Jos¨¦ Saramago: "El Nobel deb¨ªan hab¨¦rselo otorgado antes"
La ¨²nica vez que el Nobel de Literarura de 1998, Jos¨¦ Saramago, se encontr¨® con G¨¹nter Grass fue en noviembre del a?o pasado, durante un seminario sobre Europa celebrado en Lisboa. Entonces una periodista le pregunt¨®: "?Usted, a qui¨¦n le dar¨ªa el pr¨®ximo Nobel?" Y Saramago dijo: "A G¨¹nter Grass". "Es como si ya lo supiera, y ha sido una alegr¨ªa para m¨ª muy especial. Significa que lo ten¨ªa m¨¢s que merecido y que lo pod¨ªa haber recibido antes, porque su obra, tanto en el marco europeo como universal, es extraordinaria", manifest¨® ayer Jos¨¦ Saramago durante una breve estancia en Madrid.El autor de Ensayo sobre la ceguera defini¨® la trayectoria literaria de Grass como intensa y de una alt¨ªsima calidad ("El tambor de hojalata ha dejado en la literatura europea una impronta muy fuerte"), y opin¨® que tanto el estilo como su mirada sobre el hombre son un buceo en la identidad profunda de Alemania. "Es un pa¨ªs complicado, y los alemanes siguen sufriendo los traumas derivados de los conflictos y las guerras. Eso ha creado una especie de doble conciencia y un sentimiento de culpa. G¨¹nter Grass tuvo la valent¨ªa de enfrentarse con su obra a esos problemas".
Saramago record¨® que el autor de El rodaballo fue una de las pocas voces disidentes sobre la forma en la que se llev¨® a cabo la reunificaci¨®n alemana, y destac¨® el compromiso ("casi heroico") del autor al enfrentarse p¨²blicamente a ello. "Su compromiso, m¨¢s que pol¨ªtico, es c¨ªvico. ?l ya entonces vaticin¨® lo que ahora est¨¢ ocurriendo: que los alemanes del Este son alemanes de segunda categor¨ªa. Decir eso le ha costado ataques dur¨ªsimos; es de una valent¨ªa moral que yo admiro profundamente", manifest¨®.
Saramago mantiene una relaci¨®n literaria con Grass de 40 a?os, seg¨²n explic¨®. "A principios de los a?os sesenta yo trabajaba en una editorial portuguesa y el primer libro que lanzamos fue El tambor de hojalata. Despu¨¦s le sigui¨® otra gran novela suya, A?os de perro, que la titulamos El perro de Hitler".
El recuerdo que le queda a Saramago de aquel encuentro con Grass (de quien tambi¨¦n admira su obra pl¨¢stica) es que su literatura es una prolongaci¨®n del hombre. "Al verlo pens¨¦ que esa obra s¨®lo pod¨ªa haberla escrito una persona como ¨¦l. Es un hombre compacto, con una presencia f¨ªsica imponente. Pero no s¨®lo por eso, es la densidad de su cara, de su mirada. Hay una correspondencia entre la obra y la persona que miramos".
Acerca de la decisi¨®n de la Academia Sueca de conceder el galard¨®n en los dos ¨²ltimos a?os a dos autores comprometidos, Saramago dijo: "La Academia sigue sorprendiendo, hablan de unos y salen otros, pero no quiero emitir juicios". Las especulaciones, asegur¨®, no salen de la Academia.
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