Los militares pinochetistas piden que se suspenda el desfile de la independencia
Crece la tensi¨®n en Chile por la acci¨®n de la justicia contra altos mandos del Ej¨¦rcito
El tradicional desfile militar con el que el Ej¨¦rcito chileno conmemora la independencia se celebra hoy en Santiago en un clima de hondo malestar en las filas castrenses y de la derecha pinochetista, que ha pedido que se suspenda, tras las ¨²ltimas acciones de la justicia contra altos oficiales implicados en violaciones de los derechos humanos y por la proximidad del juicio de extradici¨®n del ex dictador Augusto Pinochet.
Los sectores m¨¢s fanatizados hab¨ªan reclamado la suspensi¨®n del desfile militar como una se?al del orgullo herido de la instituci¨®n castrense, que por primera vez desde el golpe de Estado de 1973 vive el mes de septiembre con la humillaci¨®n de tener a su caudillo detenido en Londres y con un futuro como m¨ªnimo incierto."Si no vuelve el general, no hay desfile militar", clamaban el viernes por la noche varios exaltados pinochetistas en el transcurso de una misa celebrada para "orar por el libertador de Chile" y por la salud de quien lleva "once meses siendo torturado en Londres", seg¨²n los organizadores del acontecimiento.
La invulnerabilidad de las Fuerzas Armadas est¨¢ hecha trizas. A ra¨ªz de la detenci¨®n de Augusto Pinochet, hace un a?o, comenzaron en Chile las citaciones judiciales a militares golpistas, que dieron paso a procesamientos de oficiales de alta graduaci¨®n y, posteriormente, a ¨®rdenes de arresto.
Estupefacci¨®n
Los chilenos asisten, entre la estupefacci¨®n y la incredulidad, a la detenci¨®n de generales retirados que hasta hace cuatro d¨ªas eran intocables y no dudaban en proferir todo tipo de amenazas. Hasta la fecha son seis los generales en esta situaci¨®n: cuatro de ellos ocuparon puestos de m¨¢xima responsabilidad en el ¨®rgano de represi¨®n de la dictadura, conocido primero como la Dina y posteriormente por las siglas CNI (Central Nacional de Investigaciones).
La acci¨®n de la justicia no ha dejado indiferente a ning¨²n sector de la sociedad. Los viejos militares retirados -los m¨¢s comprometidos en los cr¨ªmenes de la dictadura- rugen; el comandante en jefe de Ej¨¦rcito, general Ricardo Izurieta, enfrenta en sus filas un creciente n¨²mero de voces que le exigen mayor firmeza, y el Gobierno tiene que respetar, por principio, la actuaci¨®n independiente de los tribunales de justicia.
Para a?adir m¨¢s tensi¨®n a una situaci¨®n ya de por s¨ª cargada, varios parlamentarios socialistas, incluidos nombres tan claramente emblem¨¢ticos como los de Isabel Allende y Juan Pablo Letelier, han recibido amenazas de muerte a ra¨ªz de la reciente detenci¨®n de los generales Humberto Gordon, ex jefe de la Central Nacional de Investigaciones (CNI), y de su lugarteniente, el brigadier Roberto Schmied. Ante la profusi¨®n de rumores que hablaban de fisuras, divisiones y falta de entendimiento entre los generales en activo y los retirados -que estar¨ªan ejerciendo fuertes presiones a los militares citados por los jueces para que se nieguen a declarar-, dos veteranos de las Fuerzas Armadas como los generales Luis Cort¨¦s Villa, director de la Fundaci¨®n Pinochet, y Rafael Villarroel, ex vicecomandante en jefe del Ej¨¦rcito, han asegurado que la instituci¨®n est¨¢ unida sin distinci¨®n alguna entre militares en activo y retirados. Sin embargo, esto no evita que unos y otros tengan que tentarse la ropa.
M¨¢s informaci¨®n en la p¨¢gina 23
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