San Sim¨®n de Rojas
El extraordinario celtiberista y singular hagi¨®grafo Carandell, tan querido, se quejaba el domingo de que mi t¨ªo-tatarabuelo, el beato Sim¨®n de Rojas, no fuera canonizado: ya lo est¨¢. Lo digo para sus albricias. ?ltimamente no tengo noticias de ¨¦l. Antes se aparec¨ªa a la familia en forma de gato o de fraile para evitarnos peligros. Por algunos en que he ca¨ªdo desde que es santo temo que ha evolucionado. A¨²n tengo una esperanza: Sim¨®n nos avisa con tres golpes en la pared a la hora de la muerte. En todo caso, siempre que voy al F¨ªgaro o al Ideal le saludo desde la calle al pasar por su capillita, que est¨¢ modestamente all¨ª: en recuerdo a las mujeres que redimi¨® de la prostituci¨®n por aquel barrio. Por cierto: han vuelto.-
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