Sed de lluvias
Unas 3.000 parejas de flamencos, llegados de todo el Mediterr¨¢neo occidental, se dieron cita este verano en la laguna de Fuente de Piedra (M¨¢laga). Acud¨ªan, un a?o m¨¢s, para cumplir con el obligado rito de la reproducci¨®n. La cifra, aunque parezca importante, supone un dr¨¢stico descenso con respecto al n¨²mero de aves que se cens¨® en 1998, cuando en este humedal protegido se reunieron casi 20.000 parejas de la vistosa zancuda. Las lluvias acumuladas durante el invierno son el principal factor que origina estas acusadas oscilaciones en la colonia de flamencos, convertida as¨ª en un fiable bioindicador de a?os h¨²medos o secos. En circunstancias extremas, como las que se vivieron en los veranos de 1993 o 1995, estas aves no acuden a la laguna, y se dispersan por otras zonas h¨²medas no afectadas por la sequ¨ªa. Este verano, la nidificaci¨®n, aunque reducida, ha sido posible gracias al remanente de agua que se conservaba de ejercicios anteriores ya que, como han advertido los responsables de esta reserva integral, 1999 ha sido el cuarto a?o m¨¢s seco del siglo en todo el entorno de la laguna. El fen¨®meno no ha sido exclusivo de esta comarca malague?a ya que en toda Andaluc¨ªa, y seg¨²n los datos recopilados por la Consejer¨ªa de Medio Ambiente, el a?o hidrol¨®gico 1998-99 ha presentado valores de precipitaci¨®n acumulada inferiores en un 44 % a las medias hist¨®ricas. Estr¨¦s h¨ªdrico La vegetaci¨®n natural tambi¨¦n se ha convertido en un buen indicador del nuevo ciclo de sequ¨ªa que padece la regi¨®n. En este caso, lo que se mide es el estr¨¦s h¨ªdrico que padecen las plantas y que se manifiesta en un descenso de la actividad clorof¨ªlica, fen¨®meno que puede examinarse, en grandes zonas de terreno, mediante im¨¢genes obtenidas por sat¨¦lites de reconocimiento. Los de la serie NOAA, que orbitan a m¨¢s de 800 kil¨®metros de altura, proporcionan informaci¨®n de la comunidad andaluza con una cadencia diaria. En el mes de septiembre de 1995, antes de que concluyera el ¨²ltimo periodo de sequ¨ªa, m¨¢s de un 70% del territorio andaluz presentaba unos niveles de estr¨¦s h¨ªdrico m¨¢ximos o extremadamente altos, como revelaron las im¨¢genes de los NOAA. Por el contrario, en el mismo mes de 1998, y gracias a las lluvias que se hab¨ªan registrado en el invierno anterior, estos niveles s¨®lo se alcanzaban en un 30% de la regi¨®n. A partir de ese momento, el proceso comenz¨® a invertirse de nuevo. En julio del presente a?o el estr¨¦s m¨¢ximo estaba ya presente en un 51% de Andaluc¨ªa, porcentaje pr¨®ximo a los niveles que se alcanzaron en julio de 1995 (62%) y claramente distanciado de los que se midieron en los meses de julio de los a?os h¨²medos de 1997 y 1998 (18% y 17%, respectivamente). Con estos elevados ¨ªndices de estr¨¦s h¨ªdrico, y a pesar de que las temperaturas est¨¢n siendo moderadas en estos primeros d¨ªas de septiembre, importantes masas de vegetaci¨®n est¨¢n expuestas a graves riesgos de incendio. Asimismo, el debilitamiento de las plantas las hace muy vulnerables a plagas y enfermedades. Todo parece indicar, pues, que la comunidad andaluza vuelve a enfrentarse a uno de los temidos ciclos de sequ¨ªa. Aunque caracter¨ªsticos del clima mediterr¨¢neo, la revisi¨®n hist¨®rica de estos fen¨®menos muestra como en los ¨²ltimos a?os se han hecho m¨¢s persistentes e intensos, con una aparente tendencia hacia situaciones de mayor aridez. Siete ciclos Despu¨¦s de analizar la informaci¨®n meteorol¨®gica de los ¨²ltimos 39 a?os, los t¨¦cnicos de la Consejer¨ªa de Medio Ambiente han identificado siete periodos de sequ¨ªa, considerando que esta aparece cuando se dan al menos seis meses de d¨¦ficits pluviom¨¦tricos con relaci¨®n a la mediana de la serie. Aunque de diferente intensidad y amplitud espacial, estos periodos se corresponden con los a?os 1960-61, 1964-69, 1970-71, 1973-77, 1980-86, 1988-96 y 1998-99. En el decenio 1960-70 las secuencias secas fueron de corta duraci¨®n y no muy acusadas. En el peor de los casos (Huelva, abril 64/enero 68) el periodo en el que las precipitaciones escasearon se alarg¨® hasta un total de 46 meses. En la d¨¦cada de los setenta la situaci¨®n tiende a empeorar y, as¨ª, la sequ¨ªa de 1973 a 1977, que afecta a la pr¨¢ctica totalidad de la comunidad andaluza, se manifiesta con rachas secas de hasta 66 meses de duraci¨®n, como ocurri¨® en la provincia de C¨®rdoba. Pero es a partir de 1980 cuando se producen las sequ¨ªas m¨¢s graves y de mayor duraci¨®n, como la del 80-86, que en Almer¨ªa origin¨® importantes d¨¦ficits pluviom¨¦tricos durante 87 meses (noviembre 80/enero 88), y, sobre todo, la del periodo 88-96, con rachas secas que oscilaron entre los 4 a?os de Ja¨¦n (noviembre 92/noviembre 96) y los casi 8 a?os de M¨¢laga (febrero 90/octubre 97). La propia Consejer¨ªa advierte que no pueden sacarse conclusiones prematuras de estos datos, ya que la serie analizada no es muy extensa. Pero a pesar de esta cautela, los especialistas no ocultan la aparici¨®n de sequ¨ªas cada vez m¨¢s prolongadas e intensas, de consecuencias, a veces catastr¨®ficas, en la agricultura y el consumo dom¨¦stico, ya que la disminuci¨®n de recursos h¨ªdricos disponibles no se corresponde con una menor demanda de estos sectores.
Comentarios y sugerencias a prop¨®sito de Cr¨®nica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es
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