C¨®ctel PP
Despu¨¦s del debate televisivo de anteayer, est¨¢ claro que los estrategas del PP han fabricado una f¨®rmula digna de pasar a los anales de la ingenier¨ªa electoral: responde a sus principios y aspiraciones al tiempo que resulta atractiva para los distintos segmentos que componen su electorado. Lo que no est¨¢ claro es hasta qu¨¦ punto un c¨®ctel tan meditado y elaborado funcionar¨¢ el 17-O, si alcanzar¨¢ a recolectar el pleno de los suyos -los que o bien votan al PP o se abstienen- m¨¢s una parte de la zona compartida con CiU o incluso con el PSC.Lo primero que se advierte es un cambio portentoso de actitud respeto de las auton¨®micas de 1995, cuando, capitaneados por Vidal-Quadras, los populares presentaban al nacionalismo de CiU como el monstruo que batir. Ahora, el monstruo ha desaparecido del escenario y ha sido sustituido por un grandull¨®n que en el fondo no es malo, pero al que hay que vigilar para contener su incontenible tendencia a abusar y desmadrarse. Pujol y los suyos son presentados como unos insaciables a los que el PP obligar¨¢ a entrar en raz¨®n. De otro modo, pedir¨¢n m¨¢s y ofrecer¨¢n menos. M¨¢s autonom¨ªa, m¨¢s dinero, menos solidaridad y menos biling¨¹ismo. El voto ¨²til para el PP tiene entonces un claro sentido, maniatar a Pujol, impedir que se mueva, que emprenda aventuras en su af¨¢n por cambiar el mapa de Catalu?a y el de Espa?a. He ah¨ª la esencia del voto conservador: estabilidad, igual a inmovilismo. La autonom¨ªa catalana es la que debe ser, la que cabe en la Constituci¨®n. La identidad de los catalanes es un matiz de la espa?ola. El biling¨¹ismo es el estado ideal de Catalu?a, que el apoyo al idioma catal¨¢n desequilibra en detrimento del castellano. Es innegable que el discurso tiene numerosos adeptos.
Pero no hay que fiarse de las ideolog¨ªas, aunque se trate de la propia. La confrontaci¨®n de modelos es clara, pero se presenta sin aristas contundentes, no vaya a ser que Pujol se enfade y el galopante Aznar sufriera alg¨²n que otro revolc¨®n. Por eso, el c¨®ctel no se acaba aqu¨ª. Los populares gobiernan, la econom¨ªa tira, habr¨¢ inversiones. Piqu¨¦ y Fern¨¢ndez D¨ªaz se paseaban ayer por la abandonada y contaminada playa de El Prat, en la que est¨¢ prohibido ba?arse. Adivinen, ?qui¨¦n va a construir all¨ª una procelosa depuradora? ?Qui¨¦n va a poner fin a tantos decenios de incuria? As¨ª hasta ciento. Con la de inversiones programadas, el desfile triunfal de ministros va a ser una constante de la campa?a. En conclusi¨®n, los populares hacen todo lo posible. Su c¨®ctel es inmejorable, dadas las circunstancias. Pero puede que no baste. Puede que los abstencionistas del PP, que en Catalu?a son legi¨®n, necesiten una buena dosis de crispaci¨®n para movilizarse y, en las actuales circunstancias, ni Aznar ni su candidato est¨¢n en condiciones de incorporar ese deseado brebaje a su c¨®ctel.
?Y el barman? Se ha aprendido bien la lecci¨®n, y adem¨¢s parece que se la cree; por eso va creciendo. Sin embargo, la ausencia de aspavientos y la imagen de flojeras, de alto funcionario de la pol¨ªtica, que no abandona al menor de los hermanos Fern¨¢ndez D¨ªaz puede jugarle una mala pasada en favor del polo menos malo de la bipolarizaci¨®n.
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