Petenera de dulzura
No es una nueva petenera, pero Maite Mart¨ªn la canta distinta. Llena de dulzura, sin el desgarro que pon¨ªa La Ni?a de los Peines, sin el tr¨¢gico aliento de un Menese. Maite Mart¨ªn, que tiene un excepcional talante flamenco, lleva tiempo trabajando sobre este cante, que tiene un tradicional mal fario para los gitanos, y ella lo ha convertido en una maravilla de intuici¨®n y delicadeza.
Maite sigui¨® por malague?as y por siguiriyas, para terminar quiz¨¢ m¨¢s convencionalmente por canti?as, aunque tambi¨¦n en este palo brillara con autoridad.
Las malague?as, sobre el magisterio del Mellizo y de Chac¨®n, fueron cantadas con grandeza ejemplar, desarrollando los cantes desde dentro en un crecer y crecer que una vez m¨¢s nos indica que para los cantaores con ideas y capacidad de ejecuci¨®n un cante nunca est¨¢ agotado.
Flamenco para un milenio
Cante: Miguel Poveda, Maite Mart¨ªn, Potito. Toque: Chicuelo, jose Ram¨®n Caro, Pedro Sierra. Madrid, Conde Duque, 2 de septiembre.
Despu¨¦s, por siguiriyas, Maite sigui¨® dando su lecci¨®n magistral, que una y otra vez nos la indican como una verdadera fuera de serie del cante actual; dio a la siguiriya el eco doliente que este cante pide, sin extremar la quejumbre, para terminar con esa aut¨¦ntica joya de ecos americanos que es la cabal del Pena.
Miguel Poveda hizo tambi¨¦n un recital muy serio, empezando con rigor por cantes a palo seco y siguiendo por los aires de levante que ¨¦l domina de cabo a rabo.
Tanto Miguel Poveda como Maite son hoy puntas de lanza del flamenco que se cuece en Catalu?a, y ciertamente lo dejan siempre en un lugar de alto privilegio.
Lamentablemente, Potito no estuvo a la altura de sus compa?eros. El artista sali¨® a cantar en una actitud como de desgana, cogi¨® un trotecillo cansino y monocorde y nos sumi¨® a casi todos en las brumas del aburrimiento.
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