La reforma permite catalanizar la escuela
El Gobierno de Pujol ha hecho un gran esfuerzo para poner en marcha la LOGSE, con resultados contradictorios
Algo m¨¢s de un mill¨®n de alumnos en educaci¨®n infantil, primaria, secundaria y FP, 170.000 en las universidades. Unos 100.000 profesores, am¨¦n del personal administrativo y de servicios. El segundo mayor presupuesto despu¨¦s de sanidad y una influencia social determinante. No es de extra?ar que Jordi Pujol pensara que era demasiado poder en las manos de un solo consejero y optara por separar las universidades y atribu¨ªrselas a un comisionado dependiente de Presidencia. S¨®lo as¨ª se entiende que Converg¨¨ncia dejara Ense?anza en manos de Uni¨®, concretamente de Xavier Hern¨¢ndez, a quien le ha tocado la compleja labor de instaurar la reforma educativa prevista en la LOGSE y que ha tenido que bregar, no siempre con ¨¦xito, con adversarios de la talla de la anterior ministra del ramo, Esperanza Aguirre, que le lanz¨® cargas de profundidad tan potentes como el famoso decreto de humanidades, sin que el consejero se hubiera enterado.
?VIVA LA REFORMA!
Si de algo se precia en especial el Ejecutivo convergente es, precisamente, de haber implantado la reforma en su totalidad, algo que s¨®lo han hecho el Pa¨ªs Vasco y Navarra. Para Jordi Pujol se trata de uno de los principales logros de su mandato; tanto, que recientemente, en la apertura del curso acad¨¦mico de las universidades catalanas, m¨¢s que hablar de las universidades se centr¨® en la ense?anza secundaria. Era una buena ocasi¨®n para mostrar el lado progresista de su partido, para marcar las distancias con los conservadores del Madrid. La LOGSE fue aprobada por el Gobierno del PSOE cuando ¨¦ste contaba con mayor¨ªa absoluta en el Parlamento, pero Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) tambi¨¦n vot¨® a favor, porque, seg¨²n Pujol, "es una ley muy ambiciosa que pretende ser una reforma escolar y social al mismo tiempo. Una ley que pretende que todo el mundo entre en la ense?anza". Si hay que revisarla, a?adi¨®, " la revisaremos en positivo", no como el Gobierno del PP, que quiere hacer marcha atr¨¢s".
?INMERSI?N, INMERSI?N!
?De d¨®nde viene el entusiasmo por la reforma educativa? Era el sistema perfecto para catalanizar la ense?anza. Actualmente, a todos los efectos, la escuela p¨²blica de Catalu?a es monoling¨¹e. Con el traspaso a la Generalitat, hace ahora un a?o, de los ¨²ltimos centros que depend¨ªan del Ministerio de Defensa, desapareci¨® la ense?anza en castellano. Los decretos emitidos por el Ejecutivo catal¨¢n a principios del curso 1993-1994, coincidiendo con la puesta en marcha de la reforma educativa, introduc¨ªan que la lengua vehicular de los centros financiados con fondos p¨²blicos "ser¨¢ normalmente" el catal¨¢n. Desde entonces, uno tras otro, los consejos escolares de los centros han ido optando por la ense?anza en catal¨¢n. La directora general de Ordenaci¨®n Educativa, Maria ?ngels Gonz¨¢lez, asegur¨® en aquel momento: "No se puede identificar el respeto a los derechos individuales de los alumnos con el mantenimiento de l¨ªneas castellanas que, en general, no garantizan un suficiente dominio de la lengua catalana al t¨¦rmino de la escolarizaci¨®n". Consecuentemente, las circulares de la Generalitat no recogieron en los decretos reguladores de la reforma la obligaci¨®n de garantizar los derechos individuales. EL DILEMA P?BLICA-PRIVADA. El aut¨¦ntico problema de fondo del sistema educativo espa?ol es la dualidad entre la escuela p¨²blica y la privada concertada, ambas financiadas por el Estado, pero a todas luces diferentes. En Catalu?a, la situaci¨®n se agrava porque la privada -por lo general de la Iglesia- supera el 40%. El modelo es perverso porque de un modo u otro se produce una discriminaci¨®n, especialmente en secundaria. La ESO ha llevado a las aulas a alumnos que antes no se escolarizaban y que causan graves problemas de adaptaci¨®n. La gran mayor¨ªa recala en la escuela p¨²blica. ?ste ha sido uno de los temas preferidos por los sindicatos y las asociaciones de padres para atacar la labor de Hern¨¢ndez, cuya adscipci¨®n democristiana no deja de ser mencionada.
BARRACONES.
No pasa un mes sin que Hern¨¢ndez -a menudo acompa?ado por el propio Pujol- anuncie la concesi¨®n o finalizaci¨®n de nuevas obras para nuevos institutos o reformas de otros. Pero las prisas por reformar producen da?os colaterales. Escuelas e institutos sin acabar, padres indignados y, sobre todo, la ignominia de los barracones o m¨®dulos prefabricados -"los mejores de Europa", seg¨²n el consejero-, una especie de lepra en el limpio modelo escolar. Su n¨²mero ha aumentado a?o tras a?o. En 1996 hab¨ªa 582 y actualmente hay 780, en los que estudian unos 20.000 alumnos. "El a?o pr¨®ximo no se crear¨¢n m¨¢s barracones", asegura Hern¨¢ndez, de cuya continuidad hay dudas. Incluso los militantes de CiU se quejan de las promesas incumplidas: "Nos dijeron que el instituto estar¨ªa acabado en dos a?os y los alumnos ya llevan seis a?os en los barracones", explicaba Josep Muntmany, miembro de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica y alcalde de Taradell, donde todos los alumnos de secundaria deben estudiar en los 10 barracones que sirven de escuela.
GUETOS DE INMIGRANTES.
Los llamados alumnos con necesidades educativas especiales, uno de los t¨ªpicos eufemismos de la reforma con el que se define, b¨¢sicamente, a los hijos de inmigrantes no comunitarios, a los espa?oles de etnia gitana y a los procedentes de niveles econ¨®micos muy bajos y de familias desestructuradas, tienden a agruparse en determinados centros, todos ellos p¨²blicos, conformando aut¨¦nticos guetos escolares de los que el resto de la poblaci¨®n saca a sus hijos. Las escuelas privadas concertadas s¨®lo acogen al 6% de hijos de inmigrantes. El Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a ech¨® un capote a Ense?anza al desestimar un recurso presentado por las asociaciones de padres de Girona para lograr una redistribuci¨®n de estos alumnos. La demanda pretend¨ªa que se cumpliera una resoluci¨®n de la Generalitat que obligaba a todos los centros privados concertados a reservar dos plazas por aula para alumnos que requieran atenci¨®n personalizada. Pero la evidencia de las pr¨¢cticas de la escuela concertada llev¨® a Hern¨¢ndez a reconocer, a principios del curso pasado, que algunos de estos centros aplicaban "pol¨ªticas sibilinas" para no matricular a alumnos potencialmente conflictivos y abri¨® la posibilidad de reservar algunas plazas, aunque siempre se ha mostrado en contra del reparto.
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