Obscena realidad
SEGUNDO BRU Al ver como se concretan las contundentes medidas anunciadas por Almunia para poner orden y concierto en el PSPV hay que frotarse los ojos y pellizcarse para poderse convencer de que no se est¨¢ inmerso en una pesadilla sino ante la realidad, la indecorosa y obscena realidad. Almunia y C¨ªscar, C¨ªscar y Almunia, han convertido a la segunda federaci¨®n socialista espa?ola en su Basutolandia particular, en una simple colonia que va a vivir durante largo tiempo bajo un injustificable estado de excepci¨®n. El cual, por otra parte, va a ser tan ¨²til como intentar ponerle un tap¨®n a un g¨¦iser y s¨®lo va a servir para retrasar la soluci¨®n a los problemas que aquejan al PSPV comenzando por el fundamental, que es la crisis provocada por la falta de liderazgo y su consecuente inexistencia como alternativa real de gobierno. Asunci¨®n, ayuno de ideas y carente de las m¨ªnimas condiciones oratorias requeridas, era un pol¨ªtico que ha podido desenvolverse en los ¨¢mbitos de gesti¨®n pero parlamentariamente hablando ten¨ªa fecha de caducidad inscrita, por lo que su renuncia no hace sino acortar una larga agon¨ªa y, por tanto, viene a favorecer la b¨²squeda de soluciones. En el mismo sentido act¨²a la desaparici¨®n pol¨ªtica de Lerma, fruto secuencial l¨®gico de la larga serie de errores que ha cometido desde que al perder las elecciones rehuy¨® su responsabilidad de encabezar la oposici¨®n y, tras el congreso de la Polit¨¦cnica, se sumi¨® en la vor¨¢gine conspiratoria perdiendo en la lucha de facciones la condici¨®n de referente patriarcal para su partido, que pod¨ªa haber conservado refrenando sus ansias de conservar el poder en el PSPV a toda costa y dedic¨¢ndose plenamente a su ¨²nico horizonte viable que, desde que se fue, era la pol¨ªtica estatal o europea. Su retirada es mala para ¨¦l pero peor para el PSOE, que gracias a la estolidez imperante pierde en su direcci¨®n -como secuela de esta crisis- a un hombre forjado en la pol¨ªtica auton¨®mica seria, responsable y solidaria, no la basada en el victimismo demag¨®gico y el agravio comparativo permanente. Pero C¨ªscar, en lugar de seguir obligatoriamente el mismo camino, se enroca gracias a la incomprensible complicidad de Almunia, en una actuaci¨®n conjunta de golpismo org¨¢nico puesto que la ejecutiva resultante del ¨²ltimo congreso era perfectamente legal aunque d¨¦bil y no legitimada para actuar ignorando al resto de la organizaci¨®n, pero menos lo est¨¢n los cipayos impuestos desde Ferraz en un ejercicio de autoritarismo reglamentario que nunca se han atrevido a hacer ni con la menor agrupaci¨®n local de la Federaci¨®n Socialista Madrile?a, cuyo conflicto interno es tambi¨¦n grav¨ªsimo y m¨¢s a?ejo. Y lo peor de todo, prueba que viene a validar una vez m¨¢s el aserto de Adenauer acerca de que Dios ha limitado la inteligencia humana pero no as¨ª la estupidez, es su absoluta inutilidad. La descomposici¨®n interna del PSPV va a continuar. La ca¨ªda aqu¨ª del voto socialista seguir¨¢ en picado. Almunia perder¨¢ por esto las elecciones. Y C¨ªscar, cuyas anteriores maniobras pod¨ªamos no justificar pero s¨ª comprender bajo la hip¨®tesis del a?o 2003 y la necesidad de despejarse el camino como candidato, es ya pol¨ªticamente un cad¨¢ver insepulto y ¨¦l lo sabe. De modo que, cautiva y desarmada la cordura, la democracia interna y la decencia, las tropas ciscaristas han alcanzado sus ¨²ltimos e in¨²tiles objetivos. La guerra, lamentablemente, a¨²n no ha terminado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.