Razones mayores
Hay motivos para pensar que el traslado a c¨¢rceles pr¨®ximas al Pa¨ªs Vasco de un centenar de presos de ETA anunciado ayer por el Gobierno no producir¨¢ gestos de reconocimiento, sino tal vez lo contrario, por parte de quienes lo exig¨ªan con m¨¢s ¨¦nfasis; sin embargo, hab¨ªa m¨¢s razones a favor que en contra. El ministro Mayor Oreja eligi¨® un tono tecnocr¨¢tico para enumerarlas, pero no hab¨ªa raz¨®n para ocultar que el motivo principal era pol¨ªtico: evitar que el acercamiento de los presos se convierta en un tema de divergencia entre las fuerzas democr¨¢ticas frente a los problemas que han de abordar estos pr¨®ximos meses en el camino hacia la paz. Es un asunto que lleva a?os envenenando las relaciones entre partidos nacionalistas y no nacionalistas -por ejemplo, en la Mesa de Ajuria Enea- y que amenazaba ya con afectar al consenso en materia antiterrorista entre el Gobierno y el partido socialista. Desde 1995 existe un pronunciamiento casi un¨¢nime del Parlamento vasco a favor de que se ponga fin a la pol¨ªtica de dispersi¨®n. Esa pol¨ªtica, que en su d¨ªa cont¨® con el apoyo de los nacionalistas, cumpli¨® su papel a fines de los ochenta para favorecer la reinserci¨®n, pero hace tiempo que resulta est¨¦ril y es posible que contraproducente. La posici¨®n del Parlamento de Vitoria es ampliamente respaldada por la poblaci¨®n vasca, seg¨²n indican las encuestas. Por otra parte, tambi¨¦n existe un emplazamiento, reiterado antes del verano, del Congreso de los Diputados para que el Gobierno flexibilice su pol¨ªtica penitenciaria de acuerdo con la situaci¨®n creada por el alto el fuego de ETA.
El Gobierno ha sido m¨¢s bien reticente por dos motivos principales: primero, por su criterio de acompasar las medidas penitenciarias a los avances en el proceso de paz. Pero aunque no haya habido alto el fuego definitivo, ni siquiera una clara voluntad de di¨¢logo de ETA sobre esa hip¨®tesis, la suspensi¨®n de los atentados se ha mantenido durante un a?o. ?se es el avance. Segundo motivo: la persistencia de la intimidaci¨®n bajo la forma de sabotajes y coacciones a los no nacionalistas. Es un argumento a tomar en consideraci¨®n, pero llevado hasta el final supone poner la pol¨ªtica penitenciaria en manos de los encapuchados.
Un tercer argumento, ¨¦ste impl¨ªcito, fue que el peque?o ensayo de acercamiento a la pen¨ªnsula de los presos de las islas y plazas africanas realizado en diciembre fue calificado de gesto mezquino e incluso de provocaci¨®n por los nacionalistas, y seguido por la convocatoria de una manifestaci¨®n en enero (y ya no por el acercamiento gen¨¦rico, sino por el traslado a c¨¢rceles vascas). Es grande la tentaci¨®n de responder con un "pues entonces, nada", pero no habr¨ªa sido inteligente ceder a ella.
ETA intenta permanentemente obligar al nacionalismo democr¨¢tico a definirse en torno a sus propios objetivos y planteamientos. El acercamiento de los presos es una bandera de ETA y HB a la que se sumaron los nacionalistas democr¨¢ticos de manera bastante confusa: interiorizando como propio el argumento -que Arzalluz hab¨ªa expresamente rechazado en 1989- de que existe un derecho de los presos al acercamiento. Los efectos de esa confusi¨®n, llevada hasta el rid¨ªculo de la denuncia ante instancias internacionales, fueron grav¨ªsimos: aportaron una apariencia de coartada jur¨ªdica y moral a las peores barbaridades. Por ello sigue siendo necesario aclarar que la ley no ordena, sino recomienda - y siempre en el marco de una pol¨ªtica individualizada de reinserci¨®n- el acercamiento del recluso a su medio familiar.
Pero que no sea un derecho no significa que no sea conveniente. El propio PP estaba m¨¢s bien de acuerdo antes de que el asunto se envenenara. No hay que agravar el sufrimiento de los familiares, si puede evitarse. En la ¨¦poca en que funcionaba eficazmente la reinserci¨®n, la dispersi¨®n buscaba aliviar la presi¨®n de los comisarios de ETA sobre los presos que deseaban soltar amarras. Ahora se ha convertido en bandera de movilizaci¨®n de esos mismos familiares y en pretexto para la unidad de acci¨®n nacionalista en torno a los planteamientos m¨¢s radicales.
Exist¨ªan, por tanto, motivos poderosos a favor de una flexibilizaci¨®n de la pol¨ªtica penitenciaria. Y tambi¨¦n margen para hacerlo sin asumir un riesgo desproporcionado: el acercamiento es, por definici¨®n, una medida reversible. Y permite transmitir a los presos de ETA el mensaje de que lo que no consiguieron con brutalidades como el secuestro de Ortega Lara y lo que vino despu¨¦s es posible alcanzarlo en el marco de la suspensi¨®n de la violencia; y que a este paso pueden seguir otros en la misma direcci¨®n.
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