Los reproches de ETA
LA DIRECCI?N del PNV interrumpi¨® ayer sus largas discusiones para contestar, con dureza en el fondo y con pocos miramientos en la forma, al ¨²ltimo comunicado de ETA. Y es que la vanguardia hab¨ªa dejado escaso espacio a sus compa?eros de Lizarra, queriendo dejar bien claro qui¨¦n marca el camino. Lo m¨¢s llamativo del ¨²ltimo texto de la banda son sus reproches al nacionalismo tradicional, y en particular a "algunos" miembros del PNV que pretenden canalizar un proceso de paz "sin contenidos". Es decir, que quieren la paz por s¨ª misma, y no como chantaje para obtener ventajas pol¨ªticas. El mensaje de ETA es que tras las elecciones observa cierta tibieza en los socios de Lizarra a la hora de avanzar hacia la construcci¨®n nacional de Euskal Herria por la v¨ªa soberanista, e incluso un cierto retroceso hacia la v¨ªa agotada del Estatuto, defraudando as¨ª la "ilusi¨®n" de hace un a?o. Arzalluz admiti¨® el jueves en Zarautz la existencia en su partido de ¨¢mbitos contrarios a la estrategia de alianza con HB. Contrarios, en particular, a llevar esa colaboraci¨®n a las diputaciones: no les agrada la idea de que un partido que, por ejemplo, considera leg¨ªtimo que ETA se financie mediante la extorsi¨®n forme parte de las instituciones que recaudan la mayor¨ªa de los impuestos. Tales sectores cr¨ªticos sostienen que es un suicidio meterse en aventuras que cuestionen el Estatuto de Gernika. Sobre todo porque la autonom¨ªa no es una soluci¨®n entre varias posibles, sino la ¨²nica respetuosa con el pluralismo de la sociedad vasca, en la que no todos son nacionalistas, ni todos los nacionalistas, partidarios de la independencia. La incomprensi¨®n del pluralismo por parte del mundo de HB se manifest¨® cuando el alcalde de Bilbao decidi¨® aplicar la ley y colocar todas las banderas en un d¨ªa de las fiestas. Se le ha respondido que eso supone ofender a los ciudadanos de Bilbao porque el nacionalismo es mayoritario en la ciudad.Tambi¨¦n sostienen los sectores cr¨ªticos del PNV a los que se refiere ETA la necesidad de separar pacificaci¨®n y debate sobre las instituciones: "El nacionalismo debe aprender que la paz no puede ser el resultado de satisfacer las demandas de la violencia", escrib¨ªa hace poco un parlamentario peneuvista; y quien fuera el principal asesor de Ardanza sosten¨ªa hace un mes que "una cosa es dar pasos t¨¢cticos por la paz, sacrificando ciertas posiciones, y otra embarcarse en un proyecto que suponga, con el se?uelo de la paz, una revisi¨®n radical de la trayectoria pactista del PNV". Son posturas coherentes con la que ha sido, casi sin interrupci¨®n, la pol¨ªtica nacionalista desde al menos 1908. Los de ETA no pueden ser tan tontos como para pensar que la ilusi¨®n de la poblaci¨®n que mencionan se deba a los avances de sus elucubraciones sobre el soberanismo. La mayor¨ªa est¨¢ ilusionada porque espera que no haya m¨¢s muertes. Y no es la tibieza de algunos nacionalistas, sino la realidad plural de Euskadi, Navarra y el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s lo que obstaculiza la realizaci¨®n del ideal independentista. Por eso han tratado de imponerlo mediante la coacci¨®n, en primer lugar a los nacionalistas no violentos. El comunicado del s¨¢bado indica que no han renunciado a seguir haci¨¦ndolo. Es comprensible que la direcci¨®n del PNV responda a la petulancia de ETA con el tono de enojo que respira la breve nota le¨ªda ayer por Joseba Egibar. Pero el partido de Arzalluz tendr¨ªa que preguntarse si no han sido algunas concesiones suyas a la estrategia pol¨ªtica del mundo de ETA lo que ha llevado a la organizaci¨®n a creerse el ¨¢ngel tutelar de esa aventura soberanista.
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