Pena de muerte
Querido amigo, Antonio Rodr¨ªguez Almodovar. Leo tu columna del d¨ªa 30 sepultada entre libros llenos de esperanza. No hay nada que pueda hacerme sufrir tanto en estos intensos momentos profesionales como el chiste de El Roto en EL PA?S de d¨ªas pasados, en el que dice Cristo desde la cruz, con un humor punzante y certero lo que ya hemos le¨ªdo los que leemos el Evangelio: "Si en el ¨¢rbol verde hacen esto, ?qu¨¦ har¨¢n en el seco? Pero no llor¨¦is por m¨ª, llorad por vosotros y por vuestro pueblo". Si esto lo hemos le¨ªdo los cristianos, no es para quedarnos paralizados, porque la "buena noticia" es un misterio inexplicable desde la semi¨®tica, desde el estructuralismo o desde la fenomenolog¨ªa; eso lo conocemos bien los biblistas, entre los que me incluyo. Lo que pasa es que cuando el misterio de la existencia, y las contradicciones de los hombres, que somos siempre susceptibles de corrupci¨®n, aparecen, hablamos de g¨¦neros literarios. Pero dentro de mi coraz¨®n que piensa y de mi mente sensible hay una brizna de luz muy delicada que se llama Fe. No lo puedo explicar: es un sentimiento y una clarividencia que me acerca a la Iglesia, aleg¨®rica y realmente madre, pero con su lado pecaminoso y su lado celestial. La mejor Teolog¨ªa para m¨ª est¨¢ sepultada en un esperanzado libro con aspecto de c¨®digo de derecho romano. Me refiero a las constituciones, decretos, declaraciones y legislaci¨®n posconcilial del Concilio Vaticano II. Dentro de sus p¨¢ginas encontramos una hermosa consigna: "Gaudium et Spes", algo as¨ª como que los gozos y las esperanzas, como que los dolores y sufrimientos de los hombres est¨¢n ah¨ª sin que los entendamos, pero que la Iglesia tiene que aportar soluciones. Aquel Concilio nos llen¨® de expectativas o alternativas, pero yo no s¨¦ d¨®nde lo han dejado los redactores y censores del nuevo Catecismo. Quiero alzar mi voz, que es lo que significa en realidad el verbo griego Katekeou, para que con el m¨¢ximo respeto escuche el Pastor de la iglesia en su amada sede romana, y todos mis hermanos obispos, presb¨ªteros, religiosos o seglares, que hay motivos y razones fuertes para obligar a decir no a la pena de muerte. Un no rotundo, sin paliativos, que equivale a un s¨ª a la vida. S¨®lo un deseo de acomodaci¨®n inconfesable puede ponernos, con el poder, el prestigio y el dinero, las artificiales gafas oscuras de la erudici¨®n que todo lo confunde. Querido Antonio, la pena de muerte no: no los cre¨¢is. Confieso que he vivido en la iglesia, vivo y vivir¨¦; que soy iglesia de Cristo como creyente y que la instituci¨®n eclesi¨¢stica es eso, una instituci¨®n. Es decir: una serie de acuerdos o negociaciones de sentido al servicio del Esp¨ªritu de dios que necesita buenos representantes. Nadie puede representar a Dios y decir que es l¨ªcito que muera, sin voluntad de ?l, un ser humano.- Mar¨ªa Dolores Gonz¨¢lez Gil, doctora en Filosof¨ªa y Ciencias de la Educaci¨®n y experta en Teolog¨ªa B¨ªblica. Universidad de Sevilla.
Pacto por la educaci¨®n
Ya ha comenzado el curso con relativa naturalidad. Conf¨ªo en que la normalidad sea total a primeros de octubre pero que no nos olvidemos los implicados en el asunto de los problemas superficiales y de los profundos que nos afectan: ?Son muchos y muy variados! Aqu¨ª rese?o algunos: La Administraci¨®n puede y debe mejorar muy mucho. Desde la central (Gobierno PP), enviando los fondos que corresponden a Andaluc¨ªa por el censo real (?basta ya de hacerse el r¨¢cano!), que dar¨¢ m¨¢s posibilidades para Educaci¨®n; pasando por la auton¨®mica (l¨¦ase CEJA, Gobierno PSOE-PA), agilizando al m¨¢ximo los procesos burocr¨¢ticos (nombramientos, sustituciones, libramientos de fondos para los centros, actividades extraescolares...) y, finalmente, por la local (ayuntamientos), a los que se les ve el plumero cuando act¨²an en los colegios, vi¨¦ndose claramente la sensibilidad social y educativa... Hay algunos que hacen llorar. Otros lo hacen muy dignamente con los escasos recursos de que disponen y las muchas obligaciones que soportan. El profesorado de los distintos niveles educativos est¨¢ disecado por la presi¨®n que recibe desde todos los sectores, quemado por los sindicatos que manipulan descaradamente a sus afiliados y simpatizantes, a veces desorientado ante los problemas que plantea la LOGSE, estresado ante la enorme responsabilidad de su trabajo, desilusionado por la escasa colaboraci¨®n de los padres de los alumnos que van mal, descoordinado con los compa?eros de claustro. ?Nunca se pagar¨¢ del todo el desvelo de los docentes por hacer bien su trabajo y el inter¨¦s y atenci¨®n hacia el alumnado (en especial a los alumnos con problemas)! Los padres y familia. Una sociedad como la nuestra, con esta crisis tan profunda en valores fundamentales (respeto a personas y a cosas, solidaridad, comprensi¨®n, afecto...), donde se potencian el m¨ªnimo esfuerzo, el arribismo, el enga?o, la competitividad desaforada, la superficialidad. Unos padres que s¨®lo se preocupan (si es que lo hacen) de las notas y no de la evoluci¨®n del proceso educativo de sus hijos... Mala colaboraci¨®n van a potenciar con los agentes educativos. Alumnado. No se puede generalizar, pero la desmotivaci¨®n, el desinter¨¦s, la apat¨ªa, la desgana, el desorden, la violencia contenida y concentrada que ven y viven en las casas, barrio, tele, cine. La superficialidad tan descarada, la falta de respeto a las instalaciones, a los compa?eros, a los mayores en general y al profesorado en particular. Vamos a pactar, a acordar, a consensuar entre todos estos problemas que, de verdad, nos afectan a todos.- Abd¨®n L¨®pez Hidalgo. Baeza.
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