Pedro del Hierro salva la uni¨®n de poes¨ªa y oficio en la Pasarela Cibeles
La arruga vuelve a imponerse como t¨®nica en el reino de los tejidos
La tercera y ¨²ltima jornada de la Pasarela Cibeles, en donde se sigue sintiendo la ausencia del grupo disidente como los otros motivadores punteros de la moda espa?ola de hoy (Verino, Lomba, Del Pozo, Pernas, Schlesser), se clausur¨® con el oficio aristocr¨¢tico de Elio Berhanyer, la renovaci¨®n estil¨ªstica de Carmela Rosso y el espectacular despliegue de talento de Pedro del Hierro, donde el modista une de manera original la poes¨ªa del dibujo m¨¢s utopista con la realidad pujante de los tejidos contempor¨¢neos.
La tercera jornada de la Pasarela Cibeles fue variopinta. El certamen madrile?o busca desesperadamente una identidad, unos sellos propios que abarcan desde el mismo trabajo de la ropa al dise?o de la organizaci¨®n, que en algunos casos brilla por su ausencia. Por ejemplo, entre desfiles, el gent¨ªo o manada de la prensa ros¨¢cea invade la pasarela, deja huellas de yeti sobre la pintura blanca del suelo y hace tertulia en la zona sagrada de este trabajo; all¨ª nadie les dice nada. En el pabell¨®n 1 esto no pasaba. El d¨ªa lo abrieron el sevillano Daniel Carrasco y el mallorqu¨ªn Xisco Caimari; en el primero lo mejor fueron los chicos con trajes blancos de estilo indiano y la serie negra con brillos y arrugas. Hablando de arrugas: un amable y poderoso recuerdo de los a?os heroicos sobrevuela esta edici¨®n de Cibeles: "La arruga es bella", aquel eslogan de Adolfo Dom¨ªnguez que en su momento hizo tantos chascarrillos como escuela despu¨¦s. La arruga ha vuelto, y ah¨ª est¨¢ para ser interpretada por los creadores emergentes de hoy. Caimari debe seguir buscando en su espejo moral.
El uso del lujo
Le sigui¨® la propuesta de Elio Berhanyer, todo oficio, estableciendo unos largos rigurosos entre la rodilla y el tobillo. Blancos, crudos, arenas tramados, pasteles al servicio de un sistema estable en el que coinciden el cliente y el lujo: Berhanyer usa el lujo como un recurso personal, desde el regusto por el detalle cortesano de los bordados hasta su l¨ªnea marinera, aparentemente para encontrar mercado entre Antibes y Portofino, pasando por Puerto Ban¨²s. Su segmento jeans es risue?o y hace un gui?o a la clientela: que no falte el glamour. El desfile combinado de la tarde trajo una agradable sorpresa: Carmela Rosso sale de su esfera convencional y da un giro de 180 grados. Su dibujo viaja a la simplicidad, prescinde de aderezos y se concentra en la l¨ªnea, que es diagonal y expresamente contempor¨¢nea: arruga, fruncido y color cumplen su funci¨®n catalizadora. Mar¨ªa Jos¨¦ Navarro sigui¨® con series blancas y grises sin mayores sobresaltos.
A media tarde, Pedro del Hierro mostr¨® una colecci¨®n deslumbrante en toda regla. Tejidos, dibujo, cortes creativos y estampa final han dado una luz en esta edici¨®n de la Pasarela Cibeles. La madurez tiene un r¨¦dito en todas las artes, y Pedro del Hierro est¨¢ en su mejor momento; el modista establece un di¨¢logo virtual entre su labor creativa y la propuesta pr¨¢ctica, pero es una conversaci¨®n fluida, l¨®gica, que envuelve victoriosamente al espectador en un lirismo sin fisuras. Tanto para el hombre como para la mujer, Pedro del Hierro juega con un futurismo posible en lo material y en lo est¨¦tico, no hubo m¨¢s que ver su chubasquero de algod¨®n lucido por el franco-belga Arnaud (uno de los top punteros de hoy) o el vestido de rafia soportada por tul de algod¨®n, creaciones que perdurar¨¢n y ver¨¢n su reflejo en el mercado.
Cerr¨® Cibeles, una vez m¨¢s, Agatha Ruiz de la Prada, orlada de confetis dorados y consecuente con su estilo.
Finalmente, los mismos rumores del comienzo han coronado el final de esta edici¨®n de la Pasarela Cibeles: las instancias pol¨ªticas negocian con los dise?adores disidentes de prestigio su regreso a este foro, ya sea en una f¨®rmula paralela o integrados en la organizaci¨®n original. La pr¨®xima edici¨®n ser¨¢ decisiva para el asentamiento de un mercado que precisa de la m¨¢xima coherencia en su escaparate principal.
Babelia
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