Aflora la muralla ¨¢rabe en la Armer¨ªa
Las dudas han desaparecido: la muralla que cercaba la ciudadela ¨¢rabe que dio origen a la urbe de Madrid muestra ya abiertamente su trazado en el subsuelo de la excavada plaza de la Armer¨ªa. Est¨¢ donde deb¨ªa estar, donde estuvo siempre. Sus muros de piedra caliza y s¨ªlex, de hasta 3,70 metros de anchura, dibujan adem¨¢s el contorno de lo que, casi con certeza, fue la Puerta de la Sagra, acceso principal a la ciudadela, seg¨²n las hip¨®tesis que baraja Esther Andr¨¦u, arque¨®loga que dirige la excavaci¨®n m¨¢s importante de cuantas abren hoy las entra?as madrile?as.
Ya no hay duda. La muralla ¨¢rabe que cercaba la almedra central sobre la que naci¨® Madrid hace diez siglos, se encuentra exactamente donde se cre¨ªa que permanec¨ªa, oculta a la vista exterior, desde finales del siglo XV: bajo la explanada que une la plaza de la Armer¨ªa del Palacio Real y la catedral de La Almudena.Sobre este espacio, una gran caja bajo la cota del suelo, Patrimonio Nacional proyecta construir el futuro Museo de las Colecciones Reales, que albergar¨¢ objetos de arte suntuario, adem¨¢s de carrozas, carruajes y autom¨®viles pertenecientes al legado regio; siempre y cuando lo permitan el valor y el volumen arqueol¨®gicos de lo hallado en este fragmento del subsuelo m¨¢s singular y m¨¢gico del Madrid m¨¢s antiguo.
La contemplaci¨®n de todo lo encontrado, hasta ayer mismo, es un espect¨¢culo. Por cierto, un espect¨¢culo segmentado y estratificado por capas, cada una de las cuales va mostrando vestigios arquitect¨®nicos de ¨¦pocas m¨¢s a?osas a medida que las catas, abiertas por un equipo de arque¨®logos y de excavadores que dirige Esther Andr¨¦u, se van haciendo m¨¢s profundas. En un primer nivel, justo bajo el suelo de la explanada, surgen los restos de las reformas acometidas en el siglo pasado sobre la planta de las Caballerizas Reales, reformadas en el siglo XVIII por el alarife Olmo, y tambi¨¦n en la centuria previa, bajo el reinado de Carlos II, por Luis y Gaspar de Vega. Las cuadras y los establos de la jineter¨ªa regia fueron edificadas en tiempos de Felipe II, en pleno siglo XVI. Todo un pa?o de piedra de aquella ¨¦poca exhibe indemnes sus muros lisos, con la vetustez herreriana, plana y sobria, que los caracterizaba. Un laberinto de callejones abovedados con arcadas de ladrillo, amurados en pa?os de mamposter¨ªa, va se?alando la direcci¨®n de los surcos, que gu¨ªan hacia el subsuelo m¨¢s hondo de palacio. Restos de las denominadas Casas de Pajes, criados y palafreneros del viejo Alc¨¢zar de los Austrias incendiado por completo en el a?o de 1734, se muestran adosados a lo que fuera la muralla ¨¢rabe: sus paredones de hasta tres metros y medio -3,70 precisa Isaac, el dibujante del equipo-, exhiben su contorno macizo, de piedra caliza y silex, sabiamente trabado en declive por fortificadores ¨¤rabes sobre el talud que flanqueaba, hacia el hoy Campo del Moro, el contorno amurallado. Precisamente sobre este declive, la arque¨®loga Esther Andr¨¦u cree que puede hallarse la hasta ahora perdida Puerta de la Sagra. La topograf¨ªa del terreno indica un desnivel sobre el cual la muralla, en su trazado, revela ya la existencia de un portillo, de aquellos que acostumbraban flanquear las tres puertas de acceso a la ciudadela ¨¢rabe, de Santa Mar¨ªa, de la Vega y de la Sagra. "Habr¨¢ que confirmarlo del todo", subraya Andr¨¦u, "pero yo barajo esta hip¨®tesis como muy veros¨ªmil".
El c¨¢lculo de la edad de los materiales de construcci¨®n hallados se realiza, cuando se cree que poseen suficiente importancia, mediante un proceso de termoluminescencia, capaz de descodificar las radiaciones ultravioletas depositadas en aqu¨¦llos a lo largo del tiempo. "No se puede precisar la edad del material", se?ala la arque¨®loga, "pero s¨ª cabe datar con bastante aproximaci¨®n la fecha en la cual el material fue ah¨ª colocado".
Mientras Andr¨¦u narra el relato de lo que su equipo va encontrando en el per¨ªmetro perforado, una retroexcavadora horada el subsuelo sobre el que, hasta hace apenas unos meses, se ergu¨ªa la estatua de Felipe II con su espalda de bronce orientada hacia el enrejado que cerca la explanada sobre el murall¨®n del Campo del Moro. Ella no parece preocupada por la presencia de las grandes taladradoras sobre tan delicado subsuelo. "S¨®lo se trata de remover los cimientos de esa estatua reciente, para despejarlos", indica. Cerca, sobre los barracones instalados para los operarios, una colecci¨®n de bolsas de pl¨¢stico exhibe miles de fragmentos de cer¨¢mica encontrados tras la excavaci¨®n: predominan el azul talaverano y la fr¨ªa p¨¢tina de porcelanas francesas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Bibliotecas escolares
- Monumentos
- Palacios
- Estrenos cine
- Archivos
- Museos
- Ayuntamientos
- Comunidades aut¨®nomas
- Arqueolog¨ªa
- Patrimonio hist¨®rico
- Administraci¨®n local
- Madrid
- Arquitectura
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Comunidad de Madrid
- Instituciones culturales
- Bibliotecas
- Patrimonio cultural
- Cine
- Espa?a
- Arte
- Servicios informaci¨®n
- Administraci¨®n p¨²blica
- Ciencia
- Cultura