Legalidad, legitimidad y partitocracia
Recuerdo que en mi ¨¦poca de estudiante en la facultad de Derecho, nos explicaban las diferencias entre el principio de legalidad y el de legitimidad, porque ambos conceptos no tienen necesariamente que andar vinculados, a¨²n cuando ello pueda parecer imposible. Por supuesto lo deseable y correcto es que toda norma legal sea a la vez legitima, pero no ocurre siempre. Viene esto a cuento, a la hora de analizar la situaci¨®n generada en el seno del PSPV-PSOE, despu¨¦s del almuniazo, es decir la toma del poder por encima del pronunciamiento democr¨¢tico de un congreso legal y leg¨ªtimamente constituido. El relevo forzoso de una direcci¨®n democr¨¢tica y su sustituci¨®n por una junta, se llama en lenguaje castellano golpe, y dicha aseveraci¨®n no admite a mi juicio escesivos comentarios, salvo que se est¨¦ de acuerdo con las tesis vertidas por el fiscal Fungairi?o, cuando a un golpe de estado, lo denomina interrupci¨®n temporal del sistema constitucional para restablecer el orden deseable. Porque estoy absolutamente convencido de que la medida adoptada por los ocupantes de Ferraz, puede tener la coartada de justificar su decisi¨®n en la dimisi¨®n de la Comisi¨®n Ejecutiva de los socialistas valencianos, pero cuando dicha dimisi¨®n se hace contra el pared¨®n y con el benepl¨¢cito y regocijo del destructor a beneficio de inventario Ciscar, es evidente que lo que se ejerce se llama coacci¨®n, y toda decisi¨®n adoptada en dichas circunstancias es cuando menos ileg¨ªtima, a pesar de que se la quiera maquillar como legal. Todo lo anterior, me lleva a reflexionar sobre la grave crisis del sistema partidario en nuestro pa¨ªs. Me resulta comprensible y as¨ª lo pienso, que al principio de la transici¨®n pol¨ªtica en la salida de la dictadura, era necesario fortalecer a los partidos pol¨ªticos, unos de nuevo cu?o y otros supervivientes de la clandestinidad de muchos a?os, por lo que se propici¨® tanto desde la UCD como desde el PSOE, (Abril-Guerra), un modelo de partido duro y f¨¦rreo que tuvo su plasmaci¨®n en el sistema electoral y como consecuencia de ello en el control de los aparatos de partido de los grupos parlamentarios, ello daba estabilidad al sistema, por cuanto hacia imposible la disidencia o discrepancia de los militantes o electos. Pero como era l¨®gico gener¨® la aparici¨®n de oligarqu¨ªas en los partidos pol¨ªticos, que r¨¢pidamente burocratizaron la vida interna de los mismos, encontr¨¢ndonos por lo tanto en organizaciones jerarquizadas y con reminiscencias autoritarias, lo que podr¨ªamos llamar partidos verticales institucionales, acu?ada por la doctrina basada en que quien se mueve no sale en la foto. Todo marcha relativamente bien, mientras existe cuota de poder institucional, pero entran en crisis cuando falta su principal elemento aglutinador, es decir la disponibilidad de los presupuestos p¨²blicos. No es ¨¦ste un problema que s¨®lo afecte al partido socialista, es generalizado, al sistema de partidos vigente actualmente en Espa?a, no piense el Muy Honorable Zaplana, que su tinglado no est¨¢ afectado por los mismos vicios y males que los del vecino, Elche, Extremadura, Asturias, etc. Es necesario a mi juicio, abrir un debate que habilite un profundo cambio en el modelo de funcionamiento de los partidos pol¨ªticos, elementos claves de dicho debate deber¨ªan ser inexcusablemente la postulaci¨®n de un nuevo sistema electoral, un modelo de financiaci¨®n transparente y en definitiva la exigencia del cumplimiento del mandato previsto en el art¨ªculo seis de la Constituci¨®n, si no es as¨ª, la crisis del sistema ir¨¢ a peor, y si no al tiempo.
Francisco Serrano Mart¨ªn es abogado.
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