Barak abre juego

EL PRIMER asalto de lo que podr¨ªa ser la fase final del proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo ha concluido este ¨²ltimo fin de semana en Egipto con un ¨¦xito para el jefe de Gobierno israel¨ª, Ehud Barak. No s¨®lo ha logrado que su interlocutor Yasir Arafat aceptara una revisi¨®n de los acuerdos de Wye, que Benjam¨ªn Netanyahu hab¨ªa firmado en noviembre e incumplido despu¨¦s, sino que ha arrastrado al l¨ªder palestino a la inmediata apertura de negociaciones -con un a?o de plazo- sobre el estatuto final de los territorios evacuados por Israel. En la prolongada renegociaci¨®n de Wye, Barak ha sabido mostrar una dureza que le permite esquivar ante la opini¨®n israel¨ª las acusaciones de liquidacionismo, pero sin la intransigencia que marc¨® la etapa de su antecesor, Netanyahu. Con Wye2, Israel reduce de 400 a 350 el n¨²mero de presos palestinos que debe liberar entre los cerca de 2.000 que permanecen en sus c¨¢rceles, y demora en unos meses el cumplimiento de la evacuaci¨®n acordada, que elevar¨¢ de un 3% a un 17% el territorio que entregar¨¢ a los palestinos, liberado tanto en lo civil como en lo militar. Por a?adidura, Arafat renuncia t¨¢citamente a declarar la independencia de la Palestina ¨¢rabe, al menos durante ese a?o de negociaciones.

Pero lo m¨¢s importante es c¨®mo Barak ha metido a Arafat en una nueva negociaci¨®n final en la que se alternar¨¢n presiones y recompensas sobre el l¨ªder palestino para que acepte una soluci¨®n sobre la que, en cambio, nadie apretar¨¢ a Israel. De otro lado, parece probable que se hayan anticipado cu¨¢les van a ser las l¨ªneas generales de la concertaci¨®n final. El hecho de que Arafat destituyera al jefe de su equipo negociador sobre los acuerdos de Wye, Saeb Erakat, apunta a que no todos los colaboradores del l¨ªder palestino est¨¢n entusiasmados con lo que se avecina.

Este a?o negociador va a ser muy duro, como lo prueban los dos atentados registrados ayer en Tiberiades y Haifa, pero de los obst¨¢culos que hay que franquear destacan dos especialmente formidables: el destino de la Jerusal¨¦n unificada, y la suerte de los tres o cuatro millones de refugiados palestinos y sus descendientes que fueron expulsados del pa¨ªs, especialmente en las guerras de 1948 y 1967. Sobre este ¨²ltimo extremo, la resoluci¨®n 194 de la ONU, aprobada hace algo m¨¢s de medio siglo, establece que los refugiados han de tener el derecho de volver a su tierra o ser compensados econ¨®micamente si renuncian a ello.

Sobre Jerusal¨¦n se apunta la posibilidad de que alg¨²n barrio extremo o perif¨¦rico a la parte ¨¢rabe de la ciudad quede en territorio evacuado, y all¨ª los palestinos puedan proclamar la capital de un Estado independiente. Muchos de ellos podr¨ªan sentirse estafados por esta soluci¨®n.

El asunto de los refugiados es, sin embargo, a¨²n m¨¢s espinoso. Ning¨²n Gobierno israel¨ª, de izquierda, derecha o del limbo pol¨ªtico, aceptar¨ªa un regreso m¨ªnimamente masivo de los palestinos expatriados, porque, en la pr¨¢ctica, convertir¨ªa a Israel en un Estado binacional, al sumarse al 20% de ¨¢rabes -sobre los seis millones de habitantes del pa¨ªs- que son ya ciudadanos israel¨ªes de pleno derecho. Siempre cabe argumentar que no hay nada que no se arregle con dinero. Pero a ver de d¨®nde salen las sumas ingentes que har¨ªan falta para ello.

En ambos casos, Israel, que es quien est¨¢ regulando a su antojo el proceso de paz, habr¨¢ de hacer la mayor parte del camino para que un futuro tratado no genere m¨¢s enemigos que partidarios. Un a?o no es tanto tiempo para un conflicto que dura ya cerca de cien. La paz sigue siendo hoy un grave riesgo para Israel porque para obtenerla habr¨¢ de ir m¨¢s lejos en sus concesiones que todo lo que llevamos o¨ªdo hasta la fecha. ?Ser¨¢ Wye 2 la apuesta definitiva?