Turbulencias en Inglaterra e Italia
Dos de los grandes de Europa defraudaron el mi¨¦rcoles, y los brit¨¢nicos est¨¢n al borde de la eliminaci¨®n
![Santiago Segurola](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe505581b-3596-4161-bc77-1816c8c68bf7.png?auth=d22627484165dfcb062103e8d1fdebeb92a54c13220f4fd6553111e786e168fa&width=100&height=100&smart=true)
La fase de clasificaci¨®n de la Eurocopa 2000 ha abierto un frente de turbulencias en el f¨²tbol ingl¨¦s, doblemente castigado por su insuficiente empate en Polonia y por las tropel¨ªas de sus seguidores en Varsovia. Por el lado del resultado, Inglaterra se encuentra en una situaci¨®n de extrema dificultad. Tercera en su grupo, no tiene posibilidad alguna de clasificarse de manera directa. Y le resultar¨¢ muy complicado alcanzar el segundo puesto, que pertenecer¨¢ a Polonia si empata o gana en Suecia en el ¨²ltimo partido. La peor noticia para los ingleses es que Suecia ya se ha clasificado, lo mismo que Noruega, la Rep¨²blica Checa y Espa?a. A Rumania le basta una victoria sobre Liechtenstein, cosa que se supone. Alemania tambi¨¦n se encuentra a las puertas de la clasificaci¨®n, e Italia s¨®lo necesita un punto en su visita a Bielorrusia. Pero los italianos, como los ingleses, atraviesan por un periodo de cr¨ªticas y desilusi¨®n. Su derrota en N¨¢poles frente a Dinamarca (2-3) vuelve a incidir en las carencias de una selecci¨®n que refleja varios aspectos negativos del f¨²tbol italiano. Inglaterra defraud¨® en Varsovia. "Desesperante empate a cero", titul¨® el diario The Times. "Batty, expulsado mientras Inglaterra espera al destino", dec¨ªa el Guardian. Toda la prensa reflej¨® la crisis de una selecci¨®n que no acaba de aprovecharse del buen estado que atraviesan sus clubes. El cese de Glenn Hoddle y la designaci¨®n de Kevin Keegan como seleccionador fue celebrado con el t¨ªpico alborozo por la prensa y los aficionados. Inglaterra adora los cambios de entrenadores, a los que se atribuye cualidades grandiosas que poco despu¨¦s no se ven confirmadas. Ocurre tanto en los clubes -ahora, por ejemplo, en el Newcastle con la sucesi¨®n de Gullit por Bobby Robson- y sucede en una selecci¨®n que no acaba de actuar con el criterio adecuado. Su decepcionante trayectoria durante la fase de clasificaci¨®n vuelve a exponer la inconsistencia del equipo, con el factor a?adido de las cuestionables decisiones de Keegan, capaz de dar la titularidad al tosco y veteran¨ªsimo defensa Stuart Pearce, que en sus mejores a?os no pas¨® de mediocre futbolista.
Ahora se dice que Hoddle era un buen t¨¢ctico con escasa perspicacia para las relaciones con sus jugadores. Y que Keegan es un excelente relaciones p¨²blicas con los futbolistas, pero un d¨¦bil estratega. Mientras tanto, nadie se enfrenta al problema b¨¢sico: ?por qu¨¦ la selecci¨®n inglesa no es capaz de aprovechar la f¨¦rtil ¨¦poca que viven sus clubes? Desde hace a?os, no hay manera de definir con precisi¨®n el estilo de la selecci¨®n, a caballo entre la nostalgia por el viejo f¨²tbol y la apertura que se reclama desde otros sectores. El resultado es un h¨ªbrido que no funciona.
El partido con Polonia tuvo un car¨¢cter catastr¨®fico para los ingleses. La federaci¨®n considera que la eliminaci¨®n supondr¨ªa unas p¨¦rdidas de 25.000 millones de pesetas por conceptos publicitarios y televisivos. A las consecuencias econ¨®micas, hay que a?adir otra que puede resultar dram¨¢tica. La violencia de los hinchas ingleses convirti¨® las calles y el estadio de Varsovia en el escenario de un desagradablecombate con los aficionados polacos. Sepp Blatter, presidente de la FIFA, fue testigo de la gresca. Sentado en el palco presidencial, observ¨® el destemplado comportamiento de los v¨¢ndalos ingleses. Todo esto en pleno proceso publicitario antes de la designaci¨®n de la sede del Mundial del 2006. Si Blatter tom¨® nota de lo que sucedi¨® en Varsovia, la candidatura inglesa perdi¨® mucho terreno.
Italia est¨¢ a un paso de su clasificaci¨®n, a pesar de su derrota frente a Dinamarca (2-3) en N¨¢poles. "Zoff, qu¨¦ mala Italia", titulaba La Gazzetta dello Sport. "Suicido perfecto", en el Tuttosport. "Incre¨ªble KO", se?alaba el Corriere dello Sport. En toda la cr¨ªtica se produjo una especie de estupor por el resultado, despu¨¦s de que Italia se adelantara por dos goles a cero. Sin embargo, debajo de la sorpresa anidan algunos defectos que pesan sobre el equipo italiano desde hace tiempo. Candido Cannav¨® lo apuntaba en su columna en la primera p¨¢gina de la Gazzetta dello Sport: "En esta selecci¨®n se ha abolido un concepto capital del f¨²tbol: la construcci¨®n del juego". La obsesiva idea de los entrenadores italianos de poner paredes en todas las zonas del campo ha supuesto la negaci¨®n de los jugadores creativos, cada vez m¨¢s escasos. La figura del diez apenas existe en estos tiempos. La selecci¨®n reproduce exactamente esta carencia. Todo se reduce a la t¨¢ctica y a una frontalidad demasiado evidente.
Pero adem¨¢s la derrota frente a Dinamarca dej¨® otra lectura que viene de lejos pero que pasa inadvertida. Los italianos, a los que se supone maestros de la defensa, son bastante vulnerables cuando deciden defender un resultado a toda costa. S¨®lo eso se desprende del desplome que sufri¨® el equipo despu¨¦s de contar con una ventaja de dos goles. Italia perdi¨® el partido cuando cedi¨® todas las operaciones de mando a los daneses. No es la primera vez que ocurre, pero ciertos mitos no se desmontan de un d¨ªa para otro.
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