Mubarak, candidato ¨²nico a las presidenciales del domingo en Egipto
Como si se tratara de una re?ida campa?a electoral, El Cairo se ha llenado de pancartas defendiendo a ultranza la candidatura de Hosni Mubarak en las elecciones presidenciales del domingo, en las que se presenta como aspirante ¨²nico e indiscutido, aupado por el mayoritario Partido Nacional Democr¨¢tico. El plebiscito, en el que est¨¢n llamados a participar cerca de 20 millones de electores, un tercio de la poblaci¨®n, supondr¨¢ para Mubarak, de 71 a?os, su cuarto mandato de seis a?os, durante el cual se ha comprometido a realizar profundas reformas en el Gobierno y en la Administraci¨®n del pa¨ªs.
"Los habitantes de El Cairo homenajean y ofrecen todo su amor al presidente", reza una enorme pancarta situada en la fachada de un edificio al principio de la avenida de Gizeh, una de las principales arterias de la capital, que desemboca en la explanada de las pir¨¢mides. Junto a esa enorme banderola se suceden sin parar centenares de carteles de todo tipo en los que se alaba al rais, se le ofrece la fidelidad eterna del pueblo y se le pide incluso que sea nombrado "presidente a perpetuidad".Esta campa?a publicitaria callejera tiene tambi¨¦n su eco en las p¨¢ginas de los peri¨®dicos de la capital, donde los empresarios y las firmas econ¨®micamente m¨¢s boyantes se han llegado a gastar entre 30 y 70.000 d¨®lares por un anuncio a toda p¨¢gina de apoyo al candidato.
En la televisi¨®n los anuncios institucionales recuerdan machaconamente a los ciudadanos los preceptos de la Constituci¨®n en los que se establece "la obligaci¨®n a los mayores de 18 a?os de ejercer los derechos pol¨ªticos siguientes; participar en el refer¨¦ndum presidencial y en todo otro refer¨¦ndum previsto en la Constituci¨®n", con la salvedad de los oficiales del Ej¨¦rcito y de la polic¨ªa de servicio, o los condenados por cualquier delito. Todo este derroche de medios y de colores est¨¢ siendo observado y enjuiciado con un cierto escepticismo por los cuatro partidos de la oposici¨®n parlamentaria -el derechista Al Wafd, el panarabista Partido Naserista ?rabe Democr¨¢tico, el izquierdista Tajamu y el fundamentalista Amal- que hace pocos d¨ªas difundieron un memor¨¢ndum conjunto en el que emplazan al presidente Mubarak a realizar profundas reformas democratizadoras en Egipto, poniendo fin a las leyes de urgencia que controlan el pa¨ªs desde el asesinato del presidente Sadat hace 18 a?os, la autorizaci¨®n para crear nuevos partidos pol¨ªticos, el levantamiento del asedio a los sindicatos, el establecimiento real de la libertad de prensa y otras mejoras sociales, que permitan al 50% de la poblaci¨®n salir de la pobreza, o a los 16.700 detenidos pol¨ªticos abandonar la c¨¢rcel.
Hosni Mubarak ha recogido aparentemente el reto. Ha asegurado que efectuar¨¢ una "cierta apertura pol¨ªtica" en el pa¨ªs, pero al instante ha advertido tambi¨¦n del peligro de que "la democracia se transforme en caos, y esto sea peor que una dictadura".
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