Decepciona la primera pel¨ªcula espa?ola de Zabaltegi
Se esperaba con exceptaci¨®n la primera pel¨ªcula espa?ola a competici¨®n por el premio de Nuevos Realizadores, y el resultado de la espera fue decepcionante. Un banco en el parque, del catal¨¢n Agust¨ª Vila, autor de un premiado cortometraje, ?breme la puerta, y de un interesante episodio de la serie de TV-3 Nova Ficci¨®, se pretende un desenfadado ensayo sobre treinta?eros, una mezcla, a la postre indigesta, entre el estilo de Eric Rohmer y los di¨¢logos un poco absurdos de Hal Hartley, con una glacial frialdad respecto de sus criaturas, casi siempre puestas en entredicho por el director.Pero esa estrategia de distanciamiento se demuestra, despu¨¦s de unos minutos iniciales de cierta sorpresa, absolutamente impotente: no es que resulte dif¨ªcil identificarse con los marcianos habitantes de la ficci¨®n, sino que su vida, mon¨®tona y tonta hasta el tedio, deja de interesar, se diluye en medio de di¨¢logos de besugos y tontas estrategias de ligue hasta terminar provocando una absoluta indiferencia. Es una pena, adem¨¢s, que el filme cuente con un elenco de j¨®venes actores competentes -no aqu¨ª, ciertamente-, como ?lex Brendem¨¹hl o M¨®nica L¨®pez, dolorosamente malgastados en la absurda carrera en pos de la nada que termina siendo el filme.
Dura y tierna
Todo lo contrario ocurre con la sensible, dura y al tiempo tierna Ratcatcher, pel¨ªcula escocesa dirigida con mano sabia por Lynne Ramsay. La an¨¦cdota parece simple, el despertar a la vida de un adolescente en un barrio obrero de Glasgow, a mediados de los setenta, e incluso se dir¨ªa, en los primeros minutos, que estamos ante la en¨¦sima pel¨ªcula con ni?os.
Y, sin embargo, pronto la historia se abre hacia una dimensi¨®n mayor, en la que cabe virtualmente todo: las condiciones de vida de la familia, el inicio de la sexualidad, el primer contacto con la muerte, el futuro clausurado. Ramsay muestra con absoluta sinceridad, pero tambi¨¦n con sensibilidad extraordinaria y exquisita brillantez formal, estos pedazos palpitantes de existencia sobre los que jam¨¢s se enfatiza, y entre los cuales pronto se abre paso una tragedia intuida desde el principio. Es un filme maduro, tersamente escrito e interpretado; no compite porque ya lo hizo en Cannes, y por ello se lo impiden las normas del festival; de lo contrario, podr¨ªa aspirar con todo honor al m¨¢ximo galard¨®n para debutantes, no en vano es la mejor pel¨ªcula joven vista hasta ahora en Donostia.
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