N¨²?ez D¨ªaz-Balart rememora la solidaridad popular de las Brigadas
Concluye en El Escorial el curso sobre el final de la guerra civil
"Las Brigadas Internacionales encarnaron en la guerra civil la solidaridad de los pueblos frente a la insolidaridad de las democracias hacia la Rep¨²blica espa?ola", dijo ayer Mirta N¨²?ez D¨ªaz-Balart, profesora de Historia de la Comunicaci¨®n Social de la Universidad Complutense, en la clausura del curso El final de la guerra civil: 60 a?os despu¨¦s, organizado por esa instituci¨®n en El Escorial.
"Militarmente, las Brigadas tuvieron su importancia, pero sobre todo la tuvieron moral. Fueron una respuesta espont¨¢nea, aunque la Komintern comunista puso toda su infraestructura a disposici¨®n de los voluntarios, contra la ceguera intencionada del Comit¨¦ de No Intervenci¨®n inspirado por Reino Unido y secundado por Francia: se habla mucho del papel de la URSS en la guerra espa?ola, pero es que las democracias occidentales no s¨®lo no apoyaron decididamente al r¨¦gimen legal, sino que derivaron, por miedo a Hitler y Mussolini, en una equiparaci¨®n jur¨ªdica de la Rep¨²blica y los militares sediciosos".Seg¨²n los historiadores, aunque el total de brigadistas fue de unos 40.000, nunca combatieron simulat¨¢neamente m¨¢s de 20.000. "Hay el mito de que Madrid fue defendido por las Brigadas", dice Javier Cervera, del Centro Superior de Estudios Francisco de Vitoria, "pero los tres primeros d¨ªas de asedio no hab¨ªa ning¨²n brigadista en la ciudad y fueron los madrile?os quienes aguantaron".
Para N¨²?ez D¨ªaz-Balart, cuando se decide retirar definitivamente a las Brigadas, a fines de 1938, no eran m¨¢s de 12.600: "Para ellos fue muy doloroso irse, pero fueron disciplinados. No todos eran comunista, les mov¨ªa el idealismo. Vinieron de 53 pa¨ªses, principalmente Francia, y estadounidenses, polacos, alemanes...". La retirada de las Brigadas fue, seg¨²n la historiadora, "la ¨²ltima baza de Negr¨ªn, que acaba de ver c¨®mo en M¨²nich las democracias claudicaban ante Alemania e Italia".
La clausura del curso corri¨® a cargo del prestigioso historiador brit¨¢nico Hugh Thomas, que, con iron¨ªa, hizo un repaso de las distintas sesiones. Valga una muestra: "Javier Tusell empez¨® diciendo que no ten¨ªa datos nuevos que aportar, y luego cit¨® al menos tres documentos y cartas in¨¦ditos: es un ejemplo de tusellianismo". O, al referirse a los comentarios acerca del material f¨ªlmico sobre la guerra, "Ken Loach y Goya se convirtieron en adversarios de los historiadores que trabajamos con archivos".
Babelia
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