La izquierda
LUIS GARC?A MONTERO Los dirigentes de Izquierda unida de Andaluc¨ªa han adquirido este verano la saludable costumbre de hacer declaraciones p¨²blicas sobre su deseo de reaccionar ante el ¨²ltimo descalabro electoral y ante las exigencias de las nuevas realidades sociales. Luis Carlos Rej¨®n quiere sacar a Izquierda Unida de las salas de urgencia y de los hospitales de la pol¨ªtica. Antonio Romero tiene como objetivo prioritario desalojar a la derecha del Gobierno y ofrece un apoyo firme a los socialistas. Concha Caballero lamenta que se llegue a los pactos en un momento de extrema debilidad y teme que las ofertas precipitadas de colaboraci¨®n supongan una simple p¨¦rdida de contenidos. Francisco R¨ªos hace un llamamiento a las organizaciones que han dejado la coalici¨®n, para volver a meditar juntos y recuperar entre todos el esp¨ªritu y la tarea pol¨ªtica de Izquierda Unida. Posiblemente todos tienen raz¨®n, incluso cuando se llevan la contraria. En un sistema que impone vertiginosamente el bipartidismo, las posiciones de Izquierda Unida siempre han sido dif¨ªciles, porque procuran mantener unas claras se?as de identidad sin convertirse en un repertorio marginal. Una organizaci¨®n pol¨ªtica pierde su sentido si deja de ser ¨²til a los ciudadanos, a un grupo significativo de ciudadanos. A la izquierda no le basta la pureza en abstracto, porque para ser pura izquierda necesita intervenir en la realidad, comprometerse en la vida de los ciudadanos, salir del pasado y la leyenda. Pero debe salir del pasado por la izquierda, sin limitarse a ocupar el hueco que le ofrezcan los poderes establecidos. El debate de Izquierda Unida no puede reducirse a la colaboraci¨®n o al enfrentamiento con el PSOE. La colaboraci¨®n institucional es oportuna y la mayor¨ªa de los votantes o los abstencionistas de izquierdas prefieren que gobierne el PSOE a que entre el PP en la Junta de Andaluc¨ªa y en los ayuntamientos. Izquierda Unida se equivoc¨® a medias en su estrategia de enfrentamientos con los socialistas, una estrategia que no supo o no pudo explicar. La otra mitad de la culpa, no lo olvidemos, corresponde a un sector del PSOE que se siente m¨¢s c¨®modo gobernando con los nacionalistas y las opciones de centro. Aunque electoralmente la guerra en la izquierda haya sido rentable para el PSOE, la factura ideol¨®gica es grave y de consecuencias inciertas en el futuro. Adem¨¢s del apoyo institucional al PSOE, es imprescindible que Izquierda Unida piense en lo que debe ofrecer a sus propios votantes. Muchos espa?oles, que no podemos aspirar a ganar unas elecciones, tenemos la simple ilusi¨®n de seguir votando, de seguir perteneciendo a la democracia, de tener cabida en la realidad pol¨ªtica. Por eso me parece importante la voluntad de Francisco R¨ªos, coordinador de Izquierda Unida en Granada, al convocar de nuevo a las organizaciones que intentan enriquecer el panorama pol¨ªtico, sin identificarse con las reglas del voto bipartidista y del pensamiento ¨²nico. La utilidad de Izquierda Unida reside tambi¨¦n en el esfuerzo intelectual que est¨¦ dispuesta a hacer para encontrar alternativas pol¨ªticas a la realidad. Y esto no es incompatible con la voluntad de desalojar al PP del Gobierno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.