Inauguraci¨®n con triunfos y truenos
Las gentes de Alcal¨¢ de Henares vuelven a tener una plaza de toros digna de su hist¨®rico entorno y afici¨®n, y que tambi¨¦n podr¨¢n disfrutar, claro est¨¢, cuanto personal de Madrid capital y alrededores tengan a bien acercarse hasta el coso los d¨ªas de toros. Una plaza levantada en poco m¨¢s de media docena de meses, y que fue inaugurada entre rel¨¢mpagos, truenos, lluvia y generosa entrega de orejas.Salieron comentando que lo hab¨ªan pasado bien y lo guapa que estaba su plaza, a la que falta detalles, acabados y puertas, para estar completa.
A la inauguraci¨®n asistieron autoridades locales y auton¨®micas, Ruiz Gallard¨®n entre otros. Y un p¨²blico que casi logr¨® llenar la plaza. Si no fue as¨ª hay que echarle la culpa, sobre todo, a la lluvia, que cay¨® antes de comenzar el festejo, al principio y al final del mismo, y suponemos que a la no comparecencia del anunciado Juli, que est¨¢ convaleciente de una reciente cogida.
Garcigrande / Litri, Ponce, Abell¨¢n
Toros de Garcigrande, desigualmente presentados, nobles, y de juego irregular; destacaron el 3? y el 4?; 1? devuelto por inv¨¢lido. Sobrero de Manuel ?lvarez,noble. Algunos sospechosos de pitones. Litri: estocada trasera y tres descabellos (ovaci¨®n); estocada atravesada ca¨ªda (dos orejas). Enrique Ponce: estocada (dos orejas); estocada tendida desprendida y dos descabellos (ovaci¨®n). Miguel Abell¨¢n: pinchazo y estocada (dos orejas); estocada (oreja). Los tres espadas salieron a hombros.Plaza de Alcal¨¢ de Henares, 1 de septiembre. Inauguraci¨®n de la plaza. 1? corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
Le sustituy¨® Miguel Abell¨¢n, que se llev¨® tres orejas en el esport¨®n, y que tuvo una actuaci¨®n muy entonada, en donde hubo entrega y ganas de torear y agradar al respetable, que le arrop¨® durante toda la tarde.
En su primero Abell¨¢n lance¨® a la ver¨®nica templado y airoso, con el ment¨®n sobre el pecho cuando el lance era m¨¢s sentido. Brind¨® al p¨²blico su faena de muleta, que comenz¨® a base doblones de mando y con una serie en redondo de rodillas por el pit¨®n derecho, en la que puso la plaza caliente, muy a su favor. Y se ech¨® la muleta a la mano izquierda, una vez recuperada la vertical.
Fueron tres series de naturales de Abell¨¢n, irregulares, pero de mano baja, de remate hacia atr¨¢s, arrastrada la pa?osa por la arena. No del todo limpios, y por eso irregulares, y porque no acab¨® de producirse la completa ligaz¨®n. Por el pit¨®n derecho tir¨® del toro y lo exprimi¨®. Se adorn¨® por manoletinas muy ajustadas y se tir¨® a matar sin alivios y de verdad.
A su segundo Abell¨¢n lo recibi¨® con una larga cambiada, mientras el cielo se cerraba m¨¢s y acechaban nubarrones cargados de lluvia sobre el coso alcala¨ªno. Y se escuchaban truenos, resplandec¨ªan rel¨¢mpagos en el horizonte. A este toro, a la saz¨®n el sexto y ¨²ltimo de la tarde, lo banderille¨® Luis Carlos Aranda de manera ejemplar, sobre todo en su segundo par de garapullos, en el que sali¨® del embroque andando, sin aspavientos, templado y torer¨ªsimo.
La faena de Abell¨¢n tuvo el m¨¦rito de las ganas y el aguante, el manso no derrochaba sus embestidas. Y que enseguida se estir¨® con la muleta en la mano izquierda y corri¨® la mano en un intento de prolongar la embestida del burel. Tres series de factura irregular, animosas. Concluy¨® el trasteo en un abaniqueo airoso y un desplante de rodillas, y luego se fue detr¨¢s de la espada con el morrillo como metal final.
Enrique Ponce tore¨® a la ver¨®nica bien a su primer toro, momento en el que sali¨® el sol, que no tardar¨ªa en marcharse con sus rayos a otras tierras. Suaves y limpias resultaron las ver¨®nicas. Sin embargo, lo mejor lleg¨® en el momento de la verdad, al empu?ar el estoque de acero y perfilarse en la suerte suprema. Una estocada hasta la bola, de impecable ejecuci¨®n. Hab¨ªa toreado de muleta a ese toro Ponce, en redondo m¨¢s que nada, en pases templados. Una faena que fue mejorando seg¨²n avanzaba. Gan¨® su toreo de muleta en su segundo, en el que se emple¨® en dos tandas de naturales bien rematados, que no trascendieron quiz¨¢ porque el burel segu¨ªa la muleta sin mucho ¨ªmpetu, d¨®cil y remol¨®n, vamos, falto de casta.
Litri estuvo decidido en el primer toro que estoque¨®, en una fanea de muleta que realiz¨® por el pit¨®n derecho. El primer toro lidiado al completo en la nueva plaza, no el primero en saltar al ruedo,que fue recibido con alborozo, y que ser¨ªa devuelto tras cuatro tumbos que se dio sobre la arena, casi seguidos. Y por debajo del noble y repetidor cuarto, al que s¨®lo le dio alg¨²n muletazo en redondo, reposada la planta y rematado el pase en el tal¨®n contrario. Estuvo breve, y muy eficaz con la espada, y le regalaron dos orejas.
Contenta sali¨® al final la gente, afici¨®n -se supone-, y visitantes. Tienen nueva plaza, que hay que terminar de amueblar, pulir, poner puertas en las entradas principales y equipar de diversos servicios, dar esplendor y acoplar los ladrillos que restan. Una plaza c¨®moda y de ruedo sobrio y recoleto. Por donde al salir a hombros los tres toreros, ca¨ªa agua como chuzos de punta.
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