n Velasco (clarinete, saxo, teclados).Sala La Riviera. Madrid, 26 de agosto.
La conexi¨®n int¨¦rprete-p¨²blico funciona siempre con Pablo. El p¨²blico, con significativa mayor¨ªa de la segunda edad, quer¨ªa marcha, emoci¨®n, sensaciones, recuerdos. Pablo Milan¨¦s consigue llegar a las entretelas endocrinas de la gente. Cuando sonaba Yo pisar¨¦ las calles nuevamente, se detectaron l¨¢grimas y romanticismo en algunos rostros curtidos por a?os y por vivencias. Cuando Pablo cantaba Yolanda,un aroma sinuoso de sensualidad y melancol¨ªa se apoder¨® de La Riviera y de el coraz¨®n de la gran mayor¨ªa de los asistentes.
Individuos dispares
Hab¨ªa entre la gente individuos muy dispares en lo f¨ªsico y muy acordes en el coraz¨®n. Jorge Valdano estaba a punto de la ternura. El¨ªades Ochoa, caballero con sombrero y nostalgias, estaba a punto de infiltrarse en el escenario y participar en el misterio. El cantante cubano Ra¨²l Torres sali¨® incluso al escenario, y se marc¨® dos temas con el cantante. Hay que advertir a Torres que te?irse el pelo de rubio est¨¢ bien para cerca, pero en un escenario, de lejos, tiene aromas de ancianidad, aunque Ra¨²l Torres es un jovenzuelo artista, y muy artista.P¨¢vel Uzquiza se acaramelaba. Y los componentes de Habana Abierta vitoreaban a uno de sus puntos de referencia esenciales.
Milan¨¦s fascina a la vieja guardia y encandila a los cachorros. El sonido estuvo irregular, cosa bastante cotidiana en La Riviera. Pero con un p¨²blico as¨ª, todo se perdona, todo se admite, la cuesti¨®n est¨¢ en cosas m¨¢s et¨¦reas que lo meramente t¨¦cnico. El artista est¨¢ espl¨¦ndido de voz, maestro. Pablo Milan¨¦s siempre supo impostar muy bien la voz; tambi¨¦n es profesional en eso.
Babelia
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