Los refugiados de Timor regresan para acampar en un Dili arrasado
La capital de Timor Oriental est¨¢ totalmente arrasada. Algunos refugiados regresan poco a poco de las monta?as y no se cansan de saludar, esperanzados, a las tropas de paz que patrullan la ciudad y a los periodistas extranjeros que ayer llegaron de Yakarta y Darwin. Centenares de familias de milicianos se encuentran acampadas junto al mar con el miserable bot¨ªn de sus saqueos: sacos de arroz, electrodom¨¦sticos, colchones y algo de comida. Las fuerzas internacionales detuvieron ayer a siete miembros de las milicias Aitarak (Espino) armados con machetes y fusiles de fabricaci¨®n casera. S¨®lo quedan los restos de los asesinos.
Algunos miembros de la resistencia timorense ya hab¨ªan adelantado que los paramilitares y el Ej¨¦rcito indonesio eran simples cobardes que s¨®lo se atrev¨ªan a sembrar el terror entre gente indefensa. Y no les faltaba raz¨®n. Con la llegada de la fuerza multinacional, la mayor¨ªa de los milicianos han desaparecido de Dili despu¨¦s de haber arrasado impunemente todo lo que encontraban a su paso. De la mayor¨ªa de los edificios s¨®lo queda el escombro de los incendios. Las habitaciones del hotel Mahkota, donde se alojaban los periodistas extranjeros, han sido incendiadas. La residencia del obispo de Dili, Carlos Ximenez Belo, ha desaparecido. Las misiones religiosas han sido saqueadas. S¨®lo algunos bancos y el edificio de T¨¦l¨¦com se han salvado del tif¨®n proindonesio. Decenas de familias de timorenses se han concentrado junto al puerto y frente a las ruinas del Mahkota, donde parecen sentir la protecci¨®n de las tropas internacionales que en 24 horas se han hecho con el control de la capital. Las mujeres, con sus tradicionales batiks, cocinan en peque?as hogueras, los ni?os juegan y parecen ajenos al desastre. La desesperaci¨®n est¨¢ clavada en las miradas de los hombres, sentados en los sof¨¢s que por la noche sirven de cama por turnos.
El mercado central ha sido completamente devastado, los comercios saqueados y los pocos bancos que se han salvado de las llamas est¨¢n cerrados. Cables ca¨ªdos de los postes de electricidad se mezclan con la basura y los escombros. No hay agua corriente ni luz. El tel¨¦fono s¨®lo funciona algunas horas y el dinero no sirve para nada, porque no hay nada que comprar. El centro de la ciudad ya tiene alg¨²n movimiento, pero el resto de los barrios est¨¢ pr¨¢cticamente desierto.
Dili no es una "ciudad fantasma", como dec¨ªa el jefe de la misi¨®n de la ONU, Ian Martin. La capital de Timor Oriental est¨¢ muerta. No hay ninguna actividad m¨¢s que la simple supervivencia. S¨®lo se vive en un absurdo paso del tiempo hacia un futuro que nunca puede ser peor que este tr¨¢gico presente.
Las familias racionan sus escasos alimentos con la esperanza de que las tropas internacionales vayan restableciendo la normalidad. Pero la reconstrucci¨®n de esta ciudad va a durar a?os.
En el aeropuerto, tomado por las fuerzas de la ONU, el timorense Jos¨¦ Martinho Dacosta explica que ha pasado m¨¢s de diez d¨ªas en las monta?as, sin agua y comiendo plantas. Tiene barba de unas semanas y busca entre los soldados australianos algo de comida que echarse a la boca. La mayor¨ªa de los refugiados a¨²n permanece en las monta?as ante el temor de que algunos grupos de milicianos les est¨¦n esperando en las afueras de la capital. Incluso temen que los paramilitares y el Ej¨¦rcito indonesio hayan sembrado de minas algunas ¨¢reas de la ciudad.
Las fuerzas de paz de Naciones Unidas ya han asegurado el control de todos los centros neur¨¢lgicos de Dili. Los aviones militares contin¨²an sin descanso la descarga de infraestructura log¨ªstica y de alimentos. Un portaaviones y cuatro barcos de la Armada australiana se encuentran fondeados junto a las costas de la capital, y decenas de helic¨®pteros sobrevuelan la ciudad, donde ya han establecido una base pr¨®xima al aeropuerto.
El Gobierno espa?ol, por su parte, estudia el env¨ªo de agentes de la Guardia Civil a la zona en una segunda fase de la operaci¨®n de pacificaci¨®n.
[Un periodista del Financial Times ha sido dado por desaparecido en Timor Oriental, seg¨²n inform¨® ayer el rotativo brit¨¢nico. El reportero Sander Thoenes, de 30 a?os, se halla en paradero desconocido desde el pasado lunes por la noche. Otros dos periodistas, un brit¨¢nico y un estadounidense, que se hab¨ªan ocultado de las milicias proindonesias, fueron localizados ayer por las fuerzas de paz de la ONU.]
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