Nueva York revive el esplendor egipcio
Tres grandes museos organizan la exposici¨®n m¨¢s completa del arte de los faraones
La m¨¢s completa exposici¨®n realizada jam¨¢s sobre el antiguo Egipto ha abierto sus puertas en Nueva York. La muestra es el resultado de un inusual trabajo en com¨²n de tres grandes museos: el Louvre, de Par¨ªs; el Metropolitan, de Nueva York, y el de Ontario, en Toronto. Estos ¨²ltimos recogieron el desaf¨ªo que lanz¨® hace cinco a?os la conservadora general de las antig¨¹edades egipcias del Louvre, Christiane Ziegler, que propuso reunir en una sola exposici¨®n las obras m¨¢s importantes de la fascinante civilizaci¨®n de las pir¨¢mides.
Tras laboriosas gestiones con decenas de instituciones, universidades y gobiernos de todo el mundo se han recolectado 250 objetos del Imperio Antiguo (del 2645 al 2150 antes de Cristo). La muestra Arte egipcio en la era de las pir¨¢mides emprende en el Met (nombre popular del museo m¨¢s importante de EE UU) un camino que la llevar¨¢ tambi¨¦n a Par¨ªs y a Toronto. "El arte y la civilizaci¨®n del Antiguo Egipto sigue fascinando en todo el mundo, pero nunca se hab¨ªa presentado de forma tan completa", asegur¨® Phillipe de Montebello, director del Museo Metropolitano de las Artes. "Ver todos los objetos de la exposici¨®n en su ubicaci¨®n original hubiera llevado meses de viajes a trav¨¦s de Egipto, Europa y Norteam¨¦rica".La exposici¨®n se centra en los 500 a?os de apogeo art¨ªstico que transcurren entre la tercera y la sexta dinast¨ªa, cuando los egipcios desarrollaron las t¨¦cnicas de construcci¨®n de las pir¨¢mides (entre ellas la de Giza) y establecieron las caracter¨ªsticas esenciales de su arte. El Metropolitan ha repartido los escogidos objetos, procedentes de 30 museos de todo el mundo, con extraordinario sentido pedag¨®gico para mostrar la evoluci¨®n de los siempre an¨®nimos artistas del Imperio Antiguo. Alguna de las piezas ha sido reubicada cronol¨®gicamente despu¨¦s de constatar su nueva fecha de procedencia tras recientes estudios.
"La idea era hacer una presentaci¨®n comprensiva que ofreciera una visi¨®n del ¨¦xito art¨ªstico de esa era", explican los organizadores. La muestra comienza con los albores del arte del Imperio Antiguo, cuando a¨²n no est¨¢n definidas las reglas cl¨¢sicas. Son los a?os de la Tercera Dinast¨ªa, cuya sala preside la estatua m¨¢s antigua que se conserva completa de un hombre de pie. Es el r¨ªgido e inexpresivo Sepa.
Las pir¨¢mides
El esplendor del arte egipcio m¨¢s antiguo llega en la Cuarta Dinast¨ªa (2575 a 2465 antes de Cristo), cuando los arquitectos empiezan a dominar la tarea de construir las colosales tumbas que dieron fama a su civilizaci¨®n. A ello contribuy¨® el primer rey de la dinast¨ªa, Snefru, que orden¨® levantar hasta tres veces la pir¨¢mide roja de Dahshur hasta que se consigui¨® la primera construcci¨®n completamente piramidal. Mientras, escultores y pintores desarrollaban su creatividad en cuerpos con l¨ªneas m¨¢s flexibles, brazos y piernas m¨¢s separados del cuerpo y con la musculatura m¨¢s definida, pero siempre dentro de una completa sencillez, con la que se persegu¨ªa dar una impresi¨®n ideal de los personajes, generalmente dioses, faraones o altos cargos de la Administraci¨®n con sus familias.
Las figuras realistas son excepci¨®n en esta ¨¦poca, por eso la exposici¨®n dedica toda una sala a las esculturas del rey Menkauhor, que rompe moldes al aparecer reflejado con carnosas mejillas, ojos bulbosos y el labio inferior prominente y ca¨ªdo. Tambi¨¦n es excepcional, por otra raz¨®n, la figura de Memi y Sabu, una pareja en la que el hombre pasa el brazo por el cuello de la mujer y deja la mano descansando sobre el busto de ella. Lo singular del conjunto radica en el abrazo masculino. La regla impon¨ªa que las mujeres eran quienes deb¨ªan abrazar, generalmente de la cintura, al hombre. Y los artistas egipcios eran poco proclives a romper normas. As¨ª, en los conjuntos familiares, los ni?os siempre est¨¢n representados de igual forma: con trenza a un lado, el dedo en la boca y desnudos.
Todos los objetos de la exposici¨®n reflejan el arraigado sentido religioso del arte egipcio. El concepto del arte por el arte no exist¨ªa a orillas del Nilo. Los relieves alcanzan su m¨¢xima belleza como decoraci¨®n del interior de las pir¨¢mides, y las esculturas serv¨ªan para rituales y estaban en templos y tumbas. Eran un duplicado de la vida real que deb¨ªa acompa?ar en la eternidad, por eso se hac¨ªan de material perdurable.
A la muestra, que estar¨¢ abierta hasta el 9 de enero del 2000, han llegado objetos de 13 universidades y museos de EE UU y de otros 20 del resto del mundo, entre ellos, el Museo Egipcio de El Cairo y el Museo Brit¨¢nico de Londres, cuya colecci¨®n de arte egipcio rivaliza con la del Metropolitan. La contribuci¨®n del Museo de Bellas Artes de Boston es peculiar. Sus conservadores han reconstruido un vestido de cuentas con las 7.000 piezas sueltas halladas en una tumba.
Los artistas de la Quinta Dinast¨ªa sorprenden con sus esculturas de gente del pueblo. Con mayor definici¨®n de los rasgos faciales y m¨¢s detalles anat¨®micos, recrean a un carnicero matando a un animal, a una mujer amamantando a un beb¨¦ o a un alfarero extremadamente delgado debido "a la dureza de su trabajo". La muestra culmina con obras de la Sexta Dinast¨ªa, que marca el final del Imperio Antiguo. El arte se separa del realismo anterior para asumir un estilo m¨¢s exuberante. A la b¨²squeda de nuevos materiales contribuy¨® uno de los faraones que organiz¨® viajes al coraz¨®n de ?frica en busca de marfil. Otra sorprendente revelaci¨®n de esta colecci¨®n ¨²nica de tesoros.
Babelia
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