El germen del rechazo comienza a arraigar en EEUU
El germen del rechazo a los productos transg¨¦nicos est¨¢ ya plantado en EEUU. De forma t¨ªmida, los primeros consumidores norteamericanos est¨¢n empezando a mostrar sus reservas hacia el ma¨ªz, la soja, la patata y cualquier otro producto modificado gen¨¦ticamente.Un grupo de predicadores, por ejemplo, piensa dirigirse a la agencia encargada de la autorizaci¨®n y control de los alimentos y medicamentos (FDA, en sus siglas en ingl¨¦s) para que ¨¦sta obligue a los fabricantes a especificar qu¨¦ productos alimentarios tienen ingredientes modificados gen¨¦ticamente, seg¨²n recog¨ªa el diario franc¨¦s Le Monde en su edici¨®n de ayer.
De esta forma se evitar¨ªa que los creyentes consumieran alimentos que su religi¨®n les proh¨ªbe sin ni siquiera saberlo, alegan.
Hay m¨¢s ejemplos. Esta misma semana dos fabricantes de alimentos infantiles -H.J. Heinz y Gerber, esta ¨²ltima filial de Novartis, una de las grandes factor¨ªas de transg¨¦nicos- han anunciado ya el destierro de todos los tipos de ma¨ªz modificado de sus productos por miedo a la persecuci¨®n ecologista. Y la ciudad de Berkeley ha pedido que los comedores escolares ofrezcan s¨®lo men¨²s biol¨®gicos, libres de transg¨¦nicos.
Son s¨®lo muestras de que la semilla de la resistencia existe en EEUU. M¨¢s dif¨ªcil es saber si ¨¦sta crecer¨¢ hasta obligar a la industria a cambiar de rumbo en un pa¨ªs cuyo Gobierno se ha puesto desde el principio del lado de la industria biotecnol¨®gica y pelea por abrir los mercados de todo el mundo a sus vegetales transg¨¦nicos. EEUU es el l¨ªder mundial en este campo y s¨®lo en 1999 se han plantado nuevos cultivos transg¨¦nicos de ma¨ªz y soja en una extensi¨®n equivalente al Reino Unido (24 millones de hect¨¢reas).
Estas resistencias, como las que ya se han dado en Europa -que no aprueba nuevos alimentos transg¨¦nicos desde junio- y Jap¨®n -que estudia imponer el etiquetado obligatorio-, responden m¨¢s al coraz¨®n que a la cabeza. Nadie ha demostrado a¨²n que los vegetales modificados gen¨¦ticamente ( para que el vegetal se vuelva resistente a un herbicida o inmune a una plaga de insectos, por ejemplo) sean perjudiciales para la salud.
La raz¨®n del rechazo puede estar en las campa?as de grupos ecologistas como Greenpeace, o en la incapacidad de los consumidores de asimilar los avances de la ciencia al mismo tiempo que ¨¦stos se producen, apunta el experto en bio¨¦tica Octavi Quintana. O tal vez s¨®lo responda al principio de que con la comida no se juega.
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