La universidad, abandonada en I+D
En las previsiones presupuestarias del sistema de investigaci¨®n y desarrollo (I+D) para los pr¨®ximos a?os (EL PAIS, 16.8.99), la universidad sigue abandonada, lo que augura un futuro incierto. Desde hace muchos a?os, una parte importante del gasto p¨²blico de I+D en Espa?a se ha dedicado a las empresas y una parte peque?a a la universidad, y siempre la I+D empresarial ha sido escasa y la balanza de pagos tecnol¨®gicos muy desfavorable. Pero, a pesar del fracaso, el modelo se sigue expandiendo, y al d¨ªa de hoy, el 74 % del esfuerzo p¨²blico en I+D va a Industria y Defensa. Y as¨ª, mientras las empresas reciben una parte importante sin que su investigaci¨®n despegue, el porcentaje del PIB que la universidad recibe como gastos imputables a la investigaci¨®n es exiguo en comparaci¨®n con lo que invierten los pa¨ªses desarrollados. Por eso, numerosos investigadores espa?oles que han realizado carreras prestigiosas en el extranjero ni vuelven ni sue?an con volver a la universidad espa?ola. La investigaci¨®n universitaria mejor¨® espectacularmente en la d¨¦cada de los ochenta, pero las limitaciones presupuestarias y el estancamiento normativo han limitado el proceso. En el cap¨ªtulo de personal, dos problemas impiden la formaci¨®n de grupos potentes y ¨¢giles: las plazas de profesores funcionarios son las ¨²nicas existentes, y se establecen por la carga docente, sin consideraci¨®n de la investigaci¨®n, y las plazas de personal de administraci¨®n, auxiliar y t¨¦cnico, que alcanzan un ratio de 4:1 con respecto al n¨²mero de profesores en una buena universidad extranjera, tambi¨¦n se dotan s¨®lo por docencia y son 0,5:1. En el CSIC, s¨®lo por investigaci¨®n, el ratio es 1,2:1.
Uno de los pilares del ¨¦xito de la producci¨®n cient¨ªfica espa?ola iniciada en los ochenta fue el programa de becas de doctorado, que en la universidad dio lugar a una mano de obra barata para suplir a los t¨¦cnicos de plantilla inexistentes. Algunos de aquellos becarios, despu¨¦s de cuidadosa selecci¨®n, se acogieron a los programas de investigaci¨®n en el extranjero y, al regreso, a un bien pensado programa de incorporaci¨®n al sector p¨²blico, que les ha financiado un trabajo digno durante tres o cinco a?os. Pero al final del proceso, con edades entre 35 y 40 a?os, a pesar de las excelentes carreras cient¨ªficas y de haber sido una bocanada de juventud en nuestro sistema de I+D, aquellos que eligieron la universidad para incorporarse, ahora no tienen cabida para consolidarse. Porque, normalmente, la docencia consolida a los que est¨¢n y la investigaci¨®n no genera dotaciones.
La universidad hace falta para que la empresa investigue, porque en la universidad se forman, o se deforman, los investigadores. Y sin investigadores, las inversiones en I+D empresarial equivalen a crear una orquesta comprando instrumentos sin tener m¨²sicos. Centrar la investigaci¨®n p¨²blica s¨®lo en el CSIC, que es veinte veces menor que la universidad, puede ser una soluci¨®n de emergencia, pero sin futuro, porque un CSIC dimensionado para sustituir a la universidad ya no tendr¨ªa financiaci¨®n. Ciertamente, despu¨¦s de corregir por tama?o, la investigaci¨®n en el CSIC es unas diez veces m¨¢s alta que en la universidad, pero tambi¨¦n las inversiones, las bibliotecas y casi todo. Tambi¨¦n los investigadores con contratos de incorporaci¨®n, que en el CSIC son aproximadamente el 25 % de los investigadores permanentes y en la universidad el 2 %.
En resumen, y aunque parezca parad¨®jico, para fomentar la I+D empresarial hay que incrementar los presupuestos dedicados a la investigaci¨®n p¨²blica y dotar a la universidad de una normativa para captar investigadores. Empezando por los investigadores del programa de incorporaci¨®n al terminar sus contratos.
La balanza de pagos tecnol¨®gicos por s¨ª sola indica que hemos perdido la revoluci¨®n tecnol¨®gica del siglo que termina. Pero observemos que, sin excepciones, los pa¨ªses que venden tecnolog¨ªa tienen buenas universidades en las que la investigaci¨®n es uno de sus mejores activos.
Alonso Rodr¨ªguez Navarro es catedr¨¢tico de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid.
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