Sevilla ya tiene ministra de Cultura
Estaban los ni?os del colegio Pablo Ruiz Picasso de Sevilla sentaditos en sus sillas esperando algo. Tanta c¨¢mara, y aquellos se?ores subidos en un estrado, api?ados como sardinas, alguna pista les daban. Pero no muchas. De repente, la se?ora de verde que presid¨ªa la mesa comenz¨® a hablar y los alumnos pod¨ªan ver su imagen en una pantalla situada en el rinc¨®n del aula. ?Qui¨¦n era esa mujer? ?Por qu¨¦ estaba el colegio revolucionado esta ma?ana? Jos¨¦ Alberto Mu?oz aprieta los labios y tamborilea los dedos sobre ellos. ?Ya est¨¢! Esa que habla es "la ministra de Cultura de Sevilla... Creo". Pues no, Jos¨¦ Alberto. Es la delegada provincial de Educaci¨®n, Nazaria Moreno. El ni?o, que estudia Primaria todav¨ªa, no entiende de cargos pol¨ªticos. Normal. Por eso, cuando acabaron de hablar en aquella pantalla los ocho delgados provinciales, la sala escolar estaba harta de personajes extra?os y de discursos aburridos. De cualquier forma, ten¨ªan que esperar, porque los globos que hab¨ªa en el patio de la escuela, les hac¨ªan barruntar un final de fiesta m¨¢s divertido. Andaluc¨ªa inauguraba ayer el curso escolar de una forma innovadora. El presidente Chaves daba el pistoletazo de salida a trav¨¦s de una videoconferencia, o sea, simult¨¢neamente en todas las provincias. Y as¨ª fue. Chaves sale en televisi¨®n m¨¢s que la delegada de Educaci¨®n de Sevilla, por ejemplo, ?lo conocer¨ªan los ni?os? A medias: "Es Su¨¢rez", salta una de ellas. Pero su compa?era le reprocha r¨¢pido el despiste: "No hombre, es Chaves". ?Y qui¨¦n es Chaves? "Pues el presidente". ?El presidente de qu¨¦? "Humm... No me acuerdo". No parec¨ªa para ni?os aquel espect¨¢culo virtual as¨ª que el consejero de Educaci¨®n, Manuel Pezzi, que acompa?aba a Chaves en el Sal¨®n de los Espejos de San Telmo, dedic¨® su discurso a los maestros, que tambi¨¦n son protagonistas de la escuela. Gracias y mil gracias dio el consejero a los profesores por la labor que desempe?an cada curso y pidi¨® a los padres que les apoyaran en esta tarea, que falta les hace. Tambi¨¦n pidi¨® ayuda, pero esta en forma de presupuestos, elpresidente de la Confederaci¨®n de padres de Alumnos, Miguel Sicilia. Habl¨® desde el colegio Lex Flavia Malacitana (M¨¢laga) y pidi¨® al Gobierno andaluz que sea generoso cuando tire de calculadora para repartir los dineros. Que se acuerde de la escuela. Almer¨ªa fue la encargada de comenzar las intervenciones. El delegado provincial, Francisco Contreras, apareci¨® nervioso, ley¨® el discurso y cuando acab¨®, resopl¨® a gusto. Las delegadas lo hicieron mejor que sus colegas masculinos. Desde Granada, Teresa Jim¨¦nez parec¨ªa toda una presentadora de televisi¨®n. Habl¨® de libros, de tolerancia y de vida, y les dijo a los ni?os que los maestros estar¨¢n a su lado mientras aprenden. La delegada de C¨¢diz, Pilar S¨¢nchez, aport¨® a la videoconferencia aires de libertad y de ciudad milenaria. C¨®rdoba salud¨® con S¨¦neca y con Averroes y despu¨¦s el delegado se qued¨® congelado. Pero eso fue por culpa de la t¨¦cnica. Huelva pase¨® por Andaluc¨ªa durante un rato su serran¨ªa, sus colegios rurales, "pacientes y solidarios". M¨¢laga habl¨® de Aleixandre, de Picasso, de la paloma y de la paz. Y Ja¨¦n hizo un discurso casi navide?o, lleno de parabienes, de felicidad y de ilusi¨®n. Cuando le toc¨® el turno a Antonia, una alumna que estudia en un centro de educaci¨®n de adultos de Sevilla, se oy¨® el primer aplauso de la ma?ana en la sala del colegio Pablo Ruiz Picasso. Porque esta alumna cont¨® los sinsabores de su vida, sin juguetes ni estudios, que ahora remedia aprendiendo a leer y escribir cuando todos sus sobrinos "tienen ya una carrera sacada". Al finalizar se escuch¨® el himno de Andaluc¨ªa y todos se pusieron en pie, pacientes. Los globos esperaban en el patio. Lo que no sab¨ªan es que abajo, tendr¨ªan que escuchar otra vez el himno y alg¨²n discurso m¨¢s. O s¨ª lo sab¨ªan. En la puerta del colegio se concentraron tambi¨¦n cuatro miembros del sindicato Ustea, pancarta en ristre, para protestar por el acuerdo firmado entre los sindicatos de la ense?anza p¨²blica y la Administraci¨®n. Volvamos a los globos. Un arco con los colores de la bandera se elev¨® al cielo mientras cruzaba un avi¨®n, por fortuna, mucho m¨¢s alto. Eso s¨ª era una fiesta de inauguraci¨®n. Los ni?os se api?aron en el patio mientras el director del colegio, la delegada de Educaci¨®n de Sevilla y otros profesores entrelazaban las manos, brazos en alto, y hac¨ªan una especie de ola a los ¨²ltimos acordes de la m¨²sica patria. Ol¨ªmpico. S¨®lo faltaban las Giraldillas.
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